“Las sociedades de inversionistas multinacionales, estos trusts colosales, son los que dictan la política a los gobiernos”.
-Enver Hoxha. Reflexiones Sobre China (Tomo 2. P. 699)
Ninguna persona honrada, ningún verdadero revolucionario comunista, sentiría pesadumbre alguna por la muerte de un rabioso mastín de la reaccionaria burguesía imperialista.
Un proletario sensato nunca derramaría una lágrima por ningún cruel capataz de la patronal capitalista. Que sus patronos y sus compinches lo colmen de coronas. Los esclavos contemporáneos solo guardaran odio para esos crueles verdugos.
Carlos Manzo fue un desalmado. Un fiero pitbull que custodiaba las gigantescas plantaciones de los inversionistas extranjeros que explotan al proletariado agrícola del estado de Michoacán.
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Bajo el manto de “guerra contra el crimen organizado”, convirtió al municipio aguacatero de Uruapan en un Estado policiaco; en un feudo de terror. Donde todo trabajador era vejado por la jauría militar y policiaca. Vejaciones que la prensa vendida nunca denunció. Al contrario, ocultó todas sus atrocidades.
En Uruapan todo hombre pobre y joven, era para el régimen autocrático, “Movimiento del Sombrero”, sospechoso de ser un malhechor, o de colaborar con el crimen organizado. Nada diferente a lo que sucede en otros estados y municipios del país.
Los intentos de protesta de los trabajadores agrícolas contra los salarios de hambre, las jornadas agotadoras, la falta de atención médica, las nulas prestaciones, los constantes “accidentes”, las muertes, etcétera, etcétera; que se acrecentaron durante su reinado, fueron aplastadas en germen. Ni plantones, ni bloqueos, ni paros, mucho menos huelgas pudieron llevar a cabo los trabajadores. El terror pinochetista implantado por el “Movimiento del Sombrero”, capitaneado por Manzo, paralizó todo intento de lucha.
Los inversionistas, mejor decir, los esclavistas extranjeros, dueños de las plantaciones de aguacate y de limón, principalmente, siempre estuvieron muy contentos con el Bukele michoacano. Le sobaban el lomo como a un obediente can.
¿Sabe usted, apreciado lector, para provecho de quién es el aguacate, el limón, etcétera, que se cosechan en Uruapan? ¿Hacia dónde va la producción agrícola que se levanta en Michoacán? Las toneladas de aguacate, limón, maíz, fresas, etcétera, no son para ser disfrutadas por la clase obrera de nuestro país. De ninguna manera; La mayoría de la producción agrícola de nuestra patria se exporta a EE.UU., Europa y Asia. Son los banqueros extranjeros los que aumentan sus riquezas con el trabajo ajeno. Con la plusvalía extraída al proletariado. Explotadores que pagando un mísero sueldo al trabajador recogen millonadas de dólares.
Asegurar que Manzo era el azote del crimen organizado en Uruapan es una mentira del tamaño del Everest. Su tarea fundamental, junto con la soldadesca, era proteger a sus amos imperialistas.
En la fase superior del capitalismo el “crimen organizado” es una industria como cualquier otra. Asimismo, es en las altas esferas del poder burgués donde se encuentran los más grandes y peores mafiosos. Es desde los bancos extranjeros de donde arrancan los hilos de esta industria diabólica.
La “guerra contra el narcotráfico” ha sido solo la máscara. En realidad, tal guerra es, una guerra contra el pueblo. Implantada ex profeso para mantener sometido al proletariado y a las masas misérrimas.
La soldadesca, y todas las fuerzas armadas de la burguesía no están para defender al país ni al pueblo como alardea la autócrata del partido Morena, Claudia Sheinbaum, sino para proteger a los colonizadores imperialistas.
Todos somos testigos cómo las fuerzas represivas (policiacas y militares), armadas hasta los dientes, rondan amenazadoramente, noche y día, las comunidades proletarias. Su pretexto de “guerra al crimen organizado” mantiene al país entero militarizado, peor que en los tiempos del sátrapa panista Felipe Calderón y el priista Peña Nieto.
Volvamos. ¿Quién mató al Bukele michoacano? Esa no es incumbencia de la clase obrera. Para un hombre que probó la muerte de un feroz pistolero de los explotadores, no debe ser motivo de conmiseración. Solo odio profundo debe guardar el pueblo para esos criminales que toda la vida lo han martirizado. La compasión, a ojos cerrados, dejémosla para la clerigalla y para los politicastros hipócritas y reaccionarios. Los todopoderosos empresarios aguacateros, limoneros, etcétera, no tardaron mucho en reponer la pérdida de su fiel mastín.
Entre los lacayos de la burguesía imperialistas hay gran cantidad de Bukeles, de diferente cariz, pero de idéntica entraña. Todos ellos admiradores del sanguinario y feroz gorila yankee, Donald Trump.
Sin embargo, su viuda será el reemplazo ad hoc. La escogida por las “fuerzas vivas” de la burguesía. La recia y enorgullecida mujer ha heredado el garrote, la tortura, la cárcel y el fusil bukeleniano que empuñaba Manzo. Ahora, ella y sus secuaces del “Movimiento del Sombrero”, podrán gritar, sin bozal alguno: ¡Carlos Manzo vive!
Dentro de poco ya veremos a esta nueva “mujer maravilla”, recorriendo Uruapan, rodeada de un batallón de kaibiles. Para imponer, a sangre y fuego la “ley y el orden” burgués. Como lo hacía Manzo. Para que los empresarios continúen, sin sobresalto alguno, esquilmando a la clase obrera y aumentando sus riquezas.
Uno se pregunta: ¿A qué se deberá que el sanguinario dictadorzuelo salvadoreño, Nayib Bukele, no haya expresado públicamente sus condolencias por la muerte de Carlos Manzo, uno de sus más fervientes pupilos?
Atentamente,
Javier Antuna.
Correo: [email protected]







