El narrador entrega “Hombre al agua”, editado este año por Madre Editorial, una historia basada en las peripecias de un náufrago encontrado a mil 200 millas de la Península de Baja California en julio de 2023. “Uno naufraga todo el tiempo cuando está contando una historia”, refirió a ZETA el autor
Basada en un acontecimiento real, Xavier Velasco retrata y cuenta la historia de un náufrago y su perra, rescatados en medio del Océano Pacífico por pescadores, a mil 200 millas de la Península de Baja California, en julio de 2023. El caso inundó las redes sociales, los internautas se preguntaban sobre todo cómo había logrado sobrevivir tres meses en altamar, cómo había hecho para comer y beber durante tanto tiempo o por qué había naufragado.
Semanas después del rescate, Madre Editorial contrató tanto al náufrago como al narrador Xavier Velasco (Premio Alfaguara 2003 por “Diablo guardián”) para que escribiera la historia del sobreviviente, que por aquellas fechas había alcanzado revuelo mundial en internet, incluso el aventurero daba entrevistas y los medios de comunicación contaban algunos fragmentos de su historia.
Dicho y hecho, náufrago y narrador concretaron algunas citas y entrevistas, tanto en persona como por Zoom, para que el sobreviviente australiano le contara su peripecia en altamar. Pero el escritor no sólo cuestionó al náufrago lo sucedido allende la costa sudcaliforniana, sino que escarbó en los claroscuros del protagonista hasta armar un retrato del personaje, su historia de vida, sus padecimientos físicos psicológicos y hasta sus fracasos.
Pero crear un retrato sin filtros tiene sus riesgos: al final, el náufrago no quedó muy contento con su hoja de vida, por lo que Velasco tuvo que cambiar su nombre por uno ficticio para que finalmente el libro viera la luz bajo el título “Hombre al agua”, editado por Madre Editorial este año:
“El náufrago se arrepintió y ya no quiso que saliera su nombre. Para que él autorizara la publicación del libro, porque así estaba en el contrato, había que sacarlo completamente de ahí, sacar según todo lo que permitiera inducir que era él; era absurdo, porque de todos modos sabes que es él. Pero sí, acepté cambiar algunas cosas: en lugar de australiano lo hice canadiense, y en lugar de Timothy Shaddock se llamó Solomon Hopkins”.
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“UNA APROXIMACIÓN A LA PERSONA Y AL PERSONAJE”
En la literatura ha habido diversas obras clásicas relacionadas con un náufrago: desde “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe, hasta “Relato de un náufrago” de Gabriel García Márquez.
— A diferencia de obras anteriores que abordan las peripecias de un náufrago, ¿qué es lo que no querías que fuera “Hombre al agua”?
“Así como este hombre viene por el litoral mexicano tratando de evadir a los guardacostas y a las autoridades, yo evité, hasta donde pude, de principio a fin, cualquier relación con ‘Relato de un náufrago’, porque inmediatamente te venía a la cabeza. Incluso, el náufrago quería que el libro se llamara ‘Náufrago del destino’, y yo no quería, porque no quería la palabra náufrago en el título; no quería otra historia de náufragos, porque aquí estaba contando otra clase de naufragio, un naufragio que empieza desde la niñez”.
— ¿Por qué escribiste esta historia en tercera persona y no en primera?
“Lo pensé varias veces y me di cuenta que no me daba esto para hacerlo en primera persona. Es una historia real; evidentemente le añadí algunos ingredientes de ficción, pero para mí era importante que los lectores se toparan con una aproximación a la persona y al personaje. Yo quería también poder expresar mis opiniones, poder de alguna manera tomar distancia del personaje. Es muy difícil que yo me pusiera a escribir en primera persona, sobre todo tratándose de un personaje que pertenece a otra cultura, que es un australiano, creo que habría sido artificial. No me lo creo si lo hago en primera persona; lo intenté y me di cuenta que no me lo creía”.
DE NÁUFRAGOS Y ESCRITORES CON PERROS
Cuando el caso sonó en julio de 2023, para muchos la noticia no era el náufrago; lo que les llamaba la atención era que había sido rescatado con una perra que lo había acompañado en su naufragio. En “Hombre al agua” siempre está presente la guapa Sally, la perrita del náufrago Solomon Hopkins, como una coprotagonista que provoca empatía con el lector.
— ¿Por qué son tan importantes para ti los perros que han estado presentes no sólo en tu vida, sino en tus libros y por supuesto también en “Hombre al agua”?
“En el momento en que me hablaron de este libro, que recibí la primera propuesta de escribirlo, me dijeron: ‘No sé si sepas de un náufrago’. Yo estaba como perdido hasta que me dijeron de la perrita. Dije: ‘Ah, claro, eso sí lo escuché’. Tengo una simpatía especial, un cariño especial por los perros. Siempre he tenido perros, me han mordido cinco perros y los sigo acariciando en la calle. Entonces, si tú me dices: ‘Una historia de náufragos’, no sé si me importe, pero si me dices que el tipo llevaba una perrita a bordo, me interesa muchísimo”.
— ¿Por qué era importante también contar la historia de la perrita, la guapa Sally, como una coprotagonista de esta historia?
