De Trez en Trez
Uno.- Dados los hechos que se viven actualmente en la política nacional, no es mi deseo comentar más al respecto; entre el hartazgo, la incredulidad, el asombro, el enojo y la desilusión intento no abundar en ello; sin embargo, la tentación de hacerlo es más fuerte.
Porque para ello debo referirme a una clase política promiscua, que se acuesta de un color y se despierta de otro muy distinto; una clase mentirosa, egoísta, traicionera, convenenciera, que le siguió el juego al Presidente López Obrador, abandonando la poca dignidad que le quedaba.
Hay también una oposición política adormecida, lenta, temerosa, indecisa, sin ánimos de combatir; y cuando se decide a hacerlo, le estorba una “larga cola” que arrastra de tiempos anteriores. Salvo muy raras excepciones, algunos terminan por someterse al poder actual.
Debo también referirme al grupo gobernante, en los estados, municipios y sobre todo a la mayoría legislativa de Morena: sumisa hasta decir basta, obediente, obsequiosa, lambiscona, improvisada, formada por retazos de la izquierda y de analfabetas funcionales.
Que se dicen de “izquierda”, pero que gozan y disfrutan como burgueses de las comodidades y privilegios que antes criticaban; pregonan una falsa austeridad solicitando a los gobernados “amarrarse el cinturón”. Pasan de llamar a otros “hijos de su reputísima madre” a tener choferes, ayudantes en demasía y vehículos blindados de lujo.
Doz.- Existe asimismo, una gran parte de la ciudadanía que linda en el fanatismo, en la idolatría; también convenenciera, ciega, irreflexiva, que aprendió pronto a “estirar la mano” (amor con amor $e paga) sin el menor esfuerzo y a pensar sólo en el fin del mes; asiduos consumidores de contenido basura en los medios electrónicos, que se preocupan más por lo que pasa en programas chatarra (la lista es larga) y con nefastos personajes patanes, que por situaciones que más tarde que temprano les afectará.
Hay también una prensa sometida, agradecida por los favores y distinciones recibidas, incapaz de criticar al oficialismo, pero sí a sus colegas que dudan, inquieren e investigan las acciones oficiales. Canibalismo entre colegas. Reconocimiento a aquellos que han sufrido por el “acoso gobernícola” y que han sido exhibidos, amenazados, agredidos y asesinados impunemente.
Trez.- Todo en torno a una figura política troquelada a la antigua época del poder presidencial todopoderoso, aquel sistema del que proviene y al que prometió cambiar sin cumplirlo; por el contrario, afianzó el autoritarismo.
AMLO dividió y venció: exhibe a sus “adversarios” cayendo en la ilegalidad; miente con singular alegría y con tanta desfachatez que hipnotizó a millones. Taimado, zorruno, ocurrente, improvisador consumado, caprichoso, vengativo, el Presidente dice una cosa y hace otra; falta al respeto a muchos y lo exige a la “investidura presidencial”.
Ciego, sordo y mudo para lo que no le conviene, pero tan locuaz en sus “mañaneras”, que han sido su ariete en las arremetidas para callar, someter, acusar, sentenciar y acaso acabar con sus “malquerientes”.
Nunca escuchó a la oposición y gobernó para sí mismo y su grupo. Le dejará la “víbora chirriando” a su creatura.
P.D. Y se verán cosas peores.
P.D.2.- Menos mal que no quería comentar del gobierno y de cosas peores…
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com