Las legendarias agrupaciones latinoamericanas impusieron su cancionero en Tijuana, donde unas 15 mil personas acompañaron a unísono su interpretación de rock.
Ovacionados sin descanso, con euforia y los sentidos desenfrenados, la agrupación argentina Enanitos Verdes y la mexicana Molotov completaron la ceremonia del Calandria Fest, encuentro sonoro que cobijó la frontera bajacaliforniana con encanto, nostalgia y total irreverencia, misma que tapizó el estadio de futbol de primera división, donde unas 15 mil personas brindaron pleitesía al dios del rock.
Insertado en la cancha, el templete afirmó el nostálgico festejo del aniversario 40 de Marciano Cantero y sus Enanos Verdes, quien por un espacio de 120 minutos derrocharon energía y pasión para interpretar sus clásicos “Muralla verde”, “El extraño de pelo largo”, “Eterna soledad”, y “Lamento boliviano”, entre otras.
Con una formación de power trío, Cantero, Staiti, y J. saciaron la espera de los tijuanenses, al confrontar su historia musical, ese karaoke ambulante que de a poco sacudió el mostro rojo, convirtiendo el ritual en fiesta desde la última grada hasta la primera fila, dibujando una postal de luces de celular iluminando la inmensidad.
Más que festejar su trayectoria, Enanitos Verdes arribó a Tijuana para reconfirmar su segunda casa en el continente, la esquina latinoamericana que por alguna razón se ha quedado en el corazón y memoria de la legendaria banda mendocina.
El momento sobre el escenario del cuarteto conformado por Tito, Randy, Micky y Paco, fue uno de los más esperados de la tercera edición del festival Calandria, donde asumieron su postura de local en la frontera que danzó de forma vehemente al ritmo rudo de los acordes de sus bajo, la guitarra e inquietos tambores violentos.
De la mano de temas extraídos de sus álbumes “Dance and dense denso”, “¿Dónde jugarán las niñas?”, “Apocalypshit”, y “Con todo respeto”; los Molotov provocaron la histeria de la frontera con el repaso de temas como “¿Por qué no te haces para allá, al más allá?”, “Cerdo”, “Voto latino”, “Puto”, “Frijolero”, “Chinga tu madre”, “Rastaman-dita”, “El carnal de las estrellas” y “Parásito”, entre otros.
Dejando el éxtasis en la memoria colectiva, Molotov y Enanitos Verdes consumaron una aventura para más de cuatro generaciones que reunidas y entre mezcladas, celebraron la añoranza y desvergüenza musical y letrística con gran entusiasmo.