Con el poemario “Inventario de las cosas perdidas”, publicado por la editorial Punto de Partida de la UNAM, la escritora paceña Yaroslabi Bañuelos ganó el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía “Carlos Pellicer” para Obra Publicada 2021. “Para mí la poesía ha significado supervivencia en todos los sentidos”, expresó a ZETA la autora
La pandemia por COVID-19 motivó a la escritora sudcaliforniana Yaroslabi Bañuelos Ceseña a escribir el poemario “Inventario de las cosas perdidas”, publicado en 2020 por la editorial Punto de Partida de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mismo que resultó ganador del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía “Carlos Pellicer” para Obra Publicada 2021.
Integrado por Beatriz Pérez Pereda, Carlos López y Christian Peña, el Jurado del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía “Carlos Pellicer” para Obra Publicada 2021 indicó en el acta que “Inventario de las cosas perdidas”, “aborda con desencanto y una voz auténtica e intensa un universo cotidiano y entrañable que se concentra y se expande en cada poema”.
El Premio es otorgado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), en conjunto con el Gobierno del Estado de Tabasco, a través de su Secretaría de Cultura.
“‘Inventario de las cosas perdidas’ es un espejo vital en tiempos aciagos. Yaroslabi Bañuelos comparte con pericia, frescura y buen lente un retrato del mundo que se escurre entre las manos… Yaroslabi Bañuelos mezcla lo sensorial con lo cotidiano, un espacio donde la realidad aún respira y la memoria nos espera en el límite de la esperanza”, se lee en la presentación de la obra.
“La primera emoción que sentí fue sorpresa, fue un momento muy increíble para mí, no me esperaba una noticia de este tipo. Después vino una avalancha de emociones y gratitud, estoy muy agradecida con esta oportunidad. Es un gran honor compartir este premio con escritoras y escritores que han tenido una trayectoria muy brillante, y por eso resulta como una sorpresa extraordinaria para mí. Todavía sigo muy emocionada, porque esa oportunidad significa que se abre un puente para seguir compartiendo mi trabajo”, expresó a ZETA Yaroslabi Bañuelos.
DE LA PAZ
Yaroslabi Bañuelos Ceseña nació el 24 de enero de 1991 en La Paz, Baja California Sur. En entrevista para ZETA, contó que su acercamiento con la lectura y la escritura fue a temprana edad.
“Me empecé a acercar a los libros porque sentía que eran mis únicos amigos, siempre fui una niña muy solitaria, muy callada, me costaba mucho entablar relaciones sociales, soy una persona muy introvertida; entonces, durante la infancia y la adolescencia los libros significaron un refugio donde me sentía segura, porque era tanta la ansiedad o la tormenta emocional, que sentía que el único momento de paz lo encontraba leyendo”, reveló.
De hecho, rememoró que con “Rimas”, de Gustavo Adolfo Bécquer, descubrió la poesía:
“El primer libro de poesía que recuerdo haber leído fue las ‘Rimas’ de Gustavo Adolfo Bécquer, fueron los primeros poemas que leí por mi cuenta en la primaria. Ese libro me lo encontré en una caja de libros en el salón, entre todos estaba las ‘Rimas’ de Bécquer; recuerdo que, aunque en ese momento no comprendía del todo, me fascinó la belleza de las palabras, cómo se mezclaban las palabras; recuerdo la clásica imagen de ‘Volverán las oscuras golondrinas’ de Bécquer, que me marcó muchísimo”.
Con la lectura, también emergió la escritura: “Mis primeros poemas fueron de cuando tenía siete u ocho años, desde entonces empecé a escribir algunas frases o historias que se me venían a la cabeza. Entonces, desde muy pequeña está ese vínculo con la lectura y la escritura, así fue toda mi infancia hasta la preparatoria”.
Licenciada en Psicología por la Universidad Internacional de La Paz, Yaroslabi Bañuelos explicó que “después de que terminé la carrera, empecé a tomarle más seriedad al quehacer literario, al oficio de escribir y desde ahí empezó todo”.
En 2015 escribió el libro de cuentos “Micropesadillas” (Cuadernos de la Serpiente, 2016). Le siguieron poemarios como “Otro agosto habita el aire” (Instituto Sudcaliforniano de Cultura, 2020) con el que obtuvo el Premio Literario Estatal de Poesía “José Alberto Peláez Trasviña” 2019; “Despojo”, título ganador del Primer Concurso Municipal de Poesía Letras Nuevas 2019; “Mariposas de un mal verano”, libro ganador de los Juegos Florales Nacionales Carnaval La Paz 2019 “Grandes Navegantes”; y “Mejibó”, premio de los XLVI Juegos Florales “Margarito Sández Villarino” 2019 de San José del Cabo.
