Carlos Mora Álvarez ha seguido el consejo de Antonio Machado, y con sus pasos va trazando caminos por los que transitan los personajes más diversos, cuyos perfiles primero fueron publicados en este Semanario y desde tiempos más recientes pueblan una columna de su autoría en las páginas de El Universal.
De tantos andares también han surgido tres libros – dos titulados “Los Dones” y ahora “Las Doñas, algunos Dones y otros amores” -prologados por Jorge Zepeda Patterson-, quien ante todo destaca un elemento innegable y cohesionador de la lectura:
“Lo que hace Carlos Mora en estas páginas es un largo agradecimiento a todo aquello que lo construyó como persona”.
Desde el canto de Barbra Streisand, la poesía de Rosario Castellanos y las mujeres que son pilares de su familia, el autor abre la puerta y produce un retrato intimista a partir de encuentros personales, afectivos, intelectuales, gustos, búsquedas y encuentros.
Las rutas coinciden para formar la visión del mundo a través de una voz narrativa amena, ocurrente y positiva, por lo mismo distinta en una época donde esto es justo lo que falta.
Porque como anotó John H. Newman, “las personas nos influyen, las voces nos conmueven, los libros nos convencen, los hechos nos entusiasman”, parece lógico suponer que la motivación de Mora Álvarez es compartir qué lo ha definido como individuo, de qué manera se ha dado y por qué.
Tan amplio es su abanico de intereses que en un mismo volumen se puede leer sobre el legado de los Kennedy en Estados Unidos, y de ahí pasar a otro tomo para descubrir anécdotas de personajes tijuanenses como José Fimbres, Salomón Cohen, Roberto Castro, Rodrigo Valle y hasta el grupo que dio origen a la emblemática tienda Dorian’s.
La evocación al pasado, siempre revestida con una mezcla evidente de nostalgia y romanticismo, sirve como una gran cualidad de este proyecto editorial que, además, se intuye que sigue en curso. Por lo pronto, hay aquí tres títulos por leer de un gran conocedor de Tijuana, del país entero, la frontera y su mezcla de valores mexicanos y estadounidenses, la política local y nacional, el turismo, la música y tantos protagonistas de variadas épocas que este autor no sólo ha vivido en carne propia, sino que ha gozado en pleno y se nota hasta cuando parece imaginar su próximo destino.