Oriunda de Oaxaca, Oaxaca, la alcaldesa de Tijuana Montserrat Caballero Ramírez ya olvidó que su estado natal ha sido y es el estado marcado con pobreza, de donde vienen las famosas “Marías”; estado con dialectos, piel mestiza morena, que allá se ha padecido hambre por décadas, pues ha sido olvidado por gobiernos federales, estatales y locales.
Ella arribó a Tijuana hace años. Se civilizó, estudió e hizo su carrera. Hoy derrochó miles y miles de pesos en su nefasta y tórrida reelección municipal en 2024. Gastó dinero, adiestró spots, espectaculares, bardas, redes sociales, para decir que ella iba arriba… y que le llega el madruguete morenista: no fue ella la seleccionada.
Por ello va de la pobreza extrema oaxaqueña al derroche de miles de pesos acá en Tijuana; dinero que no es de ella, habiendo tanta necesidad de igual forma en su oriunda tierra mixteca. Alguien que hace las cosas mal y no da resultados, debe analizarse dónde hubo fallas u omisiones, para no volver a repetir tales garrafales faltas -de analizarse- y no repetir tales equivocaciones.
Recordemos a Juan Manuel Gastélum “el Patas”; se comprometió por otros tres años y dijo el electorado “no se vale repetir los olvidos si llegase a ganar”, y el Patas perdió. Así perdió la presidenta municipal; no se le hizo. Cómo vamos a confiar otros tres años si la alcaldesa vivió en el Cuartel Morelos, escabulléndose de los malosos que la quisieron asesinar. ¿Y el valor democrático? ¿No quiso ser presidenta municipal? ¿Con qué moral vuelve si estuvo encuartelada (donde recogí mi pre cartilla y cartilla liberada en los 80s?
Se acabó el tiempo. Se le acabó. ¡Dale, dale, dale y tu tiempo se acabó! Si hizo cosas buenas, bien; si hizo cosas malas, no puede volver a repetirlas.
Ya se escucha la melodía de las golondrinas en el centro municipal el próximo noviembre de 2024. Se termina una era de derroche, faltas, omisiones, errores, encuartelamiento, fotos, selfies, glamour, etc. Se eligió alcalde para trabajar, no para lo que señalé; por ello, en buena hora seleccionaron a Ismael Burgueño. Ti-jua-nen-se. No es bueno repetir faltas y mucho menos gastar dinero del pueblo en buscar algo que no se merecía otra vez la alcaldesa de Tijuana.
Esperemos haya recapacitado la señora alcaldesa; el tiempo y los hechos lo dirán. Tijuana necesita mucho, por eso ella si no pudo (o quizás no lo quiso), los tijuanenses no podemos esperar más. Un grito desesperado de un tijuanense que hace eco con los dos millones y medio de habitantes del municipio.
Derroche y pobreza que la alcaldesa hizo de a buenas, pues en Tijuana hay pobreza y derroche, como ella lo hizo.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.