EN LA PANDEMIA
Yaroslabi Bañuelos contó a ZETA que “Inventario de las cosas perdidas” tuvo su origen en dos poemas titulados “Los pájaros volvieron a cantar, pero cantan diferente” y “Me resguardo del mundo dentro de una habitación en llamas”; en este último escribe: “No me apena decirlo, / vengo arrastrando una cuarentena de diez años, / la luz exterior me aterra un poco / y no sé qué hacer / en medio de un montón de personas”.
En la entrevista para el Semanario, recordó el confinamiento de 2020:
“Recién empezaba la cuarentena, había una convocatoria de Punto de Partida que se llamaba ‘Vivir el encierro’, yo en ese momento vi la convocatoria, me llamó mucho la atención y me animé a participar con esos dos poemas, los envié a la convocatoria y afortunadamente quedaron seleccionados”.
Entonces recreó el proceso de escritura en el enclaustramiento iniciado el 23 de marzo de 2020:
“Los poemas nacen de cómo miré en ese momento a mi alrededor, cómo miraba la vida en mi barrio en la cuarentena. También quería entrelazarlos con el tema de la depresión, con la salud mental, me parecía necesario hacerlo, era algo que quería expresar, por eso esta mención de ‘vengo arrastrando una cuarentena de diez años’, porque sé que la pandemia ha sido muy complicada para todos y que, sobre todo, ese lapso del confinamiento para muchas personas fue bastante difícil, porque significaba privarse de muchas experiencias; pero en mis propias vivencias no hubo una diferencia tan grande porque la depresión crónica nos lleva a mantenernos encerrados a veces durante muchísimo tiempo, no solamente en el espacio físico, sino también emocionalmente. Entonces, quería unir esas dos partes, la cuarentena y la salud mental; sé que al igual que yo, hay muchas personas llevamos viviendo cuarentenas de 10 o más años”.
Los dos primeros poemas sobre el encierro, fueron sólo el principio de “Inventario de las cosas perdidas”: “Posteriormente de que fueron seleccionados esos dos poemas, me propusieron enviar material para dictamen, armé el poemario y lo envié a Punto de Partida; entonces, el dictamen resultó favorable e inició el proceso de publicación. Una parte de los poemas ya los tenía escritos, pero en ese transcurso de la cuarentena los corregí y revisé; y una gran parte, digamos un 70 por ciento, se escribió en ese transcurso”.
Publicado en 2020 por Punto de Partida, el poemario fue sometido a consideración del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía “Carlos Pellicer” para Obra Publicada 2021, del cual Yaroslabi Bañuelos resultó triunfadora.
“LA POESÍA HA SIGNIFICADO SUPERVIVENCIA”
En la poesía de Yaroslabi Bañuelos abunda la cotidianidad violenta no sólo de La Paz, sino en general del país:
“Era otoño la última vez que alguien vio su silueta morena, / caminaba por las esquinas rotas del barrio / en medio de la fresca tarde de un lunes, / vestía short de mezclilla, tenis blancos y blusa lila. / La última vez que yo miré su rostro / fue en una página de Facebook: Desaparecida desde el 26 de noviembre del 2018. / En su sonrisa guarda los fragmentos de un eclipse. / Tiene la altura de un girasol. / Cabello enrojecido de begonias. / Cualquier información llamar al 9-1-1. La busca su familia”, se lee por “Inventario de las cosas perdidas”.
La autora sudcaliforniana reconoció cómo la realidad violenta trastoca su obra poética:
“Gran parte de mi trabajo ha nacido de la rabia, una rabia que muchas veces está incrustada por ese cúmulo de injusticias, desigualdad y marginación en la que está sumergida la sociedad en que vivimos, al menos en mi comunidad; a veces esta rabia busca canales para salir y ha sido por medio de la poesía que yo encontré un canal para que ese dolor o esa tristeza, injusticia o situaciones dolorosas se transformara en un poema. Entonces, para mí significa dejar de ser indiferente, a tener cierto compromiso con lo que sucede en el mundo y es mi manera de resistir y de sobrevivir también.
“Es innegable que hay una serie de problemáticas de las que no podemos mirar hacia un lado o que no podemos volvernos indiferentes, como las situaciones de violencia, sobre todo de violencia hacia las mujeres, desigualdad, pobreza, marginación, racismo, clasismo; son temas que, si uno los pone sobre la mesa, pues a muchas personas todavía son capaces de guiarlos. Entonces, me parece que la poesía y las letras en general nos permiten nombrar aquello que no ha sido nombrado, aquello que muchos se niegan a pronunciar y sobre todo visibilizar las historias que habían sido olvidadas o que habían pasado desapercibidas”.
Concluyó Yaroslabi Bañuelos: “La poesía es aquello que nos permite nombrar lo no dicho. La poesía es la luz. Para mí la poesía ha significado supervivencia en todos los sentidos”.