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lunes, septiembre 30, 2024
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Bandas de ladrones

Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: “¿Qué te parece tener el mar sometido al pillaje?” “Lo mismo que a ti -respondió- el tener el mundo entero. Sólo que a mí como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador”.

-San Agustín. “La grandeza de Roma como don divino” La Ciudad de Dios (IV, 5)

¿Recuerda usted la película Traffic? Narra las hazañas del zar antidrogas de Estados Unidos (USA) que recorriendo las naciones de la tierra, denuncia y propone perseguir al narcotráfico internacional; mientras la hija, perdida en algún picadero, se inyecta heroína  en el Logan Height, el barrio Logan del condado de San Diego, California.

Hace poco History Chanel difundió cómo una joven mujer de 35 años fue detenida en la frontera de Nogales, Arizona, contrabandeando como “analgésico” (dolor) indebidas cantidades de fentalino; al hacer la llamada correspondiente a su familia, llorando, confesó estar detenida, a su mamá, una agente de la DEA. Situación dramática por demás.

En 1993, don Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo y Cardenal de Guadalajara, fue invitado por Luis Donaldo Colosio, secretario de Desarrollo Social (Sedesol), y pre-candidato del PRI a la Presidencia de México, a platicar con un grupo de políticos y secretarios de Estado en una reunión en Los Pinos, en ausencia del Presidente Salinas de Gortari; el Cardenal asistió con cortesía a aquella reunión, pero extrañado le compartió a los presentes que la Iglesia Católica en qué podría colaborar con el ya inminente Tratado de Libre Comercio (TLC) que entraría en vigor en Diciembre de 1994.

Varios de los asistentes realmente mafiosos, pertenecientes a la llamada Nomenclatura, entre ellos el secretario presidencial José Córdoba Montoya. Aquella banda de ladrones o miembros de la Nomenclatura, le exigieron a gritos al Cardenal Posadas que pidiera a los obispos y arzobispos de la nación mexicana, que por favor dejaran de hablar en sus diócesis o regiones pastorales del tema del narcotráfico, denunciando al crimen organizado ya en Oaxaca, en la Sierra de Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Tamaulipas, y en todo el país, sobre todo “Que no se metan con el corredor de prostitución y narcotráfico, Guadalajara-Tijuana”.

El Cardenal Posadas, indignado, alzando la voz sin temor a la Nomenclatura, les dijo que eso jamás ocurriría. La banda de sinvergüenzas como Córdoba Montoya, le enteraron que el envío de drogas a Canadá y Estados Unidos formaba parte de los acuerdos del TLC. “Estamos haciendo una operación de cirugía mayor, para integrar el tráfico de drogas en el Tratado; y no queremos que los obispos estén por aquí y por allá denunciando”.  Valiente, el Cardenal se opuso a ese asunto criminal férreamente; por lo que Córdoba Montoya, abofeteando al Sr. Posadas, a empellones lo echó de la reunión, no sin antes que alguno de ellos -de la nomenclatura- le gritara amenazante: “No sabes con quien estás hablando, imbécil”.

Después vinieron los crímenes del Cardenal Posadas y del candidato priista Luis Donaldo Colosio. Este 24 de mayo se cumplirán 30 años (1993) de aquel sacrificio del Arzobispo de Guadalajara a plena luz del día; en un evento que sorprendió al mismo Presidente Salinas de Gortari.

El libro (PDF en internet) Los Chacales, la mafia que ordenó el crimen del Cardenal Posadas, revela muchas perversidades por parte incluso del procurador, doctorado en Derecho Constitucional por la UNAM, y ex rector de la Institución, ex presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; en la PGR de Carpizo, su director de la Judicial Federal era “El Chino” José de León Aragón. Que según la bitácora de vuelos del aeropuerto del DF, aquel 24 de mayo de 1993, el “Chino León” anotó que salía a las 13:00 horas (1 p.m.) a investigar el crimen del Cardenal Posadas, que ocurrió hasta las casi 15:00 horas, tres de la tarde. Increíble mentira y estupidez. El fuego cruzado nunca existió, sólo mentiras del Nintendo de Carpizo.

Este 22 de abril se cumplen 31 años de las explosiones en el Centro de Guadalajara (1992), siendo gobernador de Jalisco Guillermo Cossío Vidaurri; el recién nombrado Arzobispo de Guadalajara, Posadas Ocampo, le pidió al gobernador que si tenía dignidad debía renunciar ante el descontento popular. Y así fue, Cossío Vidaurri renunció. Ya en 1985, con el crimen del agente de la DEA “Kiki” Camarena, el narcotraficante Rafael Caro Quintero fue detenido en Guatemala con su amante Sara Cossío, sobrina del ex gobernador.

“Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se la van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina reino, título que a todas luces le confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda”. (San Agustín, La grandeza de Roma como don divino, Libro IV, C. 5, La Ciudad de Dios).

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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