“Se tiene la responsabilidad moral de desobedecer normas injustas. Estoy de acuerdo con san Agustín en que ‘una ley injusta no es tal ley’”.
-Martin Luther King, abril de 1963, desde la Cárcel de Birmingham.
Desconozco si alguien prefirió un domingo electoral ir de compras al otro lado o a casa y no elegir sus gobernantes. Y lamentó no votar.
Vamos evolucionando en la democracia. En Baja California desde 1989 ha gobernado prácticamente el Partido Acción Nacional; en la Ciudad de México, el Partido de la Revolución Democrática y Morena. Aunque en 2021 la oposición PRI-PAN-PRD ganó 10 de 16 alcaldías de la hoy Ciudad de México.
Un voto, nuestro voto, aparentemente no significa más que un voto. Pero muchos votos se hacen de voto en voto. Si al igual que usted, una persona no vota, se irán acumulando abstenciones de votos. Y de uno se pasa a cifras alarmantes de indiferencia ciudadana. En B.C., de más de un millón de electores posibles, sólo un 30 por ciento se anima a participar.
En los 60-70’s era prácticamente imposible opinar de asuntos electorales o cuestiones políticas. Casi nadie –pocos- se atrevía a cuestionar la persona del Presidente de la República, del gobernador, o incluso de los alcaldes.
Hoy, en la Cámara de Diputados puede participar desde un caballero de la política hasta un pelafustán con traje. En la fe se habla de una escatología, es decir, del Reino de Dios que ya está entre la humanidad, pero todavía no está del todo. Ya, pero todavía no. Algo similar sucede en la democracia en el mundo, no sólo en México. Ya vivimos en la democracia pero todavía no en plenitud.
En México la política se ha vivido como una revolución, un cambio repentino. Pero también evolutivo; lentamente, pero con pasos firmes. El INE no se toca, la Corte no se toca.
En la historia reciente de las democracias, Sudáfrica ha ido evolucionado con mucho sufrimiento encarnado en líderes como Nelson Mandela y el Obispo Desmond Tutu. Pero no se trata de una democracia de película.
En México, la democracia o los líderes democráticos han tenido que pagar un precio: cárcel, muerte, desprecios, persecución, privaciones. Asesinaron a Madero, Belisario Domínguez, Maquío, Clouthier, Colosio, Heberto Castillo. En ningún partido político las cosas han sido fáciles. Cientos de líderes campesinos, políticos, estudiantiles, empresariales, han sacrificado su vida para dar paso a la democracia. Entre los ya casi 200 mil homicidios dolosos del sexenio (2018-2024) se están sumando el crimen de dos o tres candidatos políticos por semana, antes del domingo electoral 2 de junio.
¿Usted votará? Si no lo hace, es su asunto. Pero no olvide que usted es culpable de no participar en cambiar o mejorar la ciudad o el país. La democracia no es una cosa virtual. No se vota por internet. En medio de los calorones de Mexicali (48 grados centígrados) miles de personas, incluso ancianos y jóvenes, salen a expresar su voluntad política. No hay de otra.
En cada proceso electoral tenemos la oportunidad personal y social de elegir o votar por quien consideremos digno. Nadie lo hará por nosotros.
Los bienes y servicios públicos que recibimos los ciudadanos son cierto parámetro o medida para saber cómo han gobernado por quienes votamos. Absolutamente nadie puede obligar a usted a inclinarse o elegir a este o aquel político. Usted tiene el voto en su conciencia y voluntad y nadie más. Cada voto es importante.
¿Usted votará? Frente a la Babilonia mediática, consulte en YouTube, etcétera; Atypical Te Ve, Latinus, www.zetatijuana.com, Fórmula Noticias, Ciro, Pepe Cárdenas, Zuckermann, Schettino, Denisse Dresser, Hablemos del Campo (1120 AM, 10 de la mañana), Jorge Heras Las Californias… hay mucho que estudiar y aprender para decidir.
Si usted no vota, nadie lo hará por usted. Y no olvide que no vivimos en el cielo donde todo es perfecto; acá en el más acá, en lo terrenal, es donde sirven los votos de los ciudadanos como usted. Cuando ya uno estire la pata ya no podrá elegir. Estaremos en las manos de Dios. Hoy también lo estamos, pero en las manos de los políticos, y a esos Dios nos da la libertad de elegirlos.
¿Usted votará?
Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.