Uno de los libros más importantes que arrojó 2021 durante la pandemia es indudablemente “La llama inmortal de Stephen Crane”, de Paul Auster, publicado por el sello Seix Barral de Grupo Editorial Planeta, bajo la traducción de Benito Gómez Ibáñez.
En “La llama inmortal de Stephen Crane” Paul Auster no sólo cuenta algunos datos o pasajes personales de Stephen Crane (1871-1900), que pueden ser de interés o no, sino que el autor también cuenta su versión de la historia de Estados Unidos desde el último tercio del Siglo XIX y el contexto de la literatura estadounidense, que ya contaba con figuras como Edgar Allan Poe (1809-1849), Herman Melville (1819-1891) o Walt Whitman (1819-1892).
Escribir la biografía de otro es también revelar la biografía de quien la cuenta. Por ejemplo, en “La llama inmortal de Stephen Crane”’, Auster confiesa su bagaje literario cuando, a manera de reseña, describe el contexto cultural y literario mundial del Siglo XIX, al referirse a Maggie, homónimo del libro de Stephen Crane:
“El año de ‘Maggie’, 1893, también fue el año en que Edvard Munch, otro rebelde noruego contemporáneo de Knut Hamsun aunque algo más joven, pintó ‘El grito’, y el libro de Crane era amarillo porque sentía que él también formaba parte del espíritu rebelde de la época”.
Recurriendo a la historia de la literatura universal, en su novela biográfica, Auster también revela sus lecturas e ideas:
“Madame Bovary, que alimentaba sus ilusiones con novelas románticas baratas, se envenenó con aquellas lecturas lo mismo que don Quijote enloqueció por culpa de los libros que leía. No se sabe si Maggie ha ido al colegio (de eso no se dice nada) ni si alguna vez ha sido capaz de leer un libro, pero sus impulsos no son distintos de los de Emma Bovary, de más alta cuna, y su imaginación se alimenta de historias: el cuento de hadas más liviano, sueños con menos solidez que una nube”.
En cuanto al “primer modernista de la literatura estadounidense”, tal como el autor reseña a Crane, también reconoce la importancia de su obra, de la cual reproduce algunos extractos mientras las ideas ensayísticas de Auster transcurren:
“Al reciente huérfano y escritor en ciernes sólo le quedaban ocho años y medio de vida, pero en ese breve tiempo produjo una obra maestra en forma de novela (‘La roja insignia del valor’), dos novelas cortas exquisitas y audazmente concebidas (‘Maggie: una chica de la calle’ y ‘El monstruo’), cerca de tres docenas de relatos de irreprochable brillantez (entre ellos ‘El bote abierto’ y ‘El hotel azul’), dos recopilaciones de algunos de los poemas más extraños y feroces del siglo XIX (‘Los jinetes negros’ y ‘La guerra es buena’) y más de doscientos artículos periodísticos, muchos de ellos tan buenos que están a la altura de su obra literaria”.
En cualquier caso, leer “La llama inmortal de Stephen Crane” de Paul Auster es también encontrarse con poesía, relato, crónica, reseña, ensayo, biografía, historia y novela en una sola obra.