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lunes, septiembre 30, 2024
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La crisis de la prisión en México (Segunda parte)

“Existen hombres que nunca han asesinado y que sin embargo son mucho peores que algunos que han llegado a matar a personas”.

-Fiódor Dostoyevski.

Podemos afirmar que la prisión es un reflejo de la sociedad que está en libertad, lo que revela la existencia de una crisis de la ideología del tratamiento penitenciario en el que la huella del derecho penal del enemigo muestra su presencia y su dominio.

Las condiciones en que se encuentran y operan las prisiones hablan de la sensibilidad social y de la magnitud del respeto por la dignidad por parte de las agencias estatales. Es verdad, la cárcel se ha resistido a despojarse de la represión física, reducción a servidumbre, extorsión y dominio de una clase dominante que gobierna y llena los bolsillos de los agentes penitenciarios. La crisis de la prisión se extiende igualmente a la crisis del derecho penal y nos recuerda lo dicho por el tratadista Luis Jiménez de Asúa, quien afirmó que la historia de la prisión es la historia de una gran crítica y meditación.

Aquí el preso es el enemigo vencido en un combate formal solemne -y quizás hasta litúrgico- contra toda la sociedad, en la cual el Estado ha derrotado a la persona en una estrategia judicial y ha reducido el resto de su vida a la lamentable calidad de prisionero.

La condición de estos hombres nos habla a la sociedad de su grandeza y también de sus miserias. La labor penitenciaria como filántropos y “amigos de los presos” ha sido un camino difícil cuando se avanza, y se hace con pasos muy pequeños; pero cuando se retrocede es de pasos agigantados. Este ansiado amigo se resiste a despojarse de su condición de enemigo: insiste en secar los pantanos y ampliar la insalubridad de la cárcel, quizá empezando por su persona. Renuncia a un sentido de justicia y la sustituye por una actitud permanente de producir dolor y castigo.

La prisión como último recurso del Estado se volvió una pena anticipada y sobre utilizada. El número de personas presas sin condena es cada día mayor. Sus condiciones son en muchísimos casos avergonzantes e inhumanas. En el caso de Tibit versus Ecuador (septiembre de 2004) el Dr. Sergio García Ramírez, Juez de la Corte, anotó que en los países latinoamericanos se prodiga la prisión preventiva y se asocia a la lentitud de los procesos. Es una triste realidad. La reforma al sistema de justicia penal funciona en el pizarrón de las aulas de clases, mas nunca en la realidad: no se ha disminuido el número de inculpados frente al número de presos condenados.

En las prisiones existe un terrible hacinamiento, promiscuidad y enfermedad. Las cárceles albergan en sus edificios a ruidosos prisioneros, inertes por la falta de asistencia jurídica y médica, sin ninguna clasificación autentica, en celdas colectivas, patios demasiados pequeños, en un verdadero ambiente de anarquía.

La inmensa mayoría de las cárceles en Latinoamérica, y por supuesto en México, están sobrepobladas y hay una gran cantidad de enfermedades y contagios, además de las carencias de servicios médicos para presos con enfermedades crónico degenerativas, como la diabetes o la hipertensión, solo por mencionar algunas. La mayoría de los internos generalmente son de escasos recursos económicos, los presos tienen que alquilarse con los poderosos de la prisión para integrar sus equipos de vigilancia y sus comandos o grupos.

En la prisión todo tiene un precio: el no pasar lista, la asignación de dormitorios, las llamadas telefónicas, la visita íntima, los estudios criminológicos y la visita familiar. En la cárcel la vida carece de valor, el horror se quita el velo y se desnuda la banalización del oprobio; es un mundo de sombras y de escasas luces en el que la palabra “fracaso” adquiere un significado mayúsculo.

La prisión en México ofrece un encierro que no educa para la libertad; es una verdadera mentira institucional que estigmatiza a sus residentes y favorece las capacidades para lo malo.

Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.

Correo: liceagb@yahoo.com.mx

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