La construcción del muro, las políticas de las que habla Donald Trump e incluso todos los recursos destinados para cuidar la frontera nunca van a ser suficientes, ¿sabes por qué? Porque nosotros siempre les llevamos un paso adelante: si me encuentras un túnel, te hago otros dos; si pones un muro, lo brincamos; si quieres encontrarnos, entonces tendrás que ir a buscarnos a cerros, montañas, desierto, todo lo que se camine, nade o vuele, te puede llevar a Estados Unidos. A nosotros todo esto nos beneficia porque triplicamos los costos por ponerte en la puerta de tu familiar en suelo americano”.
Tales palabras las dice Abdiel, pongámosle así al autodefinido como pollero, persona que se dedica a cruzar a migrantes a Estados Unidos sin la documentación acreditada para ello. El hombre, que transita la ruta principalmente por la parte baja de La Rumorosa, Mexicali y en algunas ocasiones por Sonora, describe el impacto que han tenido las nuevas políticas públicas en materia fronteriza que ha implementado el gobierno de Estados Unidos desde la Presidencia de Donald Trump, a través de las cuales buscan no sólo blindar la frontera, sino deportar a todo migrante que sea sorprendido con cargos pendientes de pago o haya sido procesado por la justicia por cualquier acto que quebrante la ley estadounidense.
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La movilización de agentes en suelo norteamericano, la de cientos de agentes de la Guardia Nacional en México y la presencia de los cárteles en Baja California, que se han apropiado de las principales rutas para ingresar a EU y donde a diario trafican droga, armas y ahora personas, ha cambiado la dinámica de los polleros, quienes antes podían trasladar grupos de personas de manera independiente, y por ende, los precios eran relativamente bajos.
“Para que te des una idea, estamos hablando que en el año 2000 cobrábamos de 150 a 300 dólares por pasar, en ese entonces con el costo del dólar venías pagando mil 350 pesos. Con los cambios, luego de lo ocurrido en las Torres Gemelas los precios subieron a 500 dólares (5 mil pesos), para 2010 alcanzaron los mil dólares (12 mil pesos); en 15 años el precio ha subido tanto que hoy en este día, siendo 19 de febrero de 2025, te puedo decir que por pasarte de la manera más segura estoy cobrando 15 mil dólares (300 mil pesos), con riesgo entre 10 mil o 5 mil, dependiendo de la ruta que nos toque, y si ya de plano te la juegas a ver si aguantas a llegar, 3 mil dólares (60 mil pesos)”, comenta el sexagenario pollero, quien desde los 15 años de edad labora en ese rubro, lo que le ha permitido conocer desde las rutas más utilizadas, hasta las más complejas.
Óscar, otro de los integrantes de un grupo de polleros, afirma que dejó de laborar por miedo a que quienes llegaron a tomar la plaza, lo asesinaran como lo hicieron con varios de sus amigos dedicados a cruzar migrantes: “Está feo todo esto, antes trabajábamos bien, hasta los mismos comerciantes de la Zona Centro que miraban migrantes o del área cercana a la garita les decían ‘Aquí puedes ir con tal y éste te cruza’, a la semana te hablo de que cruzábamos hasta 100 personas, pero cuando llegó el cártel, la cosa se puso fea y nos dijeron: ‘O te alineas o te mueres’. Algunos siguieron, los ignoraron y aparecieron muertos, otros enterrados, tengo un amigo en Mexicali que lo aventaron al canal y otros tres en La Rumorosa que nunca supimos de ellos, aunque suponemos que han de estar en alguna fosa clandestina, porque uno de los que desaparecieron con ellos ese mismo día fue localizado ya como osamenta en un hoyo, su mamá lo trajo a casa después de ocho años”.
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Las historias de los migrantes son más crudas. Rocío, quien a base de préstamos logró juntar el dinero suficiente para viajar desde su pueblo en Guatemala hasta Oaxaca, donde la esperaba Carmen, quien pagó sus gastos hasta Ciudad de México y después un vuelo hacia Tijuana: “Me fui en camión desde Oaxaca hasta Ciudad de México, me acompañó una amiga mexicana que conocí en unas vacaciones que ella fue hasta Guatemala, mantuvimos el contacto y cuando mi familia se vio victima de la mafia, me propuso ayuda que acepté luego de ver que asesinaron a mi padre y mis dos hermanos, sólo quedamos mi mamá, un hermanito pequeño y yo. Decidí viajar a Estados Unidos para poder pagar un lugar para mi mamá y mi hermano fuera de mi pueblo, incluso de mi país, donde ellos puedan vivir en paz, donde mi hermano no termine captado por un grupo criminal de manera obligada o por la necesidad.
