Empleadas de la gasera Silza, del área de call center, acudieron a las instalaciones para pedir sus pertenencias, así como para saber qué va a pasar con sus salarios y puestos de trabajo.
A mediodía de este jueves, alrededor de 12 mujeres, compañeras de las víctimas de la explosión del 11 de abril, acudieron a la empresa, pues al momento de la evacuación no alcanzaron a sacar sus bolsas, celulares y hasta automóviles.
La gasera Silza se encuentra clausurada desde entonces, por lo que nadie puede ingresar a las instalaciones, ni sacar nada hasta que terminen las investigaciones, sin embargo, sí les dieron respuesta por parte de los directivos.
Alma, una de las empleadas, comentó que la empresa les pagará toda la semana, y no dejarán de percibir su salario hasta que sean reubicadas, además de que les darán tratamiento sicológico a quienes lo pidan.
Asimismo, mencionó que actualmente, el área de atención a clientes fue trasladada a la planta de Ensenada, ya que aquí se pretenden cambiar las oficinas, pues donde ocurrió el incidente estaban a 150 metros de los tanques de 22 mil 500 litros de gas.
“Yo tengo un mes de haber entrado a trabajar, ese día estábamos haciendo el cambio de turno y tenía apenas 5 minutos de haber llegado, estaba guardando mis cosas y ya iba a entrar a la oficina, cuando vi el impacto, no entendía lo que estaba pasando”, comentó.
En el área de call center trabajaban 18 mujeres en dos turnos, “éramos muy unidas, todas muy amables, llegábamos y nos dábamos abrazos y al despedirnos igual, Aracely apenas tenía 18 años, era una niña, siempre tan alegre, buscando plática; Yamileth era muy seria, muy bien portada; Lupita era tan linda, siempre nos hacía reír, nos contaba sus cosas, cuando se iba de vacaciones se sentía su ausencia, siempre preguntábamos cuándo iba a volver porque ya la extrañábamos; y Karina era tremenda, siempre muy profesional, se la pasaba regañando a los repartidores”, recordó.
Alma fue una de las que sí alcanzó a sacar sus pertenencias, mientras que otra de las empleadas no acudió a trabajar ese día, por cuestiones personales, sin embargo, ambas fueron a apoyar a sus compañeras y a preguntar por su situación laboral.
“Tengo miedo, la empresa ha respondido y nos han brindado todo el apoyo, hasta psicológico, sólo nos dijeron que esperáramos un poco con eso en lo que resolvían lo del accidente, no porque importáramos menos, al contrario, que éramos lo más importante, y se los agradezco, pero tengo miedo, el venir hoy, ver el lugar, ver de lejos las oficinas y saber que ellas cuatro ya no van a regresar, me tiembla la voz, si nos regresan al mismo lugar, creo que yo no volveré”, dijo a ZETA.