El ex convicto José Antonio Vera Palestina, asesino material sentenciado por el crimen contra el periodista Héctor Félix Miranda, codirector fundador de Semanario ZETA, falleció esta semana en Tijuana, trascendió a través de una esquela publicada el jueves 28 de diciembre por quien fuera su patrón, Jorge Hank Rhon.
Compadre, jefe de escoltas y hombre de todas las confianzas de Hank Rhon, Vera purgó una condena de 25 años de prisión impuesta en el Juzgado Segundo de lo Penal de Tijuana por su participación en el homicidio cometido el 20 de abril de 1988 en agravio del periodista apodado Gato Félix.
El autor intelectual, Jorge Hank Rhon, ha estado bajo sospecha; sin embargo, la investigación no profundizó en esa materia. En 1988, tanto las armas como los vehículos utilizados en el asesinato del periodista, así como sus verdugos, salieron de las instalaciones del Hipódromo Agua Caliente, a donde regresaron para dejar la escopeta calibre 12 doble cero y ocultar el auto Trans-Am color oscuro utilizado para ultimar al editorialista.
Desde las primeras investigaciones se conoció que Antonio Vera Palestina se refugió en el inmueble hípico y después huyó a Los Ángeles, California, donde finalmente fue detenido el 1 de mayo de 1990. También existen declaraciones en el expediente que revelan que Vera siguió recibiendo su sueldo íntegro, aproximadamente 3 mil dólares mensuales, pagados por su patrón, quien además se encargó de no desamparar a los hijos del primero, los gemelos Jerónimo y Jorge Mario Vera Ayala.
La penalidad impuesta al entonces convicto inició a partir del 1 de mayo de 1990, fecha en que fue detenido, por lo que la sanción privativa de la libertad la terminó de cumplir el 30 de abril de 2015, cuando egresó del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 1 Altiplano en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Esa fue su última parada en la cárcel antes de reincorporarse a su trabajo en Grupo Caliente por su fidelidad a Hank, ya que había recorrido otras prisiones en Jalisco, Chihuahua, Tijuana y al final en el Edomex durante esos 25 años de encierro, insuficientes para aliviar el dolor que aún aqueja a una familia y a la sociedad que perdió a un periodista valiente.
Durante los primeros años de estancia de Antonio Vera Palestina en la Penitenciaría del Estado se advirtió de sus dificultades para respetar a la autoridad y convivir pacíficamente con otros reclusos. En su expediente administrativo en Baja California se documentaron diversas indisciplinas y amenazas hacia el personal de seguridad, médico de guardia y de relaciones públicas entre 1993 y 1995.
El 7 de abril de 1995 -en una inspección a la celda del posteriormente liberado- personal penitenciario localizó un arma de fuego, cargadores, cartuchos útiles, dos teléfonos celulares y un aparato para recibir mensajes. Eran días aciagos para la penitenciaría estatal, cuyo titular, Jorge Alberto Duarte Castillo, fue asesinado el 6 de marzo previo, presuntamente por la autoría intelectual del recientemente fallecido, pero nunca le fue imputado ese delito.
En otros reclusorios, el comportamiento del entonces reo fue motivo de diversas sanciones disciplinarias, lo que llevó a las autoridades penitenciarias a negarle el beneficio de la libertad anticipada que desde 2001 y hasta que fue excarcelado, reclamaba Antonio Vera Palestina. Su clasificación criminológica siempre correspondió a la de .
Contundentemente los estudios de personalidad revelaban, una y otra vez, que Vera “no presenta muestras reales de readaptación, no identifica la conflictiva relacionada con el delito, presenta un pronóstico desfavorable de reintegración social efectiva, por lo que no se recomienda para el otorgamiento de algún beneficio de libertad anticipada”.
Todavía en 2022, ya de vuelta en sus labores para JVP Private Security, S de RL de CV, grupo encargado de la seguridad en los negocios de Jorge Hank, Vera se vio inmiscuido en la desaparición del escolta Óscar Gómez Islas, del que se desconoce su paradero desde abril de ese año. De acuerdo con declaraciones de la esposa del desaparecido, la última ocasión que se supo del policía comercial fue cuando Antonio Vera le mandó llamar para tratar un “asunto de urgencia” luego que había salido de sus labores.
Mientras Vera estuvo encarcelado, sus hijos Jerónimo y Jorge Mario crecieron al amparo de Hank, su padrino, quien les dio empleo en sus negocios, e incluso durante su periodo como alcalde de Tijuana (2004-2007) designó a Jorge Mario en labores de seguridad y protección. Los gemelos se vieron involucrados en el delito de delincuencia organizada derivado de su participación en el grupo de seguridad Alto Impacto que presuntamente daba protección al Cártel Arellano Félix. Jerónimo estuvo preso unos meses en el Cefereso Número 2 Occidente, mientras que su hermano se protegió a través de un amparo.
Jerónimo Vera fue exonerado de la imputación de delincuencia organizada, pero no pudo evitar ser condenado a tres años de prisión por delito electoral, al haber mostrado una credencial apócrifa del entonces IFE (hoy Instituto Nacional Electoral, INE) con la identidad de Sergio López durante su detención el 22 de febrero de 2012 en Zapopan, Jalisco.
Por su parte, Jorge Mario se encuentra prófugo, pues existe orden de aprehensión dictada en su contra en 2020 por el delito de secuestro agravado en perjuicio de la víctima con iniciales RVMS, por la cual obtuvo recientemente un amparo que se encuentra en recurso de revisión.
Tras la muerte de Antonio Vera Palestina, cuyas causas no fueron reveladas, tanto el homicidio del director carcelario del penal de La Mesa, Duarte Castillo, como la desaparición del escolta Gómez Islas, de 44 años, quedaron en la impunidad.