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jueves, noviembre 21, 2024
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Madres buscadoras, sin miedo y con memoria (Primera parte)

En solidaridad con Angelita León y colectivo en Tecate

Las miradas del planeta están en el desierto de Atacama, en Chile. Confirman los científicos que los telescopios más poderosos que existen en el mundo están ahí, que es el único que florece una vez por año: le llaman el desierto florido. Ahí, en medio de la nada, decenas de mujeres construyen una historia de valentía, de una penosa y grave valentía que se replica en cada rincón de Latinoamérica. Las mujeres de Calama han buscado por décadas a sus hijos, hermanos, esposos desaparecidos por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), régimen que asesinó, torturó y desapareció a más de 40 mil 000 personas dentro y fuera de Chile.

En Nostalgia de la Luz, un documental de 2010 de Patricio Guzmán, varias de esas mujeres arrastran los pies y tocan la tierra. Saben la diferencia entre un fragmento de piedra o uno de hueso humano. “Ojalá los telescopios no miraran solo al cielo, sino que pudieran traspasar la tierra para poderlos ubicar”, dice una de ellas mientras el sol curte su rostro con arrugas y tristeza.

En 1978, al otro lado de la Cordillera de los Andes, el Mundial de Fútbol de Argentina, que se celebra en medio de la dictadura del general fascista Jorge Rafael Videla, emociona al mundo entero. La prensa observa a un grupo de mujeres con pañuelos blancos en la cabeza; marchan en círculos en la Plaza de Mayo. Son apenas una decena. Cargan las fotografías de sus desaparecidos. Les llamaban las “madres locas”. Hasta que un periodista holandés se les acerca y sus voces comienzan a ser escuchadas. “¿Por qué no nos dicen si están vivos o están muertos? Buscamos eso. Que nos respondan y después nos retiramos”, se agolpan las palabras de unas y otras. Este documento en video queda para la posteridad.

Las voces en un llanto contenido, la desesperación y la esperanza de que, al fin, frente a esa cámara, algo de su reclamo sea escuchado.

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“Ya no sabemos a quién recurrir: consulados, embajadas, ministerios, iglesias… en todas partes se nos han cerrado las puertas. Por eso les rogamos a ustedes, son nuestra última esperanza: ¡Ayúdenos, por favor!”, dicen, tropezando frente al periodista. Cuando las madres y abuelas de Plaza de Mayo explican el porqué del pañuelo blanco, aluden a la maternidad. Quieren que esa tela que usaban como pañales para cambiar a sus hijos cuando eran bebés, sea el distintivo de su movimiento.

La lucha de estas mujeres no sólo trasciende en la creación en Argentina del Banco Nacional de Datos Genéticos, que identifica a quienes durante la dictadura fueron apropiados ilegalmente por el régimen nazi y dados a familias afines. También ha inspirado a la llamada “ola verde” de lucha por un aborto legal y seguro, y el simbólico pañuelo de ese color que el movimiento feminista mundial ha adoptado como propio. No es coincidencia. Las mujeres de América Latina, generación tras generación, buscan cambiar el mundo.

Lucha incansable de las madres buscadoras

Y lo están cambiando. Con protestas, buscando en desiertos, removiendo tierra y mar. Escribiendo cartas.

“Tenía que buscar a mi hijo como fuera y donde fuera. Fuimos a las emisoras de radio a contar lo que nos sucedía, pegamos volantes con información de mi Dany en postes y lugares muy concurridos, y desde esos lugares comprendí tu indiferencia. Me hiere la ausencia de mi hijo como los 100 mil que hoy no están en nuestra bella Colombia. Pero te confieso, me duele tu total indiferencia. Te informo que hay 82 mil 998 personas desaparecidas en Colombia, 9 mil en el Valle del Cauca y 6 mil 400 en la ciudad de Cali. Demasiadas”, dice una carta escrita en 2019 por María Cecilia Tuestar Álvarez, quien busca a su hijo desde el 28 de diciembre de 2013.

Como María, varias decenas de madres llamaron la atención de la prensa, cuando se subían al transporte público de Cali a repartir cartas donde contaban sus historias, de cómo sus hijos o hijas habían desaparecido. En Colombia, en las últimas décadas se sumaron los terrores de un conflicto interno, que, pese a la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, no ha cesado por completo. Allí, a las personas las han desaparecido guerrilleros, paramilitares, cárteles, delincuentes o agentes estatales. Y según las cifras oficiales, los desaparecidos de ese país superan los de las dictaduras de varios países sudamericanos durante el siglo 20. (Con información del Diario El País, febrero 2024, y Erika Rosete)

Continuará…

 M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

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Autor(a)

Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ortiz Ramírez Héctor Ortiz Ramírez Hector O 37 cygnus9304@hotmail.com
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