“Ya estando en Tijuana me dijeron que podía cruzar por un pueblo cercano en Tecate o por la montaña que esta cerca de la carretera de cuota, el costo era demasiado elevado por lo que acepté cruzar por el lado más barato, que era Jacume, ahí tenía que llevar una mochila de 10 kilos cargada con droga en la espalda y otra más en la parte de enfrente con 5 kilos, desconozco qué tipo de droga, un carro me esperó a mí y a un grupo de siete personas más, cinco cargábamos mochilas y nos trasladaron hasta Jacumba (California), de ahí me llevaron hasta El Cajón, California y después a San Diego, donde entregamos las mochilas. Fueron varios días esperando dentro de casas de seguridad, pero ya en San Diego nos dejaron libres, gracias a Dios. Hoy ya he juntado lo suficiente para traer a mi hermanito y mi madre a México, donde podrán esperar a que junte lo suficiente para poder pagar su traslado hasta conmigo”, agrega Rocío.
En México, el coyotaje o tráfico ilícito de personas es un delito establecido en la Ley de Migración, en el Código Penal Federal y en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, y es incluso más penado que el narcotráfico.
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De acuerdo con el estudio Movilidad Humana y Tráfico de Personas en México, elaborado por la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) de la Secretaría de Gobernación, para realizar estos cruces hay dos regiones principales en los estados fronterizos de México: la región Noroeste, conformada por los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora; y la región Noreste, donde figuran Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
Según datos oficiales de dicha unidad, con base en datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF Norte), entre julio y octubre de 2023, en la región Noroeste el costo promedio para cruzar la frontera de Estados Unidos fue de 5 mil 525 dólares, unos 113 mil 890 pesos mexicanos. Mientras que en la región Noreste, el costo fue de 5 mil 500 dólares en promedio -alrededor de 113 mil 375.48 pesos mexicanos-.
El costo de los cruces también se ha elevado, debido a que algunas rutas de cruce para personas que se adentran de manera ilegal a EU ya cuentan con una red de autoridades que cobran una cuota a los polleros por dejarlos pasar, y cada vez son más elevadas.
“Lo que yo cobro lo tengo que dividir entre los que reciben una parte, estamos hablando de autoridades tanto en el lado mexicano como americano, hay quienes se prestan a hacerse de la vista gorda y durante sus turnos dejarnos cruzar, ya si llegamos o no, va a depender de los que nos encontremos más adelante”, revela una fuente.
Ruth, mujer de 62 años, dice haber entrado por una de las aduanas en Mexicali, caminando: “Tengo un amigo que se dedica al cruce de personas, un día me llamó, me dijo que su ‘apoyo’ iba a estar de guardia cierto día y yo me vine desde Sinaloa hasta Mexicali, y por la noche cruce caminando, no me solicitaron papeles ni nada, esperé que él actuara como si fuera al baño, imagino que fue como para justificar en caso de que fuéramos sorprendidos; he venido de manera ilegal cuatro veces a Estados Unidos con ésta y ya no pienso volver a arriesgarme”.}
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El riego es doble, señalan civiles que se han organizado en pueblos ubicados en la franja fronteriza cercana a Jacumba para proveer alimentos y bebidas a migrantes que detectan están de camino. Por un lado, huir de los agentes fronterizos, de los riesgos que implica contratar a alguien para que cruce “y no sabes qué va a hacer en el camino, si te va abandonar, si va a venderte a la trata de personas o incluso si va a asesinarte para que no logres identificarle o incluso robarte. Una vez en suelo gringo, hay más riesgos que ser deportado o encarcelado; existen grupos extremistas que odian a los migrantes, son racistas e incluso están dispuestos a matar por evitar el ingreso a su país”.
En los últimos días, Tecate ha registrado una ola de atentados y asesinatos de quienes son identificados por integrantes de las Mesas de Seguridad como polleros a manos de integrantes de cárteles como Jalisco Nueva Generación (CJNG) o el de Sinaloa, como el ocurrido el martes 11 de febrero: dos jóvenes hermanos de 18 y 20 años fueron acribillados al exterior de su domicilio en Calle Jiquilpan de la colonia Lázaro Cárdenas. Investigadores los relacionan en actividades como tráfico de personas y fueron identificados como hijos de Carlos Alberto Soriana alias El Coyac, actualmente recluido en el Centro de Reinserción Social El Hongo en Tecate, a quien se le atribuyen delitos como asesinatos, tortura, secuestro y desaparición forzada cometidos como parte de la estructura criminal del CJNG, en el que fungía como sicario junto con otros cinco más identificados como Felipillo, Chato, Chabelo, Nata y El Vaca, todos al servicio de Rada Paco, condenado a 83 años y nueve meses de prisión, en espera de que ésta aumente debido a las carpetas de investigación a las que se le vincula por muertes y secuestros.
El mismo día del asesinato de uno de los hermanos, mientras el sobreviviente fue trasladado hacia Estados Unidos para su atención médica, una manta apareció colgada en el Parque Margarita Maza de Juárez de la colonia Benito Juárez, advirtiendo la muerte de quienes laboren como polleros fuera de los lineamientos, firmada como Operativo 41.
De 2024 a la fecha, por lo menos 15 personas identificadas como parte de grupos dedicados al tráfico de personas en Tecate han sido asesinadas, la mayoría identificadas por autoridades como parte de la estructura criminal del Cártel de Sinaloa.
