Mientras están a la expectativa en el campamento improvisado entre los muros de Tijuana con San Diego, los migrantes esperan su turno para comprar baterías para sus dispositivos móviles; los repartidores siguen llevando comida, víveres, sodas, cigarros, y cargadores con la suficiente electricidad para descargar la aplicación CBP One que les ayudará a iniciar la solicitud de asilo humanitario mediante el Título 8, qué sustituyó al Título 42 este 12 de mayo.
Del lado norte hay más camionetas de medios de comunicación norteamericanos que agentes de migración, todos a la expectación del proceso que llevarán quienes alcanzaron a brincar el muro divisorio entre México y los Estados Unidos desde la colonia El Soler.
Los repartidores de pollo que han cobrado fama por la ayuda para alimentar a los migrantes, ahora comercian baterías cargadas con cables USB, siendo uno de los artículos más solicitados y por los cuales llegar a pagar hasta 30 dólares a fin de mantenerse comunicados.
La poca comunicación que ha sostenido la Patrulla Fronteriza con los migrantes y medios de comunicación, ha fomentado la desinformación entre los migrantes que no saben cuándo serán procesados y sus casos serán escuchados.
Lo cierto es que la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano custodian el muro y desalientan a los migrantes para brincar al campamento improvisado que notoriamente tiene menos población que en los últimos días del Título 42.