“Israel ha escalado la crisis mundial con su bombardeo preventivo a Irán, bajo la autodenominada ‘Operation Rising Lion’”.
–Dennis Kucinich
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El gobierno de Israel, que ha llevado a cabo con impunidad prevaricadora la ocupación ilegal y el robo de fuentes de agua, tierras de cultivo, hogares, propiedades y recursos energéticos palestinos -mediante limpieza étnica y los execrables crímenes de hambruna masiva y genocidio en Gaza-, ha escalado aún más una crisis mundial con el bombardeo preventivo a Irán bajo la autodenominada “Operation Rising Lion” (“Operación León Alzado”).
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Este engaño mortal es de proporciones tan monumentales que cuesta asimilar la horrorosa realidad que presenta. Intentar calificar estos crímenes como “golpes defensivos” es una ofensa a la razón. La historia demostrará que la insistencia repetida de Israel sobre la amenaza de un arma nuclear iraní fue un artificio para justificar una acumulación de armas financiada casi en su totalidad por el contribuyente estadounidense.
La llamada defensa de la libertad de Israel por parte de EE.UU. se ha convertido en una red de protección de dimensiones tan escandalosas que hasta la mafia se ruborizaría. Ese esquema tiene sus propios mecanismos: administraciones tanto demócratas como republicanas han contemplado durante décadas un ataque a Irán. Las promesas del presidente Trump de evitar la guerra mientras colaboraba estrechamente con Netanyahu dañan su credibilidad: o no decía la verdad o fue engañado por su propio equipo de relaciones exteriores.
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El gobierno de Israel ahora define la libertad así:
1.- Libertad para cometer genocidio.
2.- Libertad para matar de hambre a una población indefensa.
3.- Libertad para librar guerras de agresión.
4.- Libertad para fingir y mentir sobre todas sus acciones inhumanas ante el mundo entero, exigiendo que todos asientan, o de lo contrario difamarlos como antisemitas.
Exigir que Irán eliminara su producción de energía nuclear fue una demanda intencionalmente no negociable, como todos los participantes del JCPOA** entendieron. Fue la primera administración de Trump la que canceló el acuerdo para limitar el enriquecimiento de uranio al 3.6 por ciento, necesario para generar electricidad para los casi 90 millones de iraníes.
Una vez terminado el acuerdo, Irán fue acusado sistemáticamente de buscar enriquecer uranio para fabricar un arma nuclear, lo que dio a los halcones de EE.UU. e Israel la oportunidad de inventar la imagen de “mulllahs*** locos con armas nucleares” cuyo único propósito era destruir Israel (vid. 1). Así, el ataque a Irán sería un engaño calculado de Haz a otros antes de que te hagan a ti, propio de una moral depravada. ****
Existe un cuerpo de derecho internacional que prohíbe los ataques preventivos, pero cuando se trata de Israel, ese derecho no aplica. Esto hace preguntarse por qué Israel querría permanecer en la ONU; o viceversa: por qué la ONU lo toleraría. Pero ese es un tema para la Asamblea General.
Imaginen el predicamento de Irán si hubiera accedido a otra demanda no negociable de Israel: desmantelar sus sistemas de misiles balísticos. No habría podido responder al ataque. Israel buscó el desarme unilateral de Irán para imponer su propia versión de shock y pavor: bombardeos masivos, luego, con ayuda de EE.UU., invasión y cambio de régimen.
El ataque a Irán siguió tras meses de desinformación occidental e israelí, y maniobras diplomáticas para facilitar su ejecución. Pero el inicio del ataque de la semana pasada es, en parte, un intento de unificar al pueblo israelí y así blindar al primer ministro: evitar que sea destituido por cargos criminales bajo la ley israelí, derrocado por una revuelta en la Knéset o forzado a dimitir por su fracaso en rescatar a los rehenes.
A esto se suma la economía israelí en declive, su comercio mundial fracasado y ahora el alto precio que paga su población ante las represalias iraníes.
En este punto, todo gira en torno a Netanyahu, no en la seguridad o el bienestar del pueblo israelí. Cuando esa realidad se asiente en Tel Aviv y otros lugares, puede que Netanyahu se haya bombardeado a sí mismo fuera del poder.
El gobierno de Israel ha socavado la seguridad de su pueblo y del mundo con su ataque a la población civil iraní y a su infraestructura nuclear, arriesgando imprudentemente la liberación de radiación.
Israel se ha negado sistemáticamente a acatar el derecho internacional, justificando siempre su agresión ilegal con un perverso victimismo.
EE.UU. no debe proporcionar más fondos, recursos, reabastecimiento o asistencia de ningún tipo, y bajo ningún concepto debe entrar directamente en esta guerra.
Israel quería una guerra con Irán. La tiene. Ahora debe afrontar las consecuencias. Lleva mucho tiempo queriendo arrastrar a EE.UU. a este conflicto, y no hay duda de que actuó anticipándose para lograrlo.
Hace 23 años, el Sr. Netanyahu presentó a Irak como una amenaza para EE.UU. y fue uno de los principales agitadores del miedo que llevó a una guerra basada en mentiras e inteligencia falsificada, causando la muerte de 5,000 militares estadounidenses y más de UN MILLÓN de iraquíes inocentes, con un costo de billones de dólares.
Yo cuestioné al Sr. Netanyahu durante una audiencia en el Congreso en septiembre de 2002, antes de la guerra contra Irak. Él dejó claro entonces que Irán era otro de sus objetivos, usando al ejército de EE.UU.
El ataque a Irán es una demostración clara del desprecio de Israel por los Estados Unidos.
El objetivo final de Netanyahu no es la seguridad de su pueblo, sino mantener una coalición de racistas sanguinarios para evitar su propio encarcelamiento.
EE.UU. debe reevaluar su estrecha relación con Israel. Las acciones preventivas de Israel ponen en peligro a Irán e intentan arrastrar a América a una escalada global innecesaria.
Los Estados Unidos son el mejor amigo de Israel. Pero los amigos no permiten que los amigos cometan genocidio. Los amigos no arrastran a los amigos a la guerra. Los amigos no arriesgan la seguridad del mundo por ganancias políticas mezquinas.
El presidente de EE.UU. debe intervenir para priorizar los intereses de su país.
La seguridad y el bienestar del pueblo estadounidense nunca han sido una preocupación para Netanyahu. Deben serlo para el presidente de EE.UU.
¡Domemos al “León que acecha” antes de que nos devore!
(“Operation Rising Lion”; traducción del artículo de Dennis Kucinish en Substack por DeepSeek: https://kucinichreport.substack.com/p/tame-the-rising-lion-before-it-eats)
*Utilizo el concepto de “León en acecho en forma irónica por su significado y no “Rising Lion”.
** “Joint Comprehensive Plan of Action” (en español, “Plan de Acción Integral Conjunto”). Se refiere al acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y el Grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China + Alemania), más la Unión Europea.
*** Clérigos musulmanes con formación en teología islámica (sharia, Corán, hadices); la propaganda occidental israelí los pinta como: “Locos religiosos” (mad mullahs): Estereotipo de que son irracionales y ansían destruir Israel “Con armas nucleares”: Justificaban así ataques preventivos (aunque Irán nunca ha tenido bombas atómicas, según la OIEA).
****Distorsión del bíblico Mateo 7:12 (Jesús en el Sermón del Monte): “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Reina-Valera 1960). En otras traducciones: “Traten a los demás como quieran que ellos los traten a ustedes”.
Atentamente,
Fidel Fuentes
Correo: [email protected]
