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viernes, febrero 16, 2024
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Alto a la homofobia, transfobia, bifobia y lesbofobia

La Organización de las Naciones Unidas en el año 2004, proclamó el 17 de mayo como el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia, Lesbofobia y la Bifobia, en conmemoración del día en que se eliminó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales por la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud.

Esta conmemoración visibiliza la lucha contra la discriminación, violencia y represión contra las personas de la comunidad LGBTIQ+ en todo el mundo. El 17 de mayo nos invita a reflexionar y realizar acciones que promuevan sus derechos humanos.


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La homofobia es constituida por los actos de discriminación, invisibilización y violencia basada en prejuicios y estigmas contra las personas homosexuales; de la misma forma, la transfobia, bifobia y lesbofobia atentan, respectivamente, contra las personas transexuales, bisexuales y lesbianas.

Los derechos sexuales y reproductivos como parte de los derechos humanos, se instituyen para respetar, proteger, garantizar y promover que las personas puedan tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva con libertad, confianza y seguridad, de acuerdo a su vivencia interna (asociada con la mente y las emociones) y externa (asociada al contexto social, histórico, político y cultural).

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud ha establecido que la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos y creencias. La sexualidad está influida por la interacción de diversos factores como los biológicos, psicológicos, sociales, históricos, religiosos y espirituales.


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Los prejuicios y estigmas hacia la diversidad sexual se deben a tradiciones enraizadas en una concepción binaria de la sexualidad, asignada desde la biología, quebrantando de esta manera el derecho a decidir de cada persona sobre la forma en que desee expresar su sexualidad. Esta concepción homogénea de la sexualidad ha causado repercusiones que han vulnerado y lastimado a las personas.

En México tener una preferencia sexual distinta no es motivo para recibir ninguna sanción jurídica, sin embargo, lamentablemente prevalecen actos de discriminación y crímenes de odio. El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra personas LGBTIQ+ en México, registró de enero al 17 de mayo de 2020, 209 casos de discriminación. De esos 209 casos, seis se cometieron en Baja California.

Las personas de la comunidad LGBTIQ+ han sido históricamente estigmatizadas y rechazadas por algunos sectores de la sociedad por su orientación sexual. Los roles de género tradicionales, las imposiciones sociales y la intolerancia hacia la diferencia han provocado una ola de violencia y desigualdad para este sector de la población.

Necesitamos acabar de una vez por todas con la discriminación, que tantos problemas sociales ha causado a toda la humanidad. Necesitamos humanizarnos cada vez más, hasta el punto de comprender que ningún ser humano merece ser tratado de forma discriminatoria o violenta. Todas las personas necesitamos, cariño, respeto, solidaridad y compasión.

El Artículo 1 de la Constitución Mexicana de los Estados Unidos Mexicanos, párrafo V, establece que: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Los seres humanos, por naturaleza nacemos libres e iguales, por lo tanto, debemos gozar de los mismos derechos en igualdad, los cuales son inalienables a nuestra condición humana. Para promover relaciones interpersonales sanas y solidarias, es necesario establecer relaciones desde la aceptación incondicional y empatizar con las necesidades de los demás.

Evidentemente requerimos de una educación sexual integral para tener la información suficiente que nos posibilite vivir una sexualidad consciente, responsable, segura y plena, evitando la moralización, el prejuicio y la descalificación.

Más humanidad, más unidad, más respeto y dignidad.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.

Correo: melbaadriana@hotmail.com

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