Desplantes

Parece que la gobernadora Marina Ávila Olmeda visitó esta semana Ensenada con doble propósito: primero, cumplir con una agenda pública al municipio que no había regresado desde agosto de 2024; y segundo, demostrar lo indiferente que puede ser cuando un alcalde toma decisiones que políticamente le desfavorecen. El mensaje fue claro durante la entrega de calandrias motorizadas, cuando la gobernadora le dio la espalda a la presidenta municipal Claudia Agatón Muñiz en repetidas ocasiones; pero hubo un momento clave al finalizar el acto protocolario, cuando Agatón hizo un gesto de corazón con las manos, el sello de Ávila, pero la gobernadora le dio la espalda, pidió que todos que se retiraran de su toma y con su celular se autograbó. La tensión estaba en el aire, y tanto el personal de asistencia como de seguridad aseguraron que, en un momento del encuentro, Marina le advirtió a Claudia: entre “Morenos no nos madreamos” y, palabras más menos, “Ya no se peleen”. Esto en referencia a las recientes instrucciones de la alcaldesa de retirar a cuatro escoltas municipales al senador y ex alcalde, Armando Ayala Robles, para que se reintegren a la corporación como agentes de seguridad. Además de haber despedido a 177 empleados de honorarios, etiquetados como “aviadores” de la administración de Ayala. Aunque el tema de los ajustes y reacomodos siempre es polémico cuando inicia un gobierno (lo mismo sucedió cuando Ayala Robles acusó a su antecesor Marco Novelo de tener una nómina repleta de “aviadores”), en este caso al parecer la gobernadora tomó partido. Lo cierto es que Ensenada ha dejado de estar dentro de las prioridades de la Ávila Olmeda, con viajes espontáneos para sostener reuniones a puerta cerrada, breves y con resultados poco simbólicos en materia de seguridad. Y en este juego de la descortesía, la gobernadora mostró de nuevo que detrás de la sonrisa en la foto, hay desplantes políticos.