No lo dicen abiertamente, pero entre empresarios y representes de sectores ya no aguantan la actitud soberbia y engrandecida del alcalde ensenadense Armando Ayala Robles, a grado tal que, si bien no operan en su contra, ya no quieren que repita en el cargo. Un día sí y otro también, utiliza los foros en los que se presenta para cargar contra todo aquel que no comulgue con sus ideas, proyecto político -si es que lo tiene- o con quien él cree que le juega las contras. Hace unos días le causó ira que constructores y comerciantes recibieran a candidatos de otros partidos para escuchar sus propuestas, como cualquier grupo representativo de la sociedad interesado en este proceso electoral. Entre amenazas veladas, poner a ladrar a su séquito, bailar sin gracia ni razón y hasta pagar por saludos de personajes famosos que lo felicitan por la “gran seguridad” del municipio porteño, Ayala -dicen- está perdiendo el piso, o como suelen identificarlo, se está abonillando, en eso de aprovecharse del cargo para hostigar a quienes no le siguen.
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