Mientras Gobierno de México apenas reconoce problemática por fentanilo y hasta presume decomisos, Estados Unidos veía la crisis desde 2014. Con nuevas amenazas, nuestro país va un paso atrás
Hace algunos meses, el discurso del ahora ex Presidente Andrés Manuel López Obrador, era que en México no había una problemática con el consumo de fentanilo y acusaba directamente de esta crisis al consumo del opioide en Estados Unidos. El gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, recién asumido el cargo, continuó con la narrativa en la que niegan la problemática que el gobierno del vecino país del Norte recrimina a México: la producción mexicana de fentanilo.
Después de las declaraciones del Presidente Electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien amenazó públicamente a México con el alza de aranceles si no detiene dos fenómenos, la migración y el tráfico de fentanilo, aunque Sheinbaum sigue sin reconocer la problemática de la droga química en el país, argumentando que en territorio nacional no hay adicción al fentanilo porque hay unión en las familias, su administración sorprendió con un importante decomiso de la droga en Sinaloa.
La incautación y la iniciativa aprobada hace unos días en el Poder Legislativo, en la cual específicamente se prohíbe el consumo de fentanilo, son indicativos de que, aun con bajo perfil, Claudia Sheinbaum está cambiando la estrategia de combate al trasiego de la droga, y con ello sumando puntos a favor de las políticas generadas en el vecino país, pues en la Unión Americana, desde 2014 el gobierno emitió una alerta de consumo de fentanilo de manera directa o mediante mezcla con otros enervantes. Tal política pública fue ignorada por México, aun cuando la estrategia de combate a las drogas y a los cárteles, se ha intentado que sea binacional. La DEA, Agencia Antinarcóticos estadounidense, reportó fallecimientos por sobredosis de fentanilo desde 2012.
A mediados de 2024, la Organización de las Naciones Unidas emitió un comunicado en el cual hace referencia a la nueva amenaza que se avecina con el consumo humano de sustancias alucinógenas o anestésicas, como el nitazeno y la xilacina.
Ambos medicamentos, de uso veterinario, ya circulan mezclados con fentanilo en las calles de la Unión Americana, pero también en México, aunque el gobierno de este país no lo haya aceptado, sea por negación o porque las instancias especializadas no cuentan con los elementos ni las herramientas requeridas para hacer pruebas y determinar los estupefacientes origen en fallecimientos por drogas.
El primer estudio cualitativo del consumo de fentanilo en México se hizo en Baja California, mediante estudios de organizaciones de la sociedad civil como Verter, en coordinación con universidades estadounidenses, donde determinaban la severa crisis que se sufría con el fentanilo, al grado de documentarse el reparto y aplicación entre consumidores, de hasta 3 mil dosis de naloxina, un químico para evitar fallecimientos por sobredosis.
Desde 2022, el Servicio Médico Forense (Semefo) a cargo del doctor César Raúl González Vaca, se unió a esta investigación y desde ese momento ha tomado muestras de todos los cadáveres que reciben para practicarles la necropsia de Ley.
De los 4 mil 599 cuerpos inspeccionados en los municipios de Mexicali y Tijuana, el 53.5 por ciento han dado positivo al consumo de enervantes, de los cuales el 16% de la totalidad dio positivo a uso de fentanilo. Esto no quiere decir que los fallecimientos se dieran a causa de la droga, sino que los fallecidos eran consumidores habituales de la misma.
En Mexicali, el 20% de los resultados arrojó consumo de fentanilo, lo que demuestra que existe la presencia en las calles de este opioide por lo menos desde 2022. Sin embargo, esta cifra sólo representa el porcentaje analizado, es decir, aquellos cadáveres que llegan a las instalaciones de los servicios forenses y no de todas las muertes registradas, cuyos cuerpos son procesados de manera privada.
Organizaciones como Verter han identificado ya presencia de xilacina en Mexicali anestésico que al mezclarse con fentanilo, tiene efecto zombi en el ser humano, mezcla que puede resultar fatal, dado que su composición impide el efecto positivo de la naloxona para contrarrestar la sobredosis.
Con esta realidad del consumo de fentanilo y anestésicos, al menos en Mexicali y otros municipios de Baja California, hasta 2024 la Secretaría de Salud empezó a distribuir dosis de naloxona para contrarrestar las sobredosis, medida que llega varios años tarde y algunas mezclas ilícitas de droga contra las que no tiene efecto.
Estos cambios en los hábitos de consumo de sustancias ilícitas no se han ido documentando por los gobiernos en México, lo cual justifica sus tardías respuestas para combatir las sobredosis o la elaboración de políticas públicas para combatir el consumo de drogas, la producción y distribución de las mismas.
Las respuestas observadas en los últimos días, la prohibición de Ley del consumo de fentanilo o el copioso decomiso de la droga llegan, sin embargo, más en un contexto de política internacional que en el reconocimiento de un problema de consumo y adicciones en el país.