En medio de sus inquisidoras presentaciones a través de Facebook (no confundir con las mañaneras del Presidente), el gobernador Jaime Bonilla le echó -para variar- a los empresarios de Tijuana. Específicamente se refirió a la familia Fimbres, una fructífera dinastía que desarrolló diversas compañías ligadas a los alimentos y productos en general, desde Tijuana. Acusó el gobernador, que son de quienes suelen pagar el impuesto predial y luego ampararse para que les sea devuelto. Y sí, específicamente la familia que maneja Empacadora Rosarito, de donde pagaron y después tramitaron un amparo para que les regresaran parte del dinero erogado (poco más de 100 mil pesos) al Ayuntamiento de Tijuana por concepto del impuesto predial. Aunque ya “donaron” en su totalidad, al mismo Ayuntamiento, el monto que vía amparo les regresaron, resulta interesante que tales Fimbres son parientes políticos del secretario de Economía, Desarrollo Sustentable y Turismo, Mario Escobedo, quien resulta está unido en matrimonio a una de las herederas del imperio Fimbres. Bueno, de que la perra es brava…
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