“Donde llegaba, yo dejaba huella”, expresó a ZETA el decano del periodismo cultural, fundador de periódicos, historiador, prologuista y editor de libros
La historia del periodismo cultural en Baja California, el arte y la cultura en general, así como la edición de libros fundamentales de la literatura tijuanense, no pueden explicarse sin la visión y aportación de don José de Jesús Cueva Pelayo.
Periodista cultural, editor, promotor cultural y mentor de diversas generaciones desde 1980 en el Instituto Tecnológico de Tijuana, se jubiló en 2018.
Mientras trabaja arduamente a sus 82 años en su inmensa biblioteca de más de 30 mil libros, don Jesús Cueva Pelayo recibe al reportero de ZETA, a quien revela paciente y generosamente sus orígenes, rememora su labor como periodista cultural tijuanense y editor de libros cruciales en la historia de las letras bajacalifornianas.
DE JALISCO A TIJUANA
Hijo de Jesús Cueva Olmedo y Josefina Pelayo Ramos, don José de Jesús Cueva Pelayo nace el 9 de diciembre de 1941 en Autlán de la Grana, también conocido como Autlán de Navarro, Jalisco.
Aunque sus estudios primarios y secundarios los realiza en Jalisco, estudia Ciencias de la Comunicación en la entonces Escuela Nacional de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 1965 y 1971 en Ciudad de México, época en que dirige El Periódico en la Universidad.
Originalmente, don José de Jesús iba para Los Ángeles a una boda familiar, pero como tantos que sólo creían venir “de pasada” por Tijuana, se quedó en la ciudad fronteriza al no poder cruzar al “otro lado”:
“Después de haber visitado Chiapas, mi familia dice: ‘Ya que andas de viaje, te nombramos representante de la familia porque se va a casar tu hermana en Los Ángeles, y mi padre y todo mundo quiere que tú los representes’. Así llego a Baja California. Estaba en la Línea, no traía yo mis documentos en regla, no pude pasar, eso fue lo que pasó”.
Y lo que pasó, fue que se establece en Tijuana el 4 de agosto de 1971, para fortuna del periodismo cultural y el arte y la cultura en general de la ciudad fronteriza.
DECANO DEL PERIODISMO CULTURAL
Al establecerse en Tijuana, con estudios especializados en periodismo en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UNAM, José de Jesús Cueva Pelayo inicia una trayectoria crucial para el periodismo cultural de la ciudad fronteriza. Comparte que en septiembre de 1971 se incorpora a trabajar en el periódico El Mexicano, dirigido por Enrique Galván Ochoa entre 1969 y 1978.
“Llego a El Mexicano y Enrique Galván Ochoa dice: ‘Ah, tú eras el jefe de información de El Periódico’. Dice: ‘Era la competencia. Yo hacía Lid’. Él estudiaba abogacía en la UNAM, y por eso Galván Ochoa me aceptó: ‘Ok, estás aceptado conmigo, vas a cubrir las fuentes, los descansos de todo: de política, cultura, etcétera’. Entré y me dio un buen salario y al mismo tiempo fue cuando yo me apoderé, sin darme el nombramiento, del suplemento cultural”, cuenta a ZETA don José de Jesús Cueva Pelayo.
“Al entrar yo a El Mexicano en la Cultura, gano las primeras planas promoviendo la cultura”, cuenta, mientras muestra al reportero un empastado donde concentra todas las ediciones de El Mexicano en la Cultura que él edita entre el 12 de septiembre de 1971 y el 29 de octubre de 1972.
De 8 a 12 planas, El Mexicano en la Cultura determina la forma profesional de hacer periodismo cultural en Tijuana, en cuyo suplemento incluía primero su columna Notas Culturales y posteriormente Caja de Resonancia; además, por supuesto, de presentar entrevistas, reportajes, reseñas y notas informativas que reflejaban la actividad cultural de la ciudad fronteriza.
Claro, don José de Jesús Cueva Pelayo propone entrevistas y reportajes sobre los protagonistas del arte y la cultura de ésa época, sobre Salvador Michel Cobián, Rubén Vizcaíno, Miguel de Anda Jacobsen, Federico Campbell, entre muchos otros autores.
También cuenta que en esa época contaba con colaboradores en El Mexicano en la Cultura, como Bernardo Ramos Quintana, Salvador Portillo, Federico Campbell, Héctor Lucero Antuna, Eduardo Hurtado Montalvo, Arturo Solís, José Zurita y Roberto Salazar Higuereda, tal como constata ZETA en la edición del 5 de febrero de 1972 del suplemento cultural en mención.
— ¿Cómo definiría esa época en que le toca documentar el movimiento cultural de Tijuana a través de la edición del suplemento El Mexicano en la Cultura de El Mexicano entre 1971 y 1972?
“Como un arranque hacia la cultura, porque se manifiesta después con el nacimiento de las Casas de la Cultura, con los grupos de coros de cantos, de teatro, la gente que comienza a escribir al fomentarse más la poesía escrita. Los grupos de teatro iban despertando y se fueron gestando los investigadores de la danza en la Baja California. Eso notaba yo, por eso yo los impulsaba a seguir escribiendo”.
