México vive una “epidemia” de extorsión física o cobro de piso que se ha sumado a otras actividades del crimen organizado, como el huachicol, el tráfico y trata de personas, además del tráfico de droga, dijo Eduardo Guerrero Gutiérrez, director de Lantia Intelligence y consultor en seguridad.
“Se salvarán” Yucatán y Campeche, mientras que hay una baja incidencia en Aguascalientes y Querétaro, pero en el resto del país, la situación es “tremenda”, apuntó el especialista en su visita a Tijuana.
Aunque en este delito hay una cifra negra (ilícitos que no se denuncian), Guerrero Gutiérrez consideró que en Tijuana hay un “problema muy grave de extorsión presencial”, que ha generado que en los últimos cuatro años la ciudad fronteriza haya regresado a ocupar los primeros sitios de violencia por el número de homicidios cometidos.
Explicó que el cobro de piso genera “mucha violencia” para intimidar a las víctimas potenciales y a través del miedo extraerles una cuota, “entonces es un negocio que requiere mucha violencia y control territorial”. Eso último implica una anulación de la policía y muchas veces de las autoridades políticas como alcaldes.
Si esto sigue creciendo vamos a enfrentar un escenario en el que nuestras instituciones políticas se van a pervertir, porque van a estar cooptadas por el crimen o incluso como ya está sucediendo va a empezar a imponer a sus candidatos a puestos de elección popular y nosotros vamos a estar eligiendo a miembros de organizaciones criminales que van a estar alineados con los intereses del crimen organizado.
“Esto es gravísimo para el futuro del país, pero es algo que ya está en estado embrionario”, previó el especialista, quien señaló que para salir de esa situación es necesario que el gobierno mexicano trabaje “muy fuerte” con las autoridades de Estados Unidos y Canadá. “Nos vamos a tener que deshacer de prejuicios patrioteros y nacionalistas”.
Apuntó que Guanajuato es la entidad federativa más violenta del país, y Tijuana es la ciudad más violenta. En Tijuana y Ciudad Juárez, Chihuahua, tienen presencia de grupos criminales de escala nacional. Existe asociación con pandillas muy numerosas de jóvenes, muchos de ellos, adictos, a los que les pagan con droga y que fungen como cobradores de la cuota de la extorsión.
Sin embargo, no se ha podido identificar a los dirigentes del negocio, lo que es fundamental para desmantelar esas organizaciones “Apenas estamos tratando de detener a los cobradores”, agregó. (Julieta Aragón)