La mayoría -salvo honrosas excepciones- de los actuales “comunistas” y “socialistas” mexicanos, verdaderos alabarderos de López Obrador. y todos los del Partido Morena, brincaron de júbilo.
Ya nos imaginamos el espectáculo. Se han de haber agarrado de la mano entonando hosannas frente a la imagen del “Primero los Pobres”, ante el grandioso aumento del 15% al salario anunciado para el próximo año de 2021.
El “enojo” de los representantes de los todopoderosos inversionistas extranjeros, en nuestro país (Coparmex, CCE, Canacintra, etc.), ante el “monumental” aumento salarial no es más que un despreciable y puro show circense.
Ese “pique” de los cancerberos de los capitalistas con el déspota del Partido Morena es solo con el fin de engaratusar a la pequeñaburguesía (a las llamadas mipymes) que sucumbirá en la presente crisis mundial capitalista de sobreproducción, ante el embate de los omnipotentes monopolios internacionales.
Cabe la pregunta: ¿Qué es el salario mínimo dentro de los marcos de la presente sociedad burguesa? Pues, no es otra cosa más que el mínimum de los medios de subsistencia indispensables para que el obrero pueda sobrevivir y para que éste pueda perpetuar su linaje, es decir, para que procree a los futuros esclavos asalariados.
Pero una cosa es el salario nominal (es decir, la expresión monetaria del precio de la fuerza de trabajo del obrero) y otra cosa el salario real.
El salario real representa la cantidad de víveres, principalmente, que el trabajador puede obtener a cambio de su raquítico salario nominal.
El que aumente el salario nominal no significa que el salario real de la clase obrera aumente de igual manera. De hecho, el salario real desciende año tras año. Que sea “grande” o pequeño el salario nominal no significa nada.
La burguesía es muy ducha en engañar al pueblo. Con una mano le concede algo al trabajador y con la otra se lo quita. Y por más que se deslome el obrero, trabajando doble turno, por ejemplo, no dejará de ser un esclavo asalariado. Lo único que conseguirá con tal esfuerzo es acrecentar la riqueza ajena; esto es, hacer al burgués explotador más rico, y él, minar su salud para morir prematuramente.
Sin embargo, la clase obrera no debe de cruzarse de brazos y permitir que el régimen le aviente miserables o “suculentas” migajas. No. Los obreros deben de unirse aceradamente, organizarse con ánimo. Y levantarse a la lucha contra la opresión y explotación. Si la clase
obrera cediese cobardemente ante la burla y los embates de la clase capitalista se descalificaría, sin duda alguna, para emprender movimientos de mayor envergadura.
Y eso no sucederá si los mejores hijos de la clase trabajadora mexicana, los verdaderos revolucionarios comunistas, saben cumplir con su ineludible deber histórico, que es organizar a la clase obrera para derrocar a este sistema capitalista explotador, y sobre sus
escombros edificar el México nuevo socialista proletario.
Sin explotación ni opresión. Sin hambre ni miseria. Sin esclavitud.
Atentamente,
Javier Antuna.
Tijuana, B.C.
Correo: gloriaproletaria@gmail.com
Facebook: Voz del Obrero