Don Jesús Cueva Pelayo refiere que fue despedido por Enrique Galván Ochoa en octubre de 1972:
“A Galván Ochoa no le gustó la crónica que yo publiqué de Cartolandia. Me corrió Galván Ochoa porque yo afectaba los intereses políticos de El Mexicano”. Así culmina una época crucial del periodismo cultural en Tijuana, pero la escuela de José de Jesús Cueva Pelayo ya había sido fundada.
“APROVECHABA QUE HABÍA EVENTOS POLÍTICOS PARA VENDER EL PERIÓDICO”
Tras su breve paso por El Heraldo entre 1972 y 1973, don Jesús Cueva Pelayo vuelve al periodismo cultural, creando tres periódicos culturales entre 1978 y 1979, como una suerte de periodismo cultural alternativo o independiente, tal como revela a ZETA:
“En 1978 vuelvo a las actividades periodísticas creando Ahora, Periódico del Consumidor; luego saco mi suplemento Tijuan, por un Periodismo Profesional e Independiente, y la sección infantil Tijuanito. Historia y literatura de Baja California, ésos eran mis temas”, rememora don José de Jesús Cueva Pelayo mientras muestra nuevamente empastados donde conserva dichos tabloides.
También repasa su estancia por Baja Times, cuyo dueño era Hugo Torres Chabert, en Playas de Rosarito:
“Estaba en esos años cuando terminamos nuestro periodo ahí, porque me invitan a crear el periódico Baja Times, recomendado por (J. Jesús) Blancornelas. Era un periódico bilingüe, inglés-español, yo era el editor en español, con Ronald Jensen, un periodista hawaiano-californiano. Ahí empiezo mi investigación sobre las ballenas”, recuerda el también especialista en ballenas que migran hasta llegar a San Ignacio, Baja California Sur.
Al ingresar al sistema de tecnológicos en 1979 en Tlalnepantla y en 1980 en el Instituto Tecnológico de Tijuana, continúa su labor de periodista cultural editando, por ejemplo, la revista trimestral de esa institución en la ciudad fronteriza, Tecamatl, entre 1980 y 1986; e Ipa Wuak entre 1989 y 2002; además de editar Arquetipo en CETYS Universidad en 1983.
— ¿Cómo distribuía o vendía los tres periódicos que Usted fundó? (Ahora, Tijuan y Tijuanito)
“Salía el producto, el periódico había que promoverse, no se podía quedar, entonces yo lo distribuía en librerías y negocios, hasta en los supermercados. Yo aprovechaba que había eventos políticos para vender el periódico, porque me costaba mi trabajo, entonces decía: ‘Tenemos que darlo a conocer’. Así los vendía y por suscripciones; a veces me llegaban suscripciones de Inglaterra de Tijuan y de otros lados, de universidades”.
LA EDITORIAL IBO-CALI
Una editorial toral en la historia de la literatura tijuanense surgida en 1973 es Ibo-Cali, editada por don José de Jesús Cueva Pelayo, cuyo consejo editorial estaba integrado por doña Guadalupe Kirarte (presidenta del consejo), Elsa Romero Tadlock, Patricio Bayardo Gómez, Andrés Villar Martínez, Rodolfo J. Salgado P. y Miguel Ravelo.
Para empezar, una de las incógnitas más recurrentes sobre la editorial es su significado, mismo que don Jesús Cueva Pelayo revela a ZETA:
— ¿Qué significa Ibo-Cali?
“‘Sol de las Californias’, en lengua cochimí. Ibo significa sol, luz, vida, nacimiento, en cochimí, lengua de Baja California Sur”.
Entre los libros editados por Ibo-Cali en 1973 figuran “Ecos circundantes”, de Manuel Gutiérrez Sotomayor; “El lenguaje de la frontera” y “Teoría del fronterizo y otros ensayos”, por Patricio Bayardo; “Narraciones y leyendas de Tijuana”, de Olga Vicenta Díaz Castro “Sor Abeja”; asimismo, en 1974, la editorial tijuanense publica la multicitada antología “Siete poetas jóvenes de Tijuana”, bajo la selección y compilación de Alfonso René Gutiérrez, en la que se incluyen autores como Ruth Vargas Leyva, Raúl Jesús Rincón, Felipe Almada, Eduardo Hurtado, Alfonso René Gutiérrez, Luis Cortés Bargalló y Víctor Soto Ferrel. El último libro publicado por la editorial bajacaliforniana fue “Selección poética”, de Michel Cobián.
“Ibo-Cali era un proyecto que se quedó para la historia. Los más famosos eran ‘Siete poetas jóvenes de Tijuana’ y el de Sor Abeja, ‘Narraciones y leyendas de Tijuana’”, refiere a este Semanario don José de Jesús Cueva Pelayo.