“Bueno, lo que pasa es que la guapa Sally es la que le salva la vida al náufrago. Yo tengo claro que Solomon Hopkins no habría sobrevivido si no hubiera tenido ahí esa perra, que era la que lo hacía buscar comida, que era la que lo hacía mover porque sentía como esta culpa de ‘este pobre animal yo me lo traje aquí y se va a morir conmigo, no es justo’. Entonces, yo creo que la perra siempre es la más ubicada en la historia, porque era la que, para empezar, encuentra comida, se alimenta sola, va sacando peces, hace lo que puede. El hecho es que cuando llegan al barco, él está en los huesos y ella está gordita. Ella es mucho más hábil para sobrevivir que él”.

“UNO NAUFRAGA TODO EL TIEMPO CUANDO ESTÁ CONTANDO UNA HISTORIA”
Leer “Náufrago al agua” es también encontrarse con una diversidad de reflexiones en torno a la escritura, los momentos de la creación o cómo escribió el libro Xavier Velasco: “No elige uno el próximo libro que escribirá, por la misma razón que la gente no manda sobre sus obsesiones”, se lee en alguna parte; “Meterse en el pellejo del personaje es sólo otra manera de chuparle la sangre”, revela el narrador en “Hombre al agua”.
— ¿Por qué durante la escritura de “Hombre al agua” vas reflexionando también sobre literatura y en general sobre la escritura del libro?
“Encuentro una cierta relación entre el viaje de Solomon Hopkins al océano e irse a lo desconocido, que es un poco lo que hace uno cuando escribe. Quienes escribimos somos bastante versados en naufragios, aunque no haya agua involucrada, uno naufraga todo el tiempo cuando está contando una historia. Y por esa misma razón quería meter al lector en mi pellejo, que es lo que tiene uno que hacer para contarlo; es decir, quería que el lector viera cómo era la construcción del mismo libro. El libro cuenta la historia del personaje y cuenta también cómo se construye, cuenta la historia de la narración”.
ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN
En “Hombre al agua” también hay pasajes donde Velasco reflexiona entre la diferencia de crear una historia basada en la realidad y crear desde la ficción: “Si en otro tiempo habría rechazado con horror la idea de escribir un libro en complicidad diaria con el protagonista, hoy la encuentro analgésica, desafiante, incluso apetitosa”, confiesa Velasco.
— ¿Cuál fue el reto literario al crear una historia basada en la realidad? O en todo caso, ¿cuál es la diferencia entre crear basándose en una historia real y escribir desde la ficción?
“Lo más complicado era usurpar el lugar del protagonista. Volverme yo también angloparlante, es decir, volverme como él, buscar dentro de él, todo eso era terriblemente complicado, muy difícil. De hecho, me costó mucho trabajo llegar a la conclusión obvia de que para que esto funcionara, teníamos que hablar diario durante mucho tiempo, pasaron cuatro o cinco meses en que hablamos diario. Fíjate, qué curioso, una cosa que yo sí sabía es que para hacer ‘Relato de un náufrago’ García Márquez se reunió no sé cuántas decenas de horas con el tipo que se lo contó y, pues, claro, yo sólo había estado con él unas cuantas horas en San Juan del Río y no me era suficiente; pero sobre todo no me era suficiente no porque no tuviera los datos de lo que había pasado, sino porque necesitaba conocerlo y muchas de esas conversaciones que teníamos por Zoom hablábamos de todo menos de su aventura o de su vida, hablábamos de sus opiniones del mundo”.
“YO NO PUEDO CONTAR UNA HISTORIA SI NO HAGO UN RETRATO DEL PERSONAJE”
Para Xavier Velasco, es necesario robarle el alma al personaje o hacer un retrato del protagonista con todo y claroscuros, si no qué chiste. “Hay algo que se escapa por los aires –¿el alma, puede ser? – cada vez que me siento con cuaderno o teclado a tratar de robarme la experiencia del náufrago”, se lee en “Hombre al agua”; o en el algún otro pasaje: “Ficción o no ficción, necesitas crearla desde el alma, si ha de ser semejante a la verdad”.
—¿Qué es para ti el alma de un personaje o una historia?
“Más allá de lo que uno puede decir, expresar, explicar a la hora de contar su vida, y hablo del náufrago, está también todo lo que uno no dice: los gestos, incluso las mentiras que se te salen, y conforme vas conociendo al personaje vas descubriendo en qué momento te miente o en qué momento exagera. Para mí, robarle el alma al personaje significa en términos vulgares meterme completamente en sus zapatos, ser él; incluso poder hablar como él o expresarme como él sin su ayuda, es decir, poder echar a andar al personaje sin su presencia. Para mí robarle el alma al personaje significa entrar completamente en su cabeza y en su instinto”.

— Más allá de llenar una obra de datos o de información…
“Es que cuando tienes al alma del personaje, digas lo que digas, es verdad, porque lo estás diciendo desde ahí adentro”.
— Finalmente, ¿por qué para contar la historia de un personaje escribes también su retrato con todos sus claroscuros?
“A mí no me interesa contar la historia si nada más va a ser un fulano del que no sabes mucho, en primer lugar. En segundo lugar, observé, ya hablando con él y era muy obvio, que llevaba toda la vida naufragando, entonces me di cuenta que éste era un naufragio de vida; no era un naufragio en el mar, era mucho más que eso. Por otro lado, ¿cuáles eran sus motivaciones para hacer eso? ¿Quién era el que hacía eso? Yo no estaba ahí para hacerlo ver bien ni para maquillarlo. Estaba ahí para contar su historia y la iba a contar con los ingredientes que él me diera. Yo no puedo contar una historia si no hago un retrato del personaje”.