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viernes, febrero 16, 2024
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CJNG desafía al Estado mexicano

La osadía de atentar contra el secretario de Seguridad de la Capital del país, Omar García Harfuch, es un paso a la consolidación del avance del crimen organizado en la actual administración. Jesús Pérez Caballero, investigador de El Colegio de la Frontera Norte, advierte del efecto psicológico de que la población responsabilice al Gobierno de México de aspectos de los que solo la organización criminal es culpable. Presos 21 miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, presuntos partícipes en los hechos violentos del 26 de junio

A una semana del brutal ataque contra el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, autoridades capitalinas  han aprehendido a 21 sujetos relacionados con los hechos y presuntos militantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), organización criminal a la que se le imputa la agresión.


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Los últimos dos individuos en ser capturados con base en órdenes de aprehensión, están identificados como Carlos “N” y José “N”, quienes se habrían encargado de vigilar los movimientos del jefe policial días antes del atentado por órdenes de José Armando “N” “El Vaca”, detenido el día de los hechos y preso en el Reclusorio Norte por los delitos de cohecho, portación de arma de fuego y narcomenudeo.

Otros doce presuntos partícipes en la balacera, fueron vinculados a proceso por los delitos de homicidio, homicidio en grado de tentativa y portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Como resultado de cateos en diversas residencias, autoridades de Ciudad de México aseguraron fusiles Barrett, otras armas de fuego, vehículos, drogas y teléfonos celulares.

El doctor en Derecho internacional e investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Jesús Pérez Caballero, hace un análisis del suceso. De Omar García Harfuch como sujeto pasivo o víctima directa del atentado, “vemos a un alto cargo de seguridad con funciones transexenales al más alto nivel. Por tanto, las razones del atentado no deberían entenderse únicamente por ser miembro del Gobierno de Ciudad de México. Puede haber razones cercanas (el supuesto debilitamiento de determinado grupo criminal y sus aliados en Ciudad de México), pero también un poco más lejanas”.


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El analista destaca que el agredido tuvo un rol importante en varias detenciones contra el CJNG, “como las derivadas de la búsqueda de los culpables del asesinato en febrero de 2018 de dos agentes de la Agencia de Investigación Criminal que dirigía García Harfuch, secuestrados en los límites de Jalisco y Nayarit, y asesinados tras ser expuestos en un video.

“Precisamente uno de los principales detenidos por el atentado en Ciudad de México (“El Vaca”) es de Puerto Vallarta, un territorio jalisciense donde tuvieron lugar parte de esos hechos y que, en términos del crimen organizado en la entidad federativa jalisciense, sirve como bisagra para captar a sicarios y enviarlos a zonas más agrestes para entrenarlos”, agregó Pérez Caballero.

El entrevistado también enfoca los hechos desde el ángulo del sujeto activo: “El promotor del atentado es, según denunció el mismo agredido, el CJNG. Llama la atención lo inaudito de cómo hemos sabido esto, por redes sociales, y, al principio, solo con su palabra y sin pruebas, y cuando lo supimos, inmediatamente después de sufrir el ataque. Esos cómo y cuándo son un error de comunicación, comprensibles, por el miedo y/o la ira tras el atentado”.

Foto: Mario Jasso/Cuartoscuro.com

Pero con esas declaraciones, a decir del investigador académico “se continuó solidificando a escala internacional el nombre/la marca del grupo criminal, revalorizándolos e, incluso, haciendo innecesarias ulteriores reivindicaciones (una broma macabrísima -aunque poco probable- sería que ellos no hubiesen sido los agresores). Puede decirse, entonces, que las autoridades mordieron el cebo mediático que se les tendió”, considera.

 

EL ATENTADO

En un recuento de hechos, la agresión contra Omar García Harfuch se ejecutó a las 6:38 am del viernes 26 de junio, cuando el jefe policial y sus escoltas circulaban a bordo de una camioneta Chevrolet Suburban y sujetos le cruzaron una camioneta a la altura de Paseo de la Reforma y Prado Norte, en la colonia Lomas de Chapultepec. Sicarios comenzaron a disparar en contra del vehículo del funcionario desde diversos puntos.

La unidad blindada del secretario resistió los impactos de grueso calibre, no así los guardias que bajaron sus ventanillas para repeler el ataque. Dos de ellos murieron, así como una mujer que circulaba por el sitio. Otras personas resultaron heridas.

Elementos de la Policía capitalina que fueron en auxilio de su jefe, lograron detener a doce atacantes en plena huida. En tanto, García Harfuch fue trasladado a un hospital donde se le reportó fuera de peligro.

