La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó, este miércoles 1 de diciembre, que el Producto Interno Bruto (PIB) de México disminuirá 5.9 por ciento en 2021, por debajo del 6.3 por ciento previsto en septiembre pasado, mientras que para el 2022, las proyecciones bajaron 3.4 a 3.3 por ciento y para 2023 están en 2.5 por ciento.
Según el documento las ‘Perspectivas Económicas de la OCDE’, el organismo internacional señaló que la economía mexicana estará impulsada por las exportaciones hacia Estados Unidos, gracias a la recuperación de dicho país, mientras que el consumo en México se verá respaldado por la mejora gradual del mercado laboral y la proporción cada vez mayor de población vacunada. Además, la inversión se beneficiará de los proyectos de infraestructura.
Sin embargo, la OCDE advirtió que si las infecciones de coronavirus SARS-CoV-2 (que causa la enfermedad COVID-19) aumentan de forma significativa, sería necesario restablecer las medidas de contención, lo que obstaculizaría la actividad económica.
El organismo internacional también indicó que se debe tomar en consideración que si bien la campaña de vacunación avanza de forma constante, hay heterogeneidad significativa entre las regiones. Aunado a lo anterior, los episodios de volatilidad financiera en otras economías de mercados emergentes pueden desencadenar una mayor aversión al riesgo, reducir las entradas financieras netas y aumentar los costos de financiamiento de México.
Respecto a la inflación mexicana, la OCDE estima que se reducirá en 2022 y 2023, después del significativo incremento del 2021, a medida que se produzcan los efectos del endurecimiento de la política monetaria, las interrupciones de la oferta disminuyan y la amplia capacidad disponible limite las presiones salariales.
Asimismo, a pesar de que para el organismo internacional la orientación fiscal continúa siendo prudente, es menos restrictiva de lo contemplado en el Presupuesto de Egresos del 2021, lo que apoya ligeramente la recuperación en curso.
Además, la OCDE prevé que el déficit público en México aumente hasta el 3.2 por ciento del PIB en 2021 (desde un 2.9 por ciento del Producto Interno Bruto en 2020, que se mantenga prácticamente sin cambios en 2022 y que disminuya a partir de entonces. También estima que la deuda pública se estabilizará alrededor del 51 por ciento.
No obstante, el organismo internacional apuntó que las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas y están sujetas a riesgos, lo que puede traer incrementos sostenido de precios más altos durante más tiempo de lo anticipado, lo que disminuirá el poder adquisitivo, particularmente de los hogares vulnerables, y requerirá un endurecimiento de la política monetaria mayor que el proyectado, lo que debilitaría la recuperación.
Por otra parte, la OCDE espera que la medida oficial de la deuda pública se estabilice alrededor del 51 por ciento del PIB, que sería la más baja en los países de la OCDE y más baja que la de sus pares regionales, por lo que México debe responder a las crecientes necesidades de gasto en educación, salud o protección social, mientras se mantiene el compromiso con la sostenibilidad de la deuda y eso requerirá aumentar los ingresos fiscales.
Según el organismo internacional, ello podría lograrse ampliando las bases impositivas, eliminando gradualmente las exenciones ineficientes y regresivas, así como fortaleciendo el impuesto a la propiedad, una vez que la recuperación esté bien establecida.
La OCDE aseveró que reiniciar la inversión y aumentar la productividad en México, son prioridades clave, por lo que se requiere ampliar el acceso a los servicios financieros, fomentando la competencia y acelerando la ejecución legal de los contratos.
El organismo internación indicó que ello permitiría a las pequeñas y medianas empresas puedan invertir más, crecer y aumentar la productividad. Además, la OCDE señaló que en México hace falta mejorar el acceso y la calidad del cuidado infantil, ya que ello aumentaría la participación femenina en la fuerza laboral y reduciría las desigualdades educativas.
Insistió en que la asignación de más recursos a la educación primaria mitigaría los efectos adversos de la pandemia de la COVID-19 en los resultados educativos y el crecimiento a largo plazo. Aunado a lo anterior, la transición hacia un transporte urbano e interurbano masivo, podría reducir de forma sustancial la congestión del tráfico y las emisiones.
En su informe, el organismo internacional redujo en dos décimas su previsión de crecimiento para el mundo en 2021, al 5.6 por ciento. Además, aumentó en una décima sus expectativas para 2022, hasta el 4.5 por ciento. Mientras que para 2023, la OCDE prevé que la progresión del PIB se situará en 3.2 por ciento, un ritmo equivalente al que hubo en los siete años que precedieron a la pandemia de la COVID-19.