Finalmente se confirmó lo que ya se había anunciado en estas páginas: el primero en abandonar el barco albiazul para treparse a la ola morenista, fue el ex candidato del PAN al gobierno de Baja California, Óscar Vega Marín. Sin empacho, quien creció durante 30 años a la sombra del Partido Acción Nacional y realizó carrera política en gobiernos azules municipales, estatales, federales y también en el Poder Legislativo, volteó bandera. Pasó de ser un “férreo” defensor de la derecha panista, a un dócil aliado de Morena en Baja California. El 10 de febrero, Vega Marín presentó formalmente su renuncia al partido que durante los 30 años que se mantuvo en el poder en Baja California, le dio de comer, carrera y trabajo. Incluso fue parte del Gobierno de la República que encabezara Felipe Calderón Hinojosa, y supuestamente coordinador de campaña de la ex primera dama, Margarita Zavala, esposa de Calderón. Y aunque no es el primer calderonista (o a lo mejor, ex calderonista a partir de ahora) en voltear bandera política (Carlos Torres, el ahora esposo de la gobernadora del Estado, se volteó cuando cabildeó a favor de la Ley Bonilla, siendo diputado panista), a diferencia de Torres, Vega sí encabezó al PAN en la candidatura al gobierno estatal, y durante muchos años explotó, a través de ese partido, una organización municipalista. Después de “pelear” contra Bonilla la titularidad del Ejecutivo estatal, terminó con una regiduría en el ayuntamiento que preside la alcaldesa Norma Bustamante en Mexicali, donde seguramente, su participación fuera del PAN será conveniente para el partido oficial. Su morenismo no es gratuito, ya que Vega le dio trabajo a la hoy mandataria de BC cuando, en el sexenio de Calderón, tituló el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y como suelen decir los morenistas: “Amor, con amor se paga”. No les extrañe que, en el futuro, él o los suyos aparezcan en el gabinete estatal.