“El que mora al abrigo del Altísimo, el que descansa a la sombra del Omnipotente. Eso dice el Señor”.
“Tú eres mi refugio y mi fortaleza. Mi Dios, en quien confío”.
“Sí es él quien te librará del lazo del cazador y de las palabras mortíferas. Bajo sus alas te cubrirá y bajo sus plumas hallarás cobijo. Su fidelidad es un escudo, una coraza. No temerás a los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que camina o el contagio que hiere a plena luz del día”.
“Caerán mil a tu lado y a tu derecha diez mil. Nada llegará hasta ti. Porque el Señor ha dado a sus ángeles la misión de guardarte en todos tus caminos”.
Este escrito, tomado de los Salmos, incidentalmente coincide con el virus que en los últimos años aterrorizó al mundo: coronavirus.
El que tiene fe, ha leído, conoce o está con el Creador, no debe de temer. El que crea en el Altísimo, tendrá esperanza de vivir.
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Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.