¿Qué pasaría si, tras 30 años de rutina monótona, un día ésta deja de ser la norma que rija? ¿Cómo reaprender a vivir fuera de lo conocido? Esto le sucede a Vero (Verónica Langer) en “Clases de Historia” cuando, tras tres décadas impartiendo las mismas clases y de vivir en matrimonio anodino, le informan en su escuela que tomarán una decisión complicada para no responsabilizarse por su enfermedad, cáncer terminal; simultáneamente llega una alumna nueva al salón, Eva (Renata Vaca), que desde el inicio muestra una imagen de chica distinta o rebelde, portando una chamarra morada encima del uniforme.
Durante los días que coinciden en el aula, Eva se mantiene aislada, ajena a las indicaciones escolares; todo se complica cuando, precisamente el día que le avisan a Vero de tal decisión administrativa, Eva saca su celular en clase, y al negarse a guardarlo, ocurre un forcejeo entre ambas, quedando Vero con marcas de pelea en su rostro. Al día siguiente, la joven la visita en su casa, marcando el desarrollo argumental de la película.
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A lo largo de 105 minutos, “Clases de Historia” aborda el trastocamiento en la rutina de Eva, y la relación que se forja entre exmaestra y exalumna. Un punto acertado en el largometraje de Marcelino Islas quien maneja una la paleta de colores, pues conforme Vero se sumerge en el mundo de Eva, aumentan las gamas cálidas tanto en vestuario como en iluminación; al mismo tiempo que predominan las tonalidades purpúreas en escenas cruciales, aludiendo a la chamarra que la joven porta en distintos momentos, así como una referencia a que el mundo de Eva la está absorbiendo.
Aunque en determinados momentos la trama pareciera alentarse, sin duda la actuación de Verónica Langer se lleva la película, al representar en Vero una cualidad casi infantil, propia de quien va dando los primeros pasos y tropiezos en la vida. Y aunque en Renata Vaca se nota un actuar con menos matices, ambas logran una química acertada y cómplice, propia de las interacciones incómodas que puede haber entre sus personajes de 60 y 17 años, respectivamente. En definitiva una película para reflexionar, y que luego de tres años y una gira por diversos festivales, se estrenó ayer 9 de septiembre en salas de cine nacional. (Andrea López González).