Hay ciudades que han surgido de la nada y se han convertido en un emporio. Las Vegas es un gran ejemplo, así como Dubái y otras más.
En general, han tenido una gran evolución, hasta alcanzar un excelente nivel de vida para sus habitantes, convirtiéndose en polos de desarrollo turístico.
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Pero hay otras que oscilan en altos y bajos. Uno de esos casos, es Tijuana.
Ubicada en una zona desértica, emergió al ser un punto de paso entre México y Estados Unidos, especialmente hacia el estado de California.
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Tuvo un enorme salto económico cuando la prohibición del licor y el juego en Norteamérica propiciaron en la ciudad fronteriza mexicana la creación del casino de Agua Caliente. Tras el cierre de ese otrora famoso espacio, la ciudad se mantuvo en un lento desarrollo.
Con los años, creció como destino turístico, especialmente de los anglosajones, y hasta visitantes de todo el mundo que alimentaron el surgimiento de la extraordinaria Avenida Revolución. El concepto atrajo tantos turistas que hasta su propia terminal de autobuses tenía.
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Por otro lado, apareció la industria maquiladora y otras fuentes de trabajo que crearon un imán para que miles de connacionales emigraran hacia Tijuana.
Influyó en el crecimiento de la ciudad el movimiento migratorio, principalmente proveniente de los estados mexicanos, pero también de todas partes del mundo.
La ciudad fue golpeada eventualmente por devaluaciones y medidas centralistas, pero la capacidad resiliente de los tijuanenses logró que se repusiera en cada ocasión.
El 11 de septiembre del 2001 sucedió el ataque contra las torres gemelas de Nueva York -el tristemente célebre 9/11- y las medidas de seguridad golpearon contundentemente a Tijuana, convirtiéndose la Avenida Revolución.
A lo anterior se sumó la crisis de inseguridad en Baja California de finales de esa década, lo que golpeó nuevamente la conocida como “La Revu”, trayendo como consecuencia el cierre de tiendas de venta de curiosidades, perfumes, joyería, alimentos, licor y establecimientos de diversión.
Aunque ya no volvió a ser la mismo después, una vez más los tijuanenses, con ese espíritu de lucha que les característica, la hicieron reinventarse. Sin embargo, la ciudad enfrenta nuevas amenazas para ciertos sectores de la población.
El encarecimiento de la vida, especialmente del costo de las viviendas, obstaculizará que las nuevas generaciones puedan adquirir casa o departamento, a menos que compren en las afueras. Una opción, costosa, será -y ya es- rentar.
Además, si se materializan las medidas anunciadas por el presidente Trump, la inversión extranjera podría decrecer tanto, que generaría graves consecuencias, que se sumarían a problemas que ya se están sufriendo, como el aumento de la pobreza laboral en Baja California que reporta CONEVAL.
Como lo mencionamos en https://zetatijuana.com/2025/02/reto-comercial-y-social-binacional/, se requerirá de un extraordinario esfuerzo del empresariado, del gobierno y de la sociedad en general para enfrentar airosamente esa situación.
Todo es cuestión de prepararse debidamente para solventar Tiempos difíciles.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.
Correo: [email protected] Internet: http://about.me/sandovalalberto/
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