El jueves 6 de marzo, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo y su homólogo estadounidense Donald Trump, acordaron postergar el arancel general del 25 por ciento a productos mexicanos que estén en el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) hasta el 2 de abril de 2025, cuando Estados Unidos anuncie aranceles recíprocos a todos los países.
Aunque el acuerdo celebrado por Sheinbaum reactivará las exportaciones frenadas durante los primeros dos días, provocando un desplome del 80% en las operaciones en Nuevo Laredo, del 60% en Ciudad Juárez y cerca de 40% en Tijuana, sobre todo en mercancías con componentes asiáticos, permanecerá la incertidumbre que afectará la planeación de las empresas, comentó a ZETA Israel Delgado, vicepresidente de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar) Región Noroeste.
Publicidad
“Consideramos que este mes de marzo va a reactivarse la exportación por encima de lo que tenían planeado este año derivado de la incertidumbre”, tal como ocurrió en febrero, previó el dirigente empresarial, quien a su vez consideró: “Más que una celebración, estamos en la antesala de lo que pudiera ser una nueva política de la relación entre México y Estados Unidos, y esto tiene que ver con una adaptación a lo que las exigencias geopolíticas demandan hoy”.
Tras el nuevo acuerdo alcanzado, el presidente de la Asociación de Industriales de la Mesa de Otay (AIMO), José Luis Contreras Valenzuela, consideró necesaria la certidumbre para el desarrollo de la inversión, por lo que aún existe preocupación. “El sector empresarial mexicano está entre dos fuegos: las amenazas del gobierno norteamericano y las inconsistencias y los yerros que comete el gobierno nacional”.
Ante la incertidumbre, se han perdido alrededor de 17 mil empleos en Baja California y, parcialmente algunas empresas trasladarán sus operaciones, aunque confía en que continuará el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
Publicidad
En opinión del economista Enrique Rovirosa Miramontes, es inevitable el deterioro económico para México, debido al clima de incertidumbre desde 2024 con lo que estaba sucediendo internamente y fue agravándose con la llegada de Trump a la Casa Blanca.
En el mejor de los casos, las proyecciones económicas para México este año ya consideran un estancamiento con un nulo crecimiento (0%) En el peor de los escenarios, las previsiones están en terreno negativo desde -0.5% del Producto Interno Bruto (PIB), refirió.
Publicidad
Y advirtió: “En el último cuatrimestre de este año vamos a entrar en recesión, y 2026 también será un año difícil” por la incertidumbre generada por la reforma judicial. Así, México acumulará siete años con crecimiento “marginal”, profundizándose el “problema serio” del déficit fiscal que ya existe en el país.
La imposición de aranceles y la incertidumbre provocarán una atonía en la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED), pérdida de empleo o baja generación de puestos de trabajo, que supone una mayor informalidad laboral y pobreza.
Mientras esté esta variable de indefinición no sólo con respecto a México, sino a Europa en la guerra de Ucrania-Rusia y la relación con China, habrá un clima de incertidumbre para los inversionistas; algunos de ellos se refugiarán en la economía estadounidense, sin embargo, si la Unión Americana crece a menor ritmo o incluso entra en una recesión, habrá un impacto en la economía mexicana y seguirá la volatilidad en el tipo de cambio, donde el peso podría seguir depreciándose y el dólar se ubicaría hasta 22 pesos.
En México se sigue con “un discurso optimista, en vez de realista”. Para hacer cambios profundos que son necesarios ya se tendría que estar hablando de una recomposición del gasto público. “Lejos de ello, siguen con sus programas afectando los rubros importantes para el pueblo como la salud, la educación, un sistema de justicia que lo van a colapsar y una problemática de inseguridad que no ha sido resuelta”, indicó Rovirosa Miramontes.
En su opinión, la falta de diversificación en las exportaciones mexicanas y de fortaleza en el mercado interno se debe a que México ha tenido un crecimiento “inercial” en los últimos años, cuyo sistema sigue favoreciendo a los grupos privilegiados.
