En el tramo más deteriorado hay 16.5 cm de separación, lo que revela una diferencia de un centímetro y medio a comparación de las mediciones de 2021 en el puente en Tijuana
El veloz desplazamiento que registran las losas del puente de El Chaparral es lo que más preocupa al Colegio de Ingenieros Civiles de Tijuana. Reconocen que hay un riesgo considerable que debe atenderse antes de que la situación sea más grave, costosa o haya cobrado vidas.
El puente de 430 metros de longitud, que conecta a la garita de San Ysidro con la Vía Rápida Poniente, tiene dos lozas que mantienen un desplazamiento constante. En suma, registra 16.5 centímetros de separación en su tramo más deteriorado; es decir, un centímetro y medio de desplazamiento más que en 2021.
“Sí tiene un riesgo. Nosotros ya hicimos, en el comité de puentes del que formo parte, hicimos un estudio del desplazamiento y tenemos proyecciones muy alarmantes en pocos años”, explicó a ZETA César Ulises López, ingeniero estructural del Colegio de Ingenieros Civiles. “Esto se sigue moviendo, pero tenemos la oportunidad de entrarle a una remediación oportuna”, agregó.
De los 800 millones de pesos para infraestructura, no hay recurso destinado en reforzar ninguno de los 190 puentes que hay en la ciudad de Tijuana.
“Nunca se le había dado mantenimiento”, explicó Miguel Ángel Bujanda, secretario de Desarrollo Urbano Municipal de Tijuana. “Ahorita por lo pronto, llevamos alrededor de los 14 centímetros, que es lo que se ha dilatado, me dicen los especialistas. Vemos la quema del neopreno, que esa parte es el robo de la placa, esa placa donde se ve aquí la separación. Entonces estamos preocupados y ocupados en la reparación de este puente”, reiteró.
“Este puente se movió; el primer indicio fue en 2015, cuando colocaron la placa esa que está más adelante. La hemos estado viendo porque en los últimos seis u ocho meses se ha movido más rápido de lo que se movió en los primeros seis o siete años de su construcción. Entonces sí necesitamos atacarlo para detener ese movimiento”, explicó el ingeniero estructural López.
El diagnóstico de la primera inspección ocular señala que la segunda y tercera loza (de norte a sur) tienen un desplazamiento que deterioró el asfalto y probablemente presenten daños en el acero de la estructura.
Los estudios tomarán dos meses para definir un proyecto de obra que podría ejecutarse en menos de un año. El puente permanecería cerrado al menos seis meses, tiempo en el que las autoridades minimizan la situación que tiene alarmados a los automovilistas binacionales que usan el puente al ingresar a la ciudad de Tijuana.