“El precio del trabajo del obrero es el mínimum de salario, es decir, la suma de los medios de subsistencia indispensables para que el obrero pueda conservar su vida como obrero. El obrero no vive sino para acrecentar el Capital y tan sólo en la medida en que el interés de la clase burguesa dominante exija que viva”.
-Carlos Marx, Manifiesto del Partido Comunista (1848. P. 46).
El sátrapa del Partido Morena, López Obrador, con gran alarde calificó de “histórico” el reciente aumento al salario mínimo que la clase patronal burguesa, a través de la CONASAMI (Comisión Nacional de los Salarios Mínimos), le aventó a la clase obrera.
El aumento de sueldo que cada año la clase patronal capitalista les echa a los esclavos asalariados no es más que una limosna. “Aumento” que se asemeja a la bazofia que se les tira a los hambrientos perros callejeros.
Las limosnas, no remedian ni la miseria ni el hambre del proletariado. Mucho ruido y pocas nueces es la pizca de aumento salarial.
No es la primera vez que Obrador califica de “histórico” la miserable migaja que cada año los explotadores le tiran a los trabajadores.
La CONASAMI es un organismo reaccionario. Un tentáculo del Estado burgués. Compuesto por los más crueles verdugos del proletariado. Organismo de criminales integrado por charros sindicales, por la Coparmex y el CCE y por la burocracia gubernamental (Secretaría del Trabajo, etcétera).
Esa tropa de mastines de los explotadores capitalistas son los que fijan los “históricos” -como dice AMLO- aumentos salariales. Veamos los recientes aumentos: de 207 pesos diarios pasara a 248. Y en franja fronteriza norte de 312 pesos diarios pasara a 374.
Como podemos ver, el “histórico” aumento salarial para el próximo año de 2024 será de casi dos kilos de tortillas y en la frontera será de casi tres. ¡Grandioso!
Los cabecillas charros del “nuevo sindicalismo” lopezobradorista (Susana Prieto Terrazas, su SNITIS, Napoleón Gómez Urrutia, y su sindicato minero, Pedro Haces líder nacional de CATEM, Alejandra Morales dirigente de SINTTIA y secuaces) se han tardado en felicitar al sátrapa morenista por ese “colosal” aumento salarial, “que desde hace 50 años” -asegura AMLO- no se había hecho.
Escuchemos lo que el autócrata de marras declaró recientemente: “Esto no sucedía desde hace 50 años cuando menos, por eso digo que es histórico”. (La Jornada. 1 de diciembre de 2023)
Para López Obrador, los criminales priista Luis Echeverría, López Portillo y otros del mismo pelambre, que gobernaron el país hace 50 años, portaestandartes del “nacionalismo revolucionario” y sin tacha alguna de haber sido “neoliberales” (de acuerdo con AMLO), fueron unos ángeles de la guarda de las masas paupérrimas a las cuales le aventaron “gordas” migajas. Que le crea su ramplona sofistería quien quiera creerle. Por ejemplo: los “comunistas” del FPR, del PCM, y del trotskismo enchufados al vagón de cola del tren AMLO-morenista. A esas sectas de “comunistas” Carlos Marx los tildaba de “comunistas del rey”.
La clase obrera, según AMLO, debería de estar eternamente agradecida con los autócratas Luis Echeverría y López Portillo por las “jugosas” migajas que le aventaron durante su reinado.
Reaccionarias bestias priistas que “desaparecieron” a innumerables activistas revolucionarios, que llenaron las cárceles de presos políticos, y que perpetraron innumerables masacres, como la de Tlatelolco y la del 10 de junio de 1971.
La clase obrera no debe dejarse encandilar por la cantidad nominal (la expresión monetaria) del susodicho aumento de sueldo, sino ver que tantos víveres puede comprar con él.
Una cosa es el salario nominal y otra es el salario real. El salario nominal puede aumentar, pero el salario real, generalmente, siempre disminuye; esa es la tendencia general e histórica dentro de los marcos del capitalismo. El salario real no es otra cosa que la cantidad de alimentos que con el salario nominal el obrero puede comprar.
Inocultable es el hecho de que cada día que pasa el salario real se devalúa. Mientras que las ganancias de los supermillonarios crecen cada día más de forma inconmensurable. Al mismo tiempo, la pobreza y el hambre aumentan de manera espantosa. Entre tanto, los barrios misérrimos se multiplican.
Obrador habla del “histórico” aumento salarial, pero calla ante la desbocada carestía de los artículos de primera necesidad, sobre todo de los comestibles. Carestía que hace polvo la limosna salarial.
