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sábado, abril 6, 2024
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“Yumanos siguen padeciendo desatención histórica por parte del Estado”: Everardo Garduño

Durante el Primer Encuentro de Pueblos Yumanos de Baja California que se lleva a cabo del 20 al 23 de abril en Tijuana, el doctor Everardo Garduño, investigador y catedrático de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), participó en el conversatorio “Situación actual de los pueblos originarios”, donde planteó la “desatención histórica por parte del Estado” hacia los pueblos nativos de Baja California, entre ellos los pa ipai, kumiai, cucapá, kiliwa y cochimí.

Durante su incursión en la mesa de diálogo, Garduño lamentó la disminución del presupuesto al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en los últimos años, que también afecta a Baja California y, en consecuencia, a los pueblos nativos del estado:


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“Llama la atención el recorte presupuestal que sufriera el recientemente creado Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) antes de la pandemia, en septiembre de 2019, cuando se supo que al INPI se le reduciría en un 40% sus recursos. Es decir, de los 6 mil millones de pesos que había ejercido en la pasada administración, después que el anterior presidente de la república le quitara la mitad, a ésta institución sólo se le asignarían 3 mil 500 millones”, expuso Garduño en el Vestíbulo del Museo de Historia de Tijuana el viernes 22 de abril.

“Actualmente, en 2022, esta institución cuenta con 3,000 millones, con lo cual se han reducido dramáticamente, en Baja California, los programas de tercer nivel de esta institución, los cuales consisten en los apoyos para la compra de medicamentos, hospitalización, cirugías y tratamientos para miembros de las comunidades indígenas que no cuentan con IMSS o ISSSTE. No decir de los apoyos para gastos de funerales o realización de exámenes de laboratorio como el del Covid, que se eliminaron definitivamente”, refirió.

Asimismo, expuso que “sobre otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil, destaca la ausencia del INALI desde 2016, en una zona caracterizada por la tan reconocida y publicitada existencia de lenguas en riesgo: el kiliwa, el pa ipai, el cucapá y en menor medida el kumiai”.


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“En conclusión, la situación actual de los yumanos se caracteriza por un aspecto positivo, relativo a su revitalización cultural y reconocimiento social y representatividad política, pero sigue padeciendo de la expoliación y el acoso de la sociedad mestiza y la desatención histórica por parte del Estado”, expuso.

A continuación, con la autorización de su autor, ZETA reproduce íntegro el discurso pronunciado por el doctor Everardo Garduño durante su participación en el Encuentro de Pueblos Yumanos de Baja California, que se lleva a cabo en el Antiguo Palacio Municipal de Tijuana del 20 al 23 de abril:

“Intentar responder a la pregunta: ¿cuál es la situación actual de los pueblos originarios?, puede resultar complejo y posiblemente hasta ambicioso. Cualquier opinión al respecto dependerá del ángulo desde donde se trate de responder. Como desconozco el caso de todos los grupos indígenas de México, me limitaré mejor al caso que inspira a este conversatorio, el de los grupos yumanos.

“La situación actual de estos indígenas es, sin duda, una situación novel en muchos aspectos -en otros, no tanto-, pero que son suficientes para definir un parteaguas histórico que se caracteriza, primero, por la emergencia de las comunidades yumanas en términos de su visibilidad cultural performativa; aquí llaman la atención el fortalecimiento de la tradición musical y la producción artesanal -la cerámica pa ipai, la chaquira cucapá y la cestería kumiai-, y el resurgimiento de los eternamente negados cochimí del desierto central y los ku´ahl, que conviven con los pa ipai en Santa Catarina; segundo, en términos de su asunción en el discurso oficial del régimen actual, y tercero, en términos de su representativad ante los organismos gubernamentales de dos tres niveles de gobierno en el estado, encargados de diseñar y aplicar la actual política indigenista: el federal y el municipal en dos de los seis ayuntamientos.

“Seguramente existe una correlación entre estos tres términos que caracterizan a esta situación actual, pero no estoy seguro si la visibilidad performativa de los yumanos, los posicionó al centro del discurso oficial y en consecuencia a la cabeza de organismos gubernamentales o viceversa. Lo que es cierto, es que los yumanos en la actualidad han alcanzado una trascendencia cultural, social y política mucho más allá de lo regional, protagonizando eso que los antropólogos caracterizamos como revitalización.

“Sinceramente, esperamos que estos grupos sigan gozando de esta revitalización, pero, sobre todo, que esta visibilidad, vaya más allá de lo performativo, del discurso y lo político, y se traduzca en un desarrollo sustentable de sus comunidades. Por ahora, múltiples problemas siguen aquejando a éstas, algunos de éstos, ya añejos, otros más recientes. Entre los añejos, se encuentra el de la tierra: los viejos casos como el de la invasión de la vitivinícola Cetto en tierras kumiai de San Antonio Necua sigue estancado, así como el relativo al acoso territorial del Ejido Nueva Hindú sobre Peña Blanca; de igual forma, la comunidad kumiai de San José de la Zorra sigue siendo una pequeña isla indígena dentro de un ejido mestizo que lo envuelve y acosa territorialmente, el de El Porvenir, y recientemente, la falta de oportunidades ha orillado a sus habitantes a vender sus derechos agrarios a rancheros mestizos, como en El Mayor. A este problema de la tierra se añade el del agua: la falta de equipamiento de pozos en San Miguel, territorio pa ipai, o de infraestructura que permita el desarrollo de una agricultura importante como en La Huerta o Arroyo de León.

