El mundo está siendo testigo de cómo se expande como un hongo infeccioso la idea del autoritarismo, caracterizado por una persona o un grupo que tienen exceso de autoridad y restringen derechos a la población; por ejemplo, acabar con los derechos de las minorías, como LGBT, inmigrantes, o combate a la delincuencia, que significa contra los pobres, destinar más gastos a la militarización y reduciendo los gastos en salud y ayuda sociales.
Identificando los epicentros del surgimiento o el auge del autoritarismo.
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Tenemos muchos ejemplos en este preciso momento: Rusia con Putin, Hungría con Viktor Orbán, Italia con la fascista Giorgia Meloni, Alemania con el partido AFD, España y el Partido Vox, por citar algunos.
En América, Donald Trump y el gobernador de Florida, Ron de Santis, junto a la marea conservadora que están imponiendo medidas contra el aborto; en El Salvador, con Bukele; y en Honduras parece que van por el mismo camino después de la muerte de 46 mujeres presas en un motín y que su propio gobierno autorizó medidas represivas.
Aparte están resurgiendo los nacionalismos extremistas en contra de la mezcla de culturas y que hablan del gran desplazamiento que los blancos están experimentando por culpa de la inmigración, según sus declaraciones.
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En México, con la creciente militarización y el apoyo de gran parte de la sociedad, que lo ve con buenos ojos, olvidan la dictadura de Porfirio Díaz: el autoritarismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que recibía el nombre de la dictadura perfecta, término acuñado por el escritor peruano Mario Vargas Llosa en la que describe cómo el partido domina a la población y la economía.
Con la apuesta de la militarización desde gobiernos panistas, pasando por gobiernos priistas, y ahora con un gobierno del partido de Morena, vemos el destino de fuertes sumas de dinero a los militares para funciones de prevención y salvaguardar la seguridad pública; y que después de la cuarentena parece que no se van a devolver a los militares a los cuarteles y dejen sus labores, confiando el poder en el poder represivo del cuerpo militar por un tiempo indefinido por decisión de los políticos.
Continuará…
Atentamente,
Ricardo Acevedo Lomelí.
Mexicali, B.C.
Correo: ricardo.acevedo2049@gmail.com