“El Plan México está hecho para favorecer los grandes grupos, no a las pequeñas y medianas empresas, no para generar un proyecto de largo plazo en el que el sistema educativo responda a las necesidades de un modelo de crecimiento moderno basado en el desarrollo tecnológico, en nuevas industrias, en el fortalecimiento de la tecnología nacional”, dijo.
Si bien está planteado en papel como “buenos deseos”, no están fortaleciéndose las instituciones ni se está combatiendo la corrupción.
BC, VULNERABLE POR INVERSIONES ASIÁTICAS
Aunque la Presidenta Sheinbaum no detalló las concesiones dadas para lograr el nuevo acuerdo que puso en pausa el arancel general a productos del T-MEC, adelantó que su administración hará una revisión a los tratados comerciales con otros países, aunque no sería el caso de China, nación con la que no existe un acuerdo comercial.
José López Castellanos, director de Desarrollo de Grupo Logix, explicó que si bien casi todo el comercio entre México y Estados Unidos está contenido en el T-MEC, con la nueva disposición seguirán pagando el arancel general del 25% que comenzó a aplicarse el 4 de marzo “al producto que es 100% mexicano”, como textiles y lo agrícola.
Baja California sigue siendo vulnerable, debido a que muchas empresas asentadas o mexicanas adquiridas hace unos años tienen inversión asiática y “eso va a ser castigado”.
De hecho, ya se observa en un mayor control de las mercancías al cruzar a Estados Unidos. “En el carril de cruce rápido no se están llevando a cabo cien por ciento los cruces rápidos, debido a que Estados Unidos lleva más control de que toda empresa mexicana si trae componentes chinos, pase por el carril normal”, citó el entrevistado.
El freno de las exportaciones también se debe a que las empresas con inversiones asiáticas no tienen actualmente el monto para pagar el arancel, y aunque las agencias aduanales regularmente las financian con la aplicación de aranceles, han pedido que las empresas absorban el costo de sus exportaciones.
El miércoles 5 de marzo, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Tijuana, Roberto Lyle Fritch, señaló que si la aplicación del arancel general permanecería un mes provocaría despidos en las empresas de la región, se buscaría una reunión con el secretario de Economía e Innovación, Kurt Honold Morales, para elaborar un plan de contingencia en apoyo a las empresas.
“La idea es que nos sentemos a platicar, a dialogar, para ver si de alguna manera está puesto el gobierno a incentivar algo. Creo que es mejor incentivar, retener, que cerrar fuentes de trabajo”, manifestó Lyle Fritch.
Al respecto, el secretario estatal de Hacienda, Marco Antonio Moreno Mexía, declaró a ZETA que se ha tenido comunicación con el sector productivo y el Gobierno de México, sin que a la fecha tengan “claridad del impacto que pudiera tener en las finanzas públicas estatales la aplicación de aranceles”, los cuales potencialmente afectarán cadenas productivas, generarán alzas de precios y afectarán el crecimiento económico.
De materializarse lo anterior, evidentemente habría un impacto en las finanzas del Estado al reducir los ingresos fiscales, pero “aún es temprano para dimensionar las consecuencias”, reiteró el funcionario estatal.
El presidente de AIMO, José Luis Contreras Valenzuela, consideró que más allá de que se condonen ciertos impuestos o posponer ciertos compromisos, que “tienen un alcance muy limitado”, es necesario que en México hay certidumbre y el país defina su propia política industrial que “hasta el sexenio pasado no existía”. Una política que fomente la inversión a la educación y a la investigación científica. “No podemos vivir de transferencia de tecnología extranjera”.
ARANCELES A LARGO PLAZO
Para Gloria Rocío Estrada Antón, presidenta de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Contadores Públicos de México, una de las motivaciones del gobierno de Estados Unidos para imponer aranceles, es su interés en reducir su impuesto directo al ingreso para disminuir costos a las empresas y de esa manera “afianzar” la llegada de inversiones a territorio norteamericano.
