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viernes, octubre 11, 2024
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Elecciones 2022: La otra lectura de los datos y la participación ciudadana

Parlamento

 

 

 

No se trata de otros datos, como los del PEJE. Se trata de una lectura optimista que ayude a trazar un rumbo de competitividad frente al 2024. El proceso electoral del domingo 5 de junio pasado requiere análisis frío, pero completo; estratégico, pero puntual. La conclusión cómoda de pretender que Morena hubiera “arrasado” en los pasados comicios, es una conclusión fantasmagórica. Pero insisto, hay que hacer la lectura completa de los datos. La otra lectura.

De la información proporcionada por los PREP estatales en las 6 entidades donde hubo elección, tenemos por seguro que Morena ganó en tres entidades: Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo. La Alianza ganó Aguascalientes y Durango. El resultado cierto hasta ahora, incontrovertible, es 3 a 2. No se puede asegurar el pretendido 4-2, puesto que Tamaulipas es absolutamente impugnable dado el diferencial de 5 puntos porcentuales entre Morena y el candidato de la Alianza. Por tanto, hasta hoy hay un 3-2 con una gubernatura que se va a tribunales.

A esta altura no pretendo decir, como señala Jesús Silva Herzog Márquez, que Morena no haya ganado territorio, pero vale la pena ver cómo le fue en población y tendencia, comparado al 2018 y de cara al 2024.

De los 5.1 millones de votos efectivos (no cuento nulos) que participaron en las 6 entidades federativas, hay que revisar qué porcentaje votó por Morena y qué porcentaje por las diversas opciones de oposición. De entrada, hay que decir que acudieron a las urnas menos de la mitad de los más de 11 millones que podían votar en los 6 Estados. Gran ganador resultó el abstencionismo. De dichos 5 millones de votos efectivos en las 6 Entidades Federativas, Morena se lleva 2.7 millones de votos contra 2.35 millones votos para la oposición.

Es decir, de la votación válida en todos los Estados, Morena se lleva el 54% contra el 46% de la oposición. Este resultado es muy distinto a la noción que se pretende vender de haber obtenido 2/3 partes de los electores en el proceso, suponiendo -sin conceder- que concretaran Tamaulipas.

La otra lectura que debe agregarse es que en los Estados donde Morena ganó con mayor diferencia, son las entidades con menor participación de electores. Morena gana de calle Oaxaca y Quintana Roo, pero ahí participaron solo el 38% y 40%, respectivamente. Solo en Hidalgo, con 47% de participación, gana Morena sin aspavientos.

Pierde Morena en Aguascalientes y Durango, donde participó el 45% y 50% y se va Tamaulipas a tribunales donde participó el 53% de la población. Aprendizaje: a mayor abstención, mayor margen para Morena. Coincide que ganan donde gobernaba el PRI (Oaxaca e Hidalgo) y no se acercan ni tantito donde gobernaba el PAN (Aguascalientes y Durango), dejando desde luego pendiente el tema Tamaulipas.

Por último, el dato más relevante es que en todos y cada uno de los Estados se cae Morena por cientos de miles respecto del 2018. Por más que vendan u obscenamente extorsionen con los programas sociales, sin López Obrador en la boleta, el apoyo a Morena sigue decreciendo.

El partido obtuvo comparativamente en 2018 y 2022, la siguiente votación por Entidad Federativa: en Aguascalientes 222 mil votos contra 155 mil, una caída de 70 mil votos; en Durango de 340 mil a 240 mil, una caída de 100 mil votos; en Hidalgo de 850 mil caen a 653 mil; en Oaxaca 1.2 millones bajan a 680 mil votos, una caída de casi la mitad de lo obtenido en 2018; en Quintana Roo de 488 mil caen a 280 mil y en Tamaulipas, de 786 mil bajan a 710 mil. En suma, en las 6 Entidades Federativas Morena obtuvo 3.95 millones de votos en 2018, y en 2022 caen a 2.7 millones de votos: pierden 1.2 millones.

Esa es la otra lectura, la que indica que los electores castigan con menos votos al régimen y con abstención a la oposición. Morena ha tenido margen para ganar aun cayendo su votación, pero su margen se agota. En el 2024 no estará López Obrador en la boleta, aunque sí sus programas clientelares. Tendrán el castigo de su desgaste y falta de resultados, pero una operación obscena e impune por parte del gobierno para influir en el voto y, no se diga, del crimen organizado apoyando a candidatos de Morena.

Por tanto, elecciones primarias que determinen un candidato de oposición y participación amplia de los electores (reducir la abstención), serían una buena receta para remover a este terrible gobierno en el 2024. Volvieron a caer en votos. Ganaron, pero cayendo. No hay que aflojar.

 

El autor es maestro en Derecho y fue diputado federal de la LVII Legislatura (1997-2000), ex cónsul general de México en Estados Unidos, subsecretario de Gobernación y ex magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

Correo: juanmarcos@jmgutierrezyasociados

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