Sobre “Siete poetas jóvenes de Tijuana”, advierte: “Ha abierto brechas, es representativo de la creación poética de Baja California, es muy cotizado este libro ‘Siete poetas jóvenes de Tijuana’, no lo encuentras”.
Al final de “Siete poetas jóvenes de Tijuana” de 1974, se lee: “Editorial Ibo-Cali. Biblioteca de escritores bajacalifornianos”, se le plantea a don Jesús Cueva Pelayo, e inmediatamente contesta:
“Era una colección, queríamos fundar una colección que queríamos continuar, pero vino un quiebre interno. El último que salió fue con Michel Cobián”.
— ¿Por qué fue importante publicar autores bajacalifornianos en Ibo-Cali?
“Impulsar la literatura bajacaliforniana era el objetivo, los jóvenes valores y los valores que eran tradicionales, que había muchos. Ibo-Cali tenía esa proyección y, además, yo personalmente los promovía”.
— ¿Cómo se financiaban las publicaciones?
“Hacíamos ventas por suscripciones y nos ayudábamos con eso. Se daba un recibo y cuando salía la edición: ‘¿Cuántos ejemplares? Aquí están’. Lo otro era la venta en las presentaciones. Vendíamos ediciones adelantadas, colecciones. ‘Oiga, le vendemos los libros siguientes’, generalmente entre amigos, gente conocida, a gente que tenía dinero también se les ofrecía. Y para sacar más, nos íbamos a las librerías”.
— Si ya existía la editorial Californidad de Rubén Vizcaíno y las ediciones del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Tijuana, ¿por qué consideraban importante fundar la editorial Ibo-Cali?
“No existían como tales, como ediciones. Nosotros tuvimos esa visión. Las de Vizcaíno, eran puntadas de él nada más; en la Asociación de Escritores de Baja California se propuso la editorial Californidad y salieron los libros de él, ‘Avenida Revolución’, tres títulos de él y de otros autores también, pero eso era por los 60. Entonces, no había editoriales. Con la propuesta mía, tomando en cuenta mi experiencia, mis conocimientos y el tiempo que yo tenía, pues le metí todo el acelerador”.
EN LA EDITORIAL DEL ITT
La Editorial del Instituto Tecnológico de Tijuana (ITT) también marca una época al publicar no sólo libros académicos o de maestros de esa institución, sino a escritores que ahora forman parte de la historia de la literatura tijuanense.
Por ejemplo, bajo el cuidado editorial de Ramiro León Zavala y José de Jesús Cueva Pelayo, en Editorial del ITT se publican “Celeste y ocho poemas”, de Ruth Vargas Leyva, en 1987; “Aprendiz de humano”, de Estela Alicia López Lomas “Esalí”, en 1987; “Visitación de Eros” (Premio Nacional de Poesía Centenario Tijuana 1889-1989) de Estela Alicia López Lomas, en 1989; “Laberinto sin retorno” (Mención Especial Ensayo Centenario de Tijuana 1889-1989), también de Estela Alicia López Lomas, en 1990, por citar sólo algunos.
— ¿Cuál considera Usted que era su papel junto con Ramiro León Zavala al hacerse cargo del cuidado editorial en el Instituto Tecnológico de Tijuana?
“La idea era publicar lo mejor de los maestros. La imprenta del Tecnológico publicaba materiales auxiliares para la docencia; entonces había muchos autores que tenían inquietud. La idea era promover al maestro, sus obras, que los alumnos tuvieran acceso a la obra del maestro. El Tecnológico también, desde que nació, se abrió a promover la cultura de la ciudad; por ejemplo, el Festival Nacional de Arte y Cultura inició en Tijuana, convocó a todos los Tecnológicos del país para hacer un encuentro de teatro, de poesía, canto y danza, se hizo aquí y se tomó como modelo a nivel nacional. Después se empezó a celebrar el Encuentro Nacional de Arte y Cultura de los Tecnológicos y se celebraba cada año en un Tecnológico diferente del país. Entonces, Tijuana fue pionera en ese sentido”.
Asimismo, recuerda la capacidad de imprimir del ITT en aquella época:
“La imprenta fue un logro del Primer Encuentro que hubo aquí. El director general le donó a la imprenta del Tecnológico de Tijuana más prensas, más aparatos para imprimir y ahí estábamos. Entonces, gente de fuera del Tecnológico se acercó y en una de esas entró ‘Esalí’ también; yo estaba en el Tecnológico, le presento a Ramiro León Zavala. Yo se los presentaba y él continuaba con la obra”.
Autor del libro sobre la historia del periodismo en Baja California “De periodistas y periódicos en Baja California” (1979) y del poemario “Del mar a la montaña” (1971), así como editor de “Alamar. Antología 1997-2007” (2008) y “Alamar. Antología 2008-2011” del Taller de Literatura del ITT, don José de Jesús Cueva Pelayo, sintetiza su impresionante trayectoria como periodista cultural, historiador, prologuista de libros y editor: “Donde llegaba, yo dejaba huella”, dice el intelectual, mientras continúa trabajando en su impresionante biblioteca.