“Por otra parte, algunas problemáticas menos antiguas, aunque no tan recientes son: una, la del saqueo de sus recursos naturales; dos, la presencia de proyectos de producción de energía eólica; y tres, la de las drogas. Se trata, en primer lugar, de la incursión relámpago en estas comunidades, de camiones media tonelada procedentes de afuera para el robo de salvia en Nejí, y de palmilla en kiliwas. En segundo lugar, se trata del proyecto eólico, ya en curso, en la zona de Arroyo de León y en fase de planeación en Juntas de Nejí, que han venido a dividir a sus habitantes, entre quienes están a favor de éstos por sus beneficios económicos, y quienes están en contra por su irrupción visual y ambiental en sus territorios y, sobre todo, en sus sitios sagrados.

“En lo que respecta a las drogas, debemos diferenciar entre la presencia de la actividad del narcotráfico y el consumo de éstas por parte de sus jóvenes y no tan jóvenes. Como recordarán, en los 90, a raíz de los asesinatos de pa ipai en El Sauzal, se hizo tristemente famoso el cártel de Santa Catarina; Arroyo de León por sus sembradíos y San José de la Zorra por tener su propio “aeropuerto”. En todos estos casos se trataba de una actividad asociada a la producción y tráfico de marihuana. Hoy en día, la generación de las potentes drogas químicas ha invadido a estas comunidades en las que han encontrado espacios subrepticios para su producción y desgraciadamente, consumo.

“Finalmente, en el ámbito de las políticas públicas, llama la atención el recorte presupuestal que sufriera el recientemente creado Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) antes de la pandemia, en septiembre de 2019, cuando se supo que al INPI se le reduciría en un 40% sus recursos. Es decir, de los 6 mil millones de pesos que había ejercido en la pasada administración, después que el anterior presidente de la república le quitara la mitad, a ésta institución sólo se le asignarían 3 mil 500 millones. Actualmente, en 2022, esta institución cuenta con 3,000 millones, con lo cual se han reducido dramáticamente, en Baja California, los programas de tercer nivel de esta institución, los cuales consisten en los apoyos para la compra de medicamentos, hospitalización, cirugías y tratamientos para miembros de las comunidades indígenas que no cuentan con IMSS o ISSSTE. No decir de los apoyos para gastos de funerales o realización de exámenes de laboratorio como el del Covid, que se eliminaron definitivamente.

“Sobre este último caso, el relativo a la pandemia, es de señalar que en el primer año de ésta, el INPI en Baja California contó con apenas 30,000 pesos para hacer frente a emergencias ocurridas entre la llamada población migrante y la nativa. Asimismo, con el propósito de evitar el desvío de recursos y corrupción, los trámites de estos apoyos se centralizaron, y de ser autorizados localmente, ahora tienen que pasar por los escritorios de las autoridades en ciudad de México. Como lo han expresado algunos de los afectados, ‘de aquí a que va y viene la solicitud, se nos muere el enfermito’.

“En lo concerniente a los proyectos productivos, el recorte presupuestal disminuyó el número de apoyos. De 10 proyectos que se apoyaban al año, en la actualidad solo se apoyan a 2 o, incluso, a uno solamente. En este sentido se puede afirmar que en la institución no existe un proyecto de desarrollo sustantivo para la región y en particular para los yumanos.

“Sobre otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil, destaca la ausencia del INALI desde 2016, en una zona caracterizada por la tan reconocida y publicitada existencia de lenguas en riesgo: el kiliwa, el pa ipai, el cucapá y en menor medida el kumiai. Como recordaremos, este Instituto se consolidó en su primera época con una plantilla de 100 personas y con un presupuesto de 110 millones de pesos. En 2020, este instituto tuvo un presupuesto de 76 millones anuales, para el 2021 fueron 68 millones, y para 2022 aumentó un poquito: 71 millones; esto ya con una plantilla muy inferior a las 100 personas. Más aún, como es de todos sabido, existe el proyecto de desaparecer al INALI como institución con personalidad jurídica propia e integrarlo al INPI. Como lo declaró su director fundador, el doctor Fernando Nava: ‘Con todo esto vemos una reducción en las instituciones dedicadas a los pueblos indígenas muy drástica, de manera que es un escenario que complica la especialización y una verdadera atención a éstos’. En Baja California, estos recortes se tradujeron en la perdida de los programas de nido de lenguas, el trabajo con las abuelas para que enseñaran la lengua materna a sus nietos y niños vecinos y los programas de normalización de las lenguas yumanas.

“Finalmente, el problema más reciente y que nos sorprendió a muchos, incluyendo a quienes habíamos sido convocados por las autoridades electorales a trabajar en la elaboración de un proyecto de acción afirmativa de los pueblo indígenas en Baja California, es el relativo a la usurpación de la identidad étnica. Ésta es la forma en que los mismos yumanos denominaron los intentos de algunos políticos mestizos de postularse como candidatos indígenas, acogiéndose al derecho a la autoadscripción indígena y a la ley que pretendía revertir los escenarios de desigualdad histórica y, de hecho, que enfrentan los indígenas en el ejercicio de sus derechos de representación política.

“En conclusión, la situación actual de los yumanos se caracteriza por un aspecto positivo, relativo a su revitalización cultural y reconocimiento social y representatividad política, pero sigue padeciendo de la expoliación y el acoso de la sociedad mestiza y la desatención histórica por parte del Estado. Muchas gracias.”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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