Productores estimaron pérdidas por 52 millones de dólares a la semana, por la suspensión del gobierno estadounidense a las importaciones de aguacate michoacano, luego de que fueran detenidos y agredidos dos inspectores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en la comunidad Aranza, en Paracho, Michoacán.
El próximo lunes 24 de junio, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se reunirá con el gobernador de Michoacán Alfredo Ramírez Bedolla, la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de México (APEAN) y el secretario de Agricultura Víctor Villalobos Arámbula, para abordar entre otros temas el de seguridad.
El martes pasado, Ken Salazar precisó que la suspensión del gobierno estadounidense sólo es para la importación de aguacate y mago michoacano, y que las inspecciones a esos cultivos en Michoacán están suspendidas “hasta que se hayan resuelto estos problemas de seguridad”.
En entrevista radiofónica, Villalobos Arámbula adelantó que propondrá que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) sea “garante de la calidad y de la sanidad”, para que ya no la hagan los inspectores de Estados Unidos. “Así evitaríamos que en el futuro pudieran ocurrir estos problemas que son absolutamente ajenos a la producción”, aseveró.
Los inspectores del USDA garantizan que las exportaciones de aguacate sean de Michoacán y Jalisco, y no de otras entidades que no han sido certificadas en sus condiciones fitosanitarias. Esto como parte de un acuerdo bilateral que data de principios de los años 2000, explicó Villalobos Arámbula, quien dijo que son mexicanos los inspectores contratados por USDA para realizar visitas a las plantas de producción.
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México es el principal productor de aguacate en el mundo. En 2023, exportó 1.1 millones de toneladas a Estados Unidos, con un valor superior a los tres mil millones de dólares. El 76% de las exportaciones provienen de Michoacán, siendo entre 200 y 300 mil personas las que dependen de la producción de aguacate, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
Al ser un producto perecedero se prevé que parte de la producción se destine al mercado nacional, donde podría bajar el precio del kilogramo. En Tijuana, el llamado “oro verde” se vende entre 60 y 90 pesos.
