El 11 de julio del 2024 la ciudad más visitada del mundo cumplió 135 años y los tijuanenses aún no tenemos la ciudad que queremos.
Podría decirse que es algo inexplicable, si se analiza la riqueza económica que se produce “Donde empieza la Patria” y sobre todo el potencial que se tiene, pero que no se ha materializado.
Aunque posicionada geográficamente en una ubicación envidiable, que ya quisieran muchas otras ciudades del mundo, Tijuana sufre múltiples deficiencias.
A diferencia de otras ciudades que fueron beneficiadas por la naturaleza con ciertas bondades, como agua en abundancia, flora exuberante o playas paradisíacas, con temperaturas templadas, esta ciudad está asentada en un área semidesértica, sin nada que la destaque.
Pero a pesar de lo anterior, es la ciudad en mayor crecimiento demográfico del país, con un impresionante desarrollo de apartamentos, casas, naves y parques industriales, y en general de todo tipo de construcciones.
Su crecimiento económico tiene un dinamismo extraordinario, impulsado por pequeños, medianos y grandes comercios, industria -principalmente la maquiladora- y todo tipo de servicios.
La razón esencial por la cual Tijuana ha alcanzado las destacadas estadísticas que la caracterizan no es porque ello haya caído del cielo o surgido del suelo, sino porque en esta ciudad así lo han logrado los tijuanenses, quienes a base de trabajo, imaginación y tenacidad, con inicios modestos, han construido fortunas, haciendo realidad sus sueños personales y familiares.
Sin embargo, a pesar de ese trabajo que causa gran orgullo en lo individual, en lo colectivo hay enorme insatisfacción.
Con toda razón, la gente se queja de la inseguridad, de los baches, de la corrupción, de la ineficiencia gubernamental y, en general, de no vivir en la ciudad que quiere.
Frente a esa frustración, se abre una vez más la esperanza de que por fin “los astros se alineen” y con la llegada de la nueva administración municipal, se dé la tan ansiada coordinación interinstitucional que se materialice en una cantidad y calidad de obras públicas que solucionen el caos vehicular y deje las vialidades en condiciones perfectamente transitables; pero sobre todo, que el ciudadano perciba que el gobierno es eficaz y eficiente.
Por supuesto que no todo es responsabilidad ni culpa del gobierno.
Será esencial que los tijuanenses hagamos la parte que nos toca, principalmente mediante la participación ciudadana, involucrándonos en cuanta oportunidad tengamos de hacer acto de presencia y trabajo en comités vecinales, las comunidades escolares y en los espacios colectivos donde podamos tener la oportunidad de opinar e integrarnos a esquemas de vigilancia y contraloría social.
Además, habrá que estar conscientes de que el gobierno no lo puede todo solo, ni es deseable que las obras y servicios gubernamentales se den sin el acompañamiento ciudadano, tanto para elegir lo que se va a hacer como para monitorear su implementación.
Todo es cuestión de que logremos la Tijuana que queremos.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano. Correo: AlbertoSandoval.AlianzaCivil@gmail.com Internet: http://about.me/sandovalalberto/ Facebook: Alberto Sandoval. X (Twitter): @AlSandoval
