En el mes de junio se lleva a cabo la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Travesti, Transexuales, Intersexual, Queer y las demás personas de la diversidad sexual), y alrededor de esa fecha relevante se hacen diferentes manifestaciones y eventos que recuerdan y reconocen los derechos humanos de una parte de la población que ha vivido discriminación, exclusión y rechazo.
Pero la historia de esa simbólica marcha no es reciente: da inicio en Nueva York en el año 1969, en un contexto en el que estaban prohibidas todas las relaciones fuera de las heterosexuales y podían ser sancionadas con multas y cárcel alrededor del mundo; por lo tanto, las personas de la diversidad sexual diferente a la heterosexual instituyeron lugares para refugiarse y apoyarse mutuamente, tales como el bar de Stonewall, que fungió como un espacio de resistencia política.
En la madrugada del 28 de junio de 1969 estalló una revuelta entre la comunidad LGBTIQ+ y la policía de Nueva York. Alrededor de 150 personas estuvieron en este disturbio, algunas de ellas fueron arrestadas y otras golpeadas. En 1970, un año después del enfrentamiento, se llevó a cabo una marcha en la calle del bar de Stonewall; estas manifestaciones con el paso de los años se fueron replicando en otras ciudades, hasta volverse una tradición para hacer visibles las luchas de la población LGBTIQ+. Así, cada 28 de junio se marcha por el Día del Orgullo Gay que nació para luchar por la igualdad y la dignidad.
Aún hay mucho trabajo por hacer para lograr la libertad y justicia. De acuerdo con los datos de la Organización de las Naciones Unidas, en aproximadamente 77 países existen leyes discriminatorias que criminalizan las relaciones privadas consentidas entre personas del mismo sexo, por lo que pueden ser arrestadas, enjuiciadas, y encarceladas; incluso, en al menos cinco países pueden ser condenadas a la pena de muerte.
En México, conforme a los datos del Inegi:
*La población LGBTIQ+ asciende a cinco millones de personas (5.1 % de la población de 15 años y más), lo que significa que una de cada 20 personas se identifica como población LGBTIQ+.
*La población Transgénero, Transexual o de otra identidad de género que no coincida con el sexo asignado al nacer es de 909 mil: 0.9 % de las personas de 15 años y más.
*El 67.5 % de la población que se reconoce como LGBTIQ+ tiene entre 15 y 29 años de edad, y 20.3 % está en el rango de 30 a 44 años.
En todo el mundo hay personas que enfrentan violencia y desigualdad debido al aspecto o imagen de quienes aman. Al respecto, es importante revisar y difundir el “Cuadernillo de Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos No. 19”, sobre los Derechos de las Personas LGBTIQ+ y el Protocolo de Actuación para quienes Imparten Justicia en Casos que Involucren la Orientación Sexual o la Identidad de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los cuales se acotan muchos de los criterios para la protección de sus derechos humanos.
El derecho internacional de los derechos humanos ha establecido en su jurisprudencia que la orientación sexual e identidad de género son de las categorías de discriminación prohibidas, por lo que un derecho que le está reconocido a las personas no puede ser negado o restringido a nadie, y bajo ninguna circunstancia con base en su orientación sexual e identidad de género.
Por eso cualquier persona que imparta justicia está obligada a realizar un control de convencionalidad; está obligada a revisar si la legislación que debe aplicar vulnera derechos humanos. Especialmente en los casos relativos a los derechos humanos de las personas LGBTIQ+, están obligadas a juzgar con base en una perspectiva de género y de diversidad sexual, ello implica que deben analizar la realidad que viven las personas, detectar y eliminar todas las barreras y obstáculos que discriminan e impidan la igualdad.
El amor y los derechos deben ser para todas las personas. La libertad, la justicia, la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad, la familia y el proyecto de vida de nuestra elección son derechos que nadie debería cuestionar.
El amor es el amor. El amor -como los derechos humanos- debe ser universal.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.
Correo: melbaadriana@hotmail.com