“Le gusta el trote del macho, aunque la zangoloteen”.
-Luis Sandoval Godoy, Refranes Mexicanos.
El próximo 2 de junio de este año 2024, votemos o no votemos, los mexicanos seremos gobernados seis años (hasta 2030) por una mujer: Claudia o Xóchitl.
A pesar de los grandes aciertos del Presidente López Obrador: a) El aumento al salario mínimo, y b) el apoyo a los adultos mayores, en las elecciones intermedias de 2021 en la Ciudad de México le arrebataron a Morena, algo así como 10 de 16 alcaldías o delegaciones millonarias en personas o votantes.
La propaganda violatoria de las normas del INE no ha frenado el desequilibrio frenético de todos los partidos y candidatos; incluso muchos de ellos han sido víctimas mortales dentro y fuera de sus institutos políticos.
Entre las familias, los niños y los jóvenes se están acostumbrando a querer vivir en un espejismo de apariencias y la simulación; abiertamente dicen los menores: voy a ser narco, o artista, o cantante, o tal profesión, para ganar mucho dinero y ser “feliz”. Así las cosas. El perro se acaba un hueso y busca otro hueso mejor, pero hay muchos perros buscando el mismo hueso; entonces nadie quiere sacrificarse, luchar. Todo lo queremos fácil sin esfuerzo, sin mística, sin sentido. Así andamos queriendo merecer sin merecerlo.
En temas electorales, pa’ empezar, la pobre gente de la Ciudad de México no son un ejemplo de democracia, porque a ellos se les negó históricamente -desde el Imperio Azteca- la posibilidad de votar para elegir a sus autoridades. Sexenio tras sexenio les impusieron regentes, el último creo que fue Camacho Solís, y de los mejores el sonorense o Regente de Hierro, el moralista Uruchurtu -el del Periférico y el Metro- (grandote y segurote), pariente del Caballero del Titanic, el diputado constituyente que en 1912, Manuel Uruchurtu (Hermosillo), quien pudiendo salvar su vida en aquella epopeya, entregó su lugar y su vida a una mujer norteamericana –náufraga- que salvó la vida gracias al sonorense.
A partir de 1988-89, los capitalinos pudieron elegir a sus autoridades, ya no regentes, comenzando con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Rosario Robles, Mancera, AMLO y Sheinbaum. Si en Baja California el primer gobernador Braulio Maldonado fue producto de un fraude en 1960, en el D.F., imagínese usted de Jefe de la Policía al Negro Durazo, casi como Idi Amyn en África; los tamarindos o policías debían comprar en sus fábricas todos los uniformes. Quizás con eso construyó un Partenón griego allá en el cerro del Ajusco, de donde Héctor Suárez anunciaba “chicharrón de puerco y puerca, ostión fresco del Ajusco”.
Por redes sociales circula una encuesta en la que los números favorecen a Xóchitl con 49 por ciento y a Claudia con 44 por ciento. Y aparece Samuel con 7 por ciento. De manera que es una encuesta reciente, pero cambiante, porque Sam retornó de gobernador regio.
Si México fuera Argentina, donde es un delito no votar, en México es un deleite no votar. Habrá puente el 2 de junio de 2024. Pudiera, como con Milei, que recibió los votos de otra candidata minoritaria, y ganarle limpiamente a Masa, el candidato oficialista argentino.
Claudia Sheinbaum es una virtuosa mujer, pero también Xóchitl Gálvez, quien fue testigo de cómo su padre alcohólico maltrataba a su mamá, y cuando joven le externó a su padre querer estudiar secundaria, el viejo le dijo: “Qué secundaria ni qué, las mujeres sólo sirven para el metate y el petate”.
Claudia Sheinbaum es Doctora en Ciencias por la UNAM. Y Xóchitl Gálvez, experta en comunicación digital e ingeniera por la UNAM. A ninguna les han regalado sus carreras políticas. La Gálvez tiene un hermano militar general de la Sedena, y Sheinbaum un hermano científico del Cicese en Ensenada, el paraíso bajacaliforniano con mayor cantidad de científicos de México per cápita.
No todo lo grande es bueno, pero todo lo bueno es grande.
A votar este 2024.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.