“La religión, la libertad, la venganza, no importa: basta una palabra para arrastrar al género humano a una carnicería”. -George Gordon.
El maltrato hacia los menores de edad es creciente en México y en todo el mundo, y representa un motivo de grave preocupación. Sin embargo, a pesar de representar un problema social sumamente penoso y agudo, pasa desapercibido para muchos sectores de la sociedad, especialmente para aquellos países que se dedican al circo barato de las elecciones, con candidatos a puestos de elección popular que dejan mucho que desear y que representan a partidos políticos, desfasados y descubiertos en torno a las graves mentiras que los rodean.
Hoy en día hay muchas sociedades en que los menores de edad no son considerados personas importantes; muchos de ellos son objetos pasivos, sin derechos y sobre los cuales todavía se pueden ejercer diversos actos de violencia, enarbolando la bandera de la justicia, socialización y educación.
El Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública SESNSP, dio a conocer que las denuncias cometidas en contra de los menores de edad en el primer semestre del año 2022 llegaron a 16 mil 395 para infantes y 13 mil 515 para adolescentes. Estos duros datos muestran el sensible aumento de delitos contra los menores de edad comparado con el periodo del año 2021.
Existe un dato muy interesante que dio a conocer Save the Children, ya que, de acuerdo con los datos oficiales, en 2021, cada día fueron asesinados siete niñas, niños o adolescentes, y 37 de estos niño o adolescentes sufrieron de violencia física. Tan sólo en el primer trimestre del año pasado (2022) se habían registrado 595 homicidios de niños y niñas y un aumento del 86.52 por ciento de reportes de violencia familiar con respecto al año 2015 (233 mil 978 en total).
Como es de esperarse, las cifras anteriormente mencionadas deberían de ser considerablemente mayores, ya que muchos de los menores y su entorno no tienen una visión de que ellos son víctimas y que están sufriendo; estos menores no tienen capacidad o libertad de denuncia y están siendo victimizados incluso por sus cuidadores. Estamos hablando de estas personas menores de edad como víctimas del delito, como personas vulnerables y que están recibiendo graves daños, ya que se encuentran en una etapa de formación que necesariamente -y por desgracia- los llevará a caminos equivocados, por ser personas que son resultado de distinto tipo de maltrato y el cual quedara profundamente grabado en su adultez.
Como lo afirmamos con antelación, si bien los datos sobre el maltrato infantil son seriamente alarmantes, se torna más difícil el examen de este tema, ya que para los menores de edad resulta un verdadero desafío que ellos puedan ocurrir ante los órganos de autoridad a denunciar el maltrato del cual son objeto, pues prácticamente todos los menores violentados se encuentran en una grave crisis de vulnerabilidad.
Si seguimos invocando los números -que son fríos y duros-, tenemos que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estimó que cada uno de cinco niños ha experimentado algún tipo de maltrato. Lo anterior, significa que hay más de seis millones y medio de personas entre 0 y 17 años que están sufriendo, al menos, algún tipo de maltrato. Los más comunes que se ejercen en contra de los menores de edad son el abuso físico, el abuso psicológico, la negligencia, el abuso sexual y la explotación infantil.
Estas personas presentan muy diversas características: a) Edad: Los menores más jóvenes, fundamentalmente aquellos que están en la primera infancia, son más vulnerables al maltrato; b) Género: Las niñas generalmente enfrentan mayor riesgo de abuso sexual de tratas de seres humanos y de explotación infantil, ya sea sexual o laboral.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.
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