La gobernadora delega responsabilidades políticas, administrativas y operativas a sus personas de más confianza. Con frecuencia las decisiones generan conflictos al interior de la administración
La gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda conformó un gabinete en el que trató de ser plural, donde los puestos titulares tengan tanto a militantes de Morena, como a perfiles técnicos, políticos y empresariales, con el objetivo de beneficios adicionales con los sectores externos de la administración e internos del partido que la encumbró en el poder.
Abiertamente, Ávila Olmeda ha referido que su amigo Netzahualcóyotl Jáuregui Santillán “es mi mano derecha, mi mano izquierda, mis ojos, mis oídos, y pues de todas mis confianzas”, por lo que se comprende que gran parte de sus decisiones pueden tener cierta influencia o consideración.
Aunque “Netza” es considerado un perfil “discreto”, la realidad es que debido a su intervención en la Secretaría de Bienestar, se vuelve un perfil público tanto en columnas políticas como en redes sociales -medio de comunicación al que le apuesta para construir su imagen, pues esos no lo cuestionan-.
Sin embargo, existe otro perfil que tiene un poder equiparado al del propio “Netza”, el cual se mueve aún más en las sombras, pero que todo el gabinete sabe, tiene gran influencia y confianza de la mandataria: se trata de David Ramsés Cervantes Aguilar, jefe de Adquisiciones de Oficialía Mayor del Estado, quien realmente toma las decisiones en todas las compras y contratos que lleva a cabo el Poder Ejecutivo en Baja California.
Hijo de un connotado proveedor de utensilios médicos y propietario de una clínica en Mexicali, Cervantes es el poder en el manejo de dineros en el Estado. Es con quien se debe sostener una reunión para presentar los proyectos de cualquier índole en torno a compras.
Si bien, es válido tener a una persona de enteras confianzas, las imposiciones de Cervantes Aguilar están causando conflictos al interior de algunas dependencias, pues gran parte de los puestos administrativos del Estado son cercanos a él, y le rinden cuentas aún más que a sus jefes directos.
Los primeros conflictos surgieron dentro de la Secretaría General de Gobierno, donde Catalino Zavala Márquez ha tenido un eterno forcejeo con su director administrativo, Ernesto Alonso Gómez Tong, quien percibe un sueldo de 12 mil 927 pesos y que durante la administración de Jaime Bonilla Valdez, fue denunciado por Odilar Moreno, titular de Issstecali, por -presuntamente- contratar a una persona que nunca acudió a trabajar, pero que sí cobró cheques; el caso sigue congelado en la Secretaría de Honestidad y Función Pública.
El gran conflicto de poder al interior de la dependencia es entre la subsecretaria Rebeca Vega y Gómez Tong, quienes se enfrentan por controlar el poder y dinero de algunas áreas, lo derivado a la Comisión Local de Búsqueda de Personas (CLBP).
Pero no es el único caso, pues el reciente conflicto que desencadenó la salida de Lourdes Cañez del Instituto del Deporte y Cultura Física del Estado (INDE) fue precisamente por su problema con Jonathan Rodolfo Garduño Barrera, director Administrativo con un sueldo de 50 mil 326 pesos al mes.
Resulta que la pelea por la posición se dio a raíz de discrepancias en el manejo del dinero, lo cual concluyó en un abandono de varios centros de entrenamiento y, finalmente, pleitos con la Comisión Nacional del Deporte (Conade), debido a comprobaciones derivadas de un recurso federal entregado el año pasado.
Otro impuesto por el mismo grupo es Ricardo Daniel Garduño Barrera, oficial mayor de la Fiscalía General del Estado y hermano del administrativo del INDE, quien controla el flujo del recurso que se tiene al interior de la FGE, que si bien, no ha tenido algún enfrentamiento público con el fiscal Ricardo Iván Carpio, la situación está latente.
En una entrevista con Rigoberto Salcedo Boyd, hace unas semanas en ZETA aceptó que él no se encarga de las licitaciones de la institución, entre estas la designación de la empresa del Comunder, sino que lo hace Oficialía Mayor, dependencia que -cabe señalar- es dirigida por Rocío López Gorosave, pero quien realmente toma las decisiones es su segundo al mando, David Cervantes Aguilar.
Es perfectamente válido tener a tus personas cercanas dentro de la administración pública, pero a veces la estrategia te puede generar conflictos innecesarios… sobre todo cuando se pelea por dinero.