“Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva de la paz el arcángel divino. Que en el cielo tu eterno destino por el dedo de Dios se escribió”.
-Francisco González Bocanegra, Himno Nacional Mexicano
En septiembre, en México se celebra el Mes de la Patria. Y para la Iglesia Católica, además, el Mes de la Biblia.
El Himno Nacional Mexicano se tocó por vez primera en público, el 11 de septiembre de 1854. Musicalmente es melodioso y bello, y la letra profunda y comprometedora.
Es todo un tema de controversia y de confrontación querer separar lo religioso de la vida humana nacional. El Himno Nacional es inspirador no tanto en lo religioso, sino en la vida civil. Tan bello como el Nacional, tenemos el Himno del Estado de Sinaloa (YouTube) y de otras entidades.
De la Paz el arcángel divino. Se refiere a San Miguel Arcángel (29 de septiembre), y expresa que el mexicano tiene un eterno destino escrito nada menos que por el dedo de Dios. Se sabe que ni los conservadores ni los liberales aceptaron el hermoso Himno Mexicano. Incluso poco se ejecutaba musicalmente durante el gobierno de Benito Juárez, hasta que fue restituido por el gobierno del también oriundo de Oaxaca, el Presidente Porfirio Díaz.
Los primeros mártires de América ya en 1514-1516 son los Niños Mártires de Tlaxcala, una de las primeras sedes episcopales de la Nueva España: San Cristóbal, Juan y Antonio. Le seguirán San Felipe de Jesús, franciscano; y otros dos beatos mártires del siglo XVI.
La República Mexicana tiene su destino escrito por Dios, refiere el Himno. Si usted no se ha dado cuenta, a ver cuándo su indiferencia y dejadez le permiten abrir el corazón y los ojos para ver lo que otros ven y edifican a lo largo y ancho de México.
En Chihuahua, por ejemplo, se honra el sacrificio de San Pedro de Jesús Maldonado, sacerdote mártir de La Cristiada. En una colina frente a un hermoso río-laguna, un imponente templo para miles de asistentes ya casi está concluido. Como los chihuahuenses, en Jalisco (especialmente en Los Altos) son venerados en San Juan de los Lagos San Pedro Esqueda; en Santa Ana, Jalostotitlán, con un enorme templo al santo de los Migrantes Santo Toribio Romo, uno de cuyos milagros fue salvar a un paisano extraviado en los 1990’s en el cruce de indocumentados atrás del Centinela, conocido cerro en Mexicali, colindando con California.
El Papa Juan Pablo II hizo el favor a México de reconocer en mayo del 2000 a 27 santos de Colima, Zacatecas, Durango, Michoacán, Guerrero, Estado de México, Guanajuato, Chihuahua, y Jalisco.
Todas y cada una de las biografías de los mártires de La Cristiada (1926-29), están narradas en YouTube. Otras biografías de mexicanos ejemplares, como el jesuita zacatecano Miguel Agustín Pro, también están en la red.
No todos los santos mártires mexicanos pertenecen a la persecución de 1929. Son de la época colonial, y muchos de ellos son causas históricas en proceso de beatificación, como el caso de eminentes misioneros: Vasco de Quiroga, Bartolomé de las Casas, Eusebio Francisco Kino, Fray Juan de Zumárraga, y muchos más como don Juan Navarrete y Guerrero, primer Arzobispo de Hermosillo, (1920-1985) nacido en 1888, en Oaxaca.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com