La clase patronal burguesa, al aumentar todos los artículos de primera necesidad que consume el trabajador, “recupera” la caridad concedida a los trabajadores. La susodicha limosna dura menos que una cucaracha en un gallinero.
En el capitalismo, sea “grande” o pequeño el aumento salarial, el obrero no dejará de ser un esclavo asalariado. El raquítico aumento es efímero y nada tiene de “histórico”.
La única forma posible para que la clase obrera pudiera alcanzar un verdadero y grande aumento salarial perdurable es luchando. Organizando huelgas combativas. Contra viento y marea. Sin charros. Mucho menos recurriendo a organismos del criminal imperialismo norteamericano como el reaccionario “Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida” tan alabado por los arrastrados charros lopezobradorista.
Esperar que los explotadores concedan grandes aumentos salariales, de motu proprio, es ocioso. Tal medida reduciría sus ganancias. “Descapitalizaría a las empresas” alegan los apologistas del Capital; es decir, los economistas.
El proletariado no debe de caer ni en el garlito que le tienden los charros de la CTM, CROC, etcétera, ni en el de los “radicales” charros AMLO-morenista, a saber, en la lucha reformista por aumento salarial únicamente.
Escuchemos al gran marxista-leninista, Enver Hoxha: “Marx recalcaba que limitar la lucha de la clase obrera únicamente al aumento de salario, no es más que un intento destinado a prolongar la esclavitud de los asalariados. Sólo la supresión definitiva, del capitalismo, por ende, de la explotación de los obreros asalariados, constituye la solución justa y radical de la atormentada existencia de los esclavos asalariados”. (Enver Hoxha. Eurocomunismo es anticomunismo. 1980. P. 225).
La clase obrera no debe de luchar solamente por aumento salarial y por otras concesiones económicas que pudieran hacer más llevadera su existencia bajo el capitalismo, sino que el proletariado debe alzarse a la lucha por la toma del Poder.
La lucha economista es una lucha reformista que a la larga la van a ganar los explotadores. Rufianes burgueses que traen las cartas marcadas. La lucha proletaria contra el capital debe ser política, no de regateo mercantil. Los trabajadores no deben de constreñir su lucha a un pugilato del gato y el ratón.
Luchar por un gran aumento salarial está muy bien, pero está mucho más bien luchar por derrocar el sistema capitalista que obliga a los obreros a crear riqueza ajena y a permanecer como esclavos, a perpetuidad, de la patronal capitalista.
El charrismo sindical, sea de derecha o de “izquierda”, odia el socialismo. Son, todos ellos, meros capataces de los capitalistas-inversionistas extranjeros.
Tales liderzuelos, como la tránsfuga diputada morenista Susana Prieto Terrazas, infunden a los obreros atrasados que vale más un peso de aumento salarial en la bolsa que mil socialismos. En otras palabras, los perros de los capitalistas les inculcan a los esclavos proletarios que deben de estar contentos con las migajas que sus patronos burgueses les echan, y no pensar en organizarse para levantarse en revolución y derrocar a los explotadores.
Además, los charros de “izquierda” alegan: ¿luchar por el socialismo?, ¿acaso no saben que nuestro presidente, López Obrador, es socialista?
Es un hecho, la tendencia general del capitalismo no es elevar el nivel del salario, sino reducirlo.
La clase obrera no debe vanagloriarse, como lo hacen algunos obreros de SNITIS, mangoneados por Prieto Terrazas, de sus pequeños y fugaces éxitos. “A veces los obreros triunfan, dice Marx, pero es un triunfo efímero. El verdadero logro de sus luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los obreros”. (Carlos Marx. Manifiesto del Partido Comunista. 1848. P. 40).
La lucha sindical economista sólo arremete contra los efectos, pero no contra las causas de estos efectos; la lucha gremial lo que hace es contener un poquito de forma fugaz el movimiento descendente, pero no detiene su caída. Palia, pero no cura la enfermedad.
Los trabajadores no deben, por tanto, entregarse por entero a esas inevitables escaramuzas interminables, continuamente provocada por los abusos incesantes de la clase burguesa en el Poder.
Que López Obrador y el charrismo sindical vociferen que el reciente aumento salarial fue un hecho “histórico”.
Para los marxista-leninista-stalinistas tal “aumento” no es más que una limosna. Nada diferente a las anteriores.
Y, repetimos: las limosnas ni remedian la miseria ni quitan el hambre.
Atentamente,
Javier Antuna.
Correo: triunfocomunista@gmail.com
Tijuana, B.C.