Esta es una película muy recomendable, así, a secas. Lo es, porque el enfoque no necesariamente está en el asesino serial Albert D’Salvo, sino en Loretta McLaughling (Keira Knightley) y Jean Cole (Carrie Coon), dos periodistas que superaron un ámbito adverso para seguir la pista de las mujeres que morían con una media de nylon atada al cuello en forma de moño.
Matt Ruskin es el director a cargo de llevar esta historia al cine y lo hace bastante bien, primero concentrándose en los crímenes, después elaborando una convincente crítica a la Policía de Boston que minimizaba los hechos, incluso cuando desde la fiscalía de Nueva York se buscó contacto con las autoridades cuando surgieron casos muy similares.
Loretta pidió el cambio desde notas periodísticas suaves para seguir una noticia que le intrigaba. Al principio contó con el apoyo de su marido, pero eso no duró, a medida que el trabajo de investigación que comenzó, incomodó al gobierno.
Jean era una mujer ruda, acostumbrada a manejar otro tipo de reportajes para el periódico, por lo que su alianza fue vital para seguir adelante con estas sanguinarias pistas pese a todo: las presiones en casa, en la oficina, desde los altos mandos policiacos y con una sociedad en contra.
Así que aquí hay una historia de perseverancia, bien actuada, con una narrativa tal vez muy ligera, pero bien rescatada por Knightley, evidentemente comprometida con un personaje que es necesario conocer. Es una actriz con experiencia y eso debió agradecerlo el director Ruskin.
Entonces, más que un thriller policiaco, este filme se convierte en una especie de biopic al estilo “El Zodiaco”, aunque con mucho menos suspenso, pero no por eso menos meritorio.
Sin ser la película del siglo, aquí hay suficiente para pasar un estupendo rato y conocer a dos mujeres que demostraron lo difícil y a la vez meritorio que puede ser el oficio periodístico. Disponible en Star+ ***
Punto final. – Cuántas plataformas habrá que contratar…