“La forma en que se compensaría esa renuncia tributaria al Impuesto a la Renta en Estados Unidos, sería cobrando aranceles a las importaciones”, por lo que los aranceles serían a largo plazo.
No obstante, la especialista adelantó que, en el caso de México y Canadá, “se llegaría a un acuerdo que no podría demorar más allá del primer semestre del año” por la gran integración económica que hay en Norteamérica, a diferencia del “endurecimiento” comercial que se vería con países de Centro y Sudamérica, Asia y Europa.
A propósito de la intención de Trump, de que las empresas automotrices trasladen su producción a EU, Rovirosa Miramontes consideró que si bien algunas líneas de producción podrían adaptarse en algunas plantas en ese país, “Trump de antemano sabe que no ocurrirá en la proporción que él quiere”.
Por el hecho de imponer aranceles a una industria que tiene inversiones mayúsculas en México y una gran complejidad, “no se van a ir de la noche a la mañana”; trasladar una planta lleva años y no necesariamente se irían a Estados Unidos, expresó.
Estrada Antón coincidió en que, de permanecer los aranceles generales, el impacto para la economía sería “tremendo”, puesto que 83% de las exportaciones mexicanas van a EU y eso representa el 25% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB); por ende, también se verán afectadas las finanzas públicas.
Otro tema que estaría en la negociación entre los tres gobiernos, es un sistema conjunto que “blinde fronteras” en la parte aduanal, que es por donde pasa el comercio que de manera poco legítima y le ha dado la vuelta al T-MEC, el fentanilo y las armas, afirmaría el ex senador perredista Armando Ríos Píter.
El ahora analista político dijo que el tema aduanal representa un área de oportunidad en la relación bilateral México-EU y una revisión del mismo podría ser una “buena noticia”, viendo la “letra chiquita” y pensando no sólo en la salvaguarda de la soberanía nacional, sino que en conjunto la interrelación de los tres países mejore las condiciones de sus habitantes.
LAS RESPUESTAS
Ante la aplicación del arancel general el 4 de marzo, los principales socios comerciales de Estados Unidos tuvieron reacciones disímbolas. Claudia Sheinbaum anunció que daría a conocer medidas arancelarias y no arancelarias en una “asamblea informativa” en el Zócalo de la Ciudad de México hasta el domingo 9 de marzo. Tras el acuerdo del jueves, el evento informativo se convirtió en un “festejo”, en el que ya no anunciará las medidas arancelarias y no arancelarias que tomará su gobierno.
En opinión del economista Enrique Rovirosa, fue apropiado que la mandataria no diera a conocer las medidas inmediatamente para seguir negociando. Sin embargo, opinó que el evento de Sheinbaum es un intento de “minimizar el daño” que políticamente tendrá su administración como resultado del revés económico que enfrentará México.
“Es una manera de explicarle al pueblo que todos los males que van a venir no serán atribuibles al gobierno mexicano, sino producto de las presiones de Estados Unidos”.
En respuesta a los aranceles, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, afirmó que su administración impondría un arancel del 25% a las importaciones estadounidenses por un valor de 30 mil millones de dólares canadienses, con efectos inmediatos. Además, advirtió que pondría aranceles por otros 125 mil millones de dólares en tres semanas.
A ello se sumaron gobernadores de provincias que quitaron de las tiendas estatales bebidas alcohólicas estadounidenses, y Doug Ford, primer ministro de Ontario, canceló un contrato con la empresa Starlink, de Elon Musk, para el suministro de internet, y amenazó con pedir que empresas canadienses no exporten electricidad a Minnesota, Michigan y Nueva York.
Tras la conversación telefónica entre Trudeau y Trump, el gobierno canadiense presentó formalmente una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Posición similar a la hecha por China por los aranceles del 20% impuestos por Trump.
Por último, Lin Jian, ministro de Relaciones Exteriores, aseguró que China “luchará hasta el final” si EU “insiste en librar una guerra arancelaria, comercial o de cualquier tipo”.