Desde el nosocomio, el secretario responsabilizó al CJNG del atentado sufrido. A través de redes sociales publicó: “Esta mañana fuimos cobardemente atacados por el CJNG, dos compañeros y amigos míos, perdieron la vida. Tengo tres impactos de bala y varias esquirlas. Nuestra Nación tiene que seguir haciéndole frente a la cobarde delincuencia organizada. Continuaremos trabajando”.

Aunque dudoso de la certeza de la autoría del grupo criminal en el atentado, Alfonso Durazo, secretario de Seguridad federal, expresó su respaldo y colaboración de las fuerzas federales a García Harfuch. En el mismo sentido se pronunció la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien condenó el ataque y brindó su solidaridad a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Omar García Harfuch fue intervenido quirúrgicamente con éxito de las lesiones que sufrió: tres impactos de bala en brazo, hombro y rodilla. Más tarde se informó que en el grupo de atacantes contra el funcionario había gente proveniente de Ciudad de México, Guerrero, Nayarit, Chihuahua, Michoacán, Guadalajara y Colombia, miembros de por lo menos cuatro células del CJNG, con siete integrantes cada una.

Al anochecer de ese viernes, la cifra de detenidos aumentó a 19, entre ellos José Armando “El Vaca”, de 35 años, jefe de sicarios del CJNG, quien habría diseñado el plan para matar al funcionario, además de responsable del reclutamiento y adiestramiento de sicarios al servicio de dicho cártel, principalmente en Puerto Vallarta. También coordinaba acciones violentas en contra de integrantes de grupos antagónicos.

 

CÁRTEL DESAFIANTE

Todavía el martes 30 de junio circularon amenazas en redes sociales en contra de Omar García Harfuch. Tres sujetos vestidos de negro y encapuchados, aparecen en un video y uno de ellos lanza insultos y reclamos al funcionario por el proceder de sus antepasados -su abuelo y su padre- en actividades del servicio público, tanto en el Ejército como en la policía política de los años sesenta y setenta.

El hombre que ostenta el micrófono, sentado frente a una mesa con los otros dos sujetos de pie a los costados y armados, advierte al mando policial que no olvidarán a sus familiares muertos, como reclamándole su autoría, y pide a las autoridades le hagan una auditoría a García Harfuch.

Para Jesús Pérez Caballero, el atentado fue osado: “Armas largas, táctica de emboscada en un entorno urbano, avasallamiento numérico frente al vehículo blindado. Pero fue también, sobre todo, aparatoso. No hace falta ser ‘El Chacal’ de Frederick Forsyth para preparar algo menos mediático, pero más efectivo. Sabemos de la capacidad para construir coches bomba de organizaciones con tanta presencia de ex militares en sus filas, o lo verosímil de preparar una operación de perfil más bajo, con uno o dos tiradores solitarios que interceptasen a la víctima de modo menos protegido.

“Así, es probable que los autores intelectuales tuvieran que ponderar la variable de realizar algo en un tiempo prefijado -o sea, sin poder tomarse el tiempo y las medidas de seguridad de un seguimiento de más allá de las tres semanas que duró la planificación-, con la obtención de un mínimo de espectacularidad para la atención mediática”, agregó el experto.

“Se podía haber asesinado a otro alto cargo de perfil similar, de manera más efectiva y en algún lugar más periférico de la República. ¿Hubiera tenido el mismo impacto si hubiese tenido lugar en una comunidad montañosa de Guerrero? Se prefirió desplegar a una veintena de individuos en el ataque directo (una cuarentena si incluimos la logística) contra un objetivo blindado, pero en la Capital del país, donde cada hecho reditúa mediáticamente más que en otras partes de la República”, planteó.

El madrileño pregunta por qué ahora y él mismo responde: “Quizá para enviar un mensaje poliédrico, de fortaleza ante las propias filas criminales cuando se han realizado operaciones como la investigación de mil 939 cuentas bancarias ligadas al CJNG; de miedo o sugestión ante rivales y de zozobra entre la población. Precisamente en el contexto de COVID-19, con problemas sanitarios, sociales y económicos capciosos y difíciles de gestionar, las organizaciones criminales redoblan su apuesta por la osadía y tantean hasta dónde pueden pasar líneas rojas. En este caso, la provocación funcionó.

“Hace poco me ocupé, en el reporte Rasgos y Naturaleza del Asistencialismo de Organizaciones Criminales en Tamaulipas durante el COVID-19, de la importancia para las organizaciones criminales de dar una imagen homogénea y maximizar el impacto psicológico. Pues bien, el impacto del atentado se hubiera multiplicado uniformando a la veintena de atacantes y ostentando los logos del grupo criminal. No se hizo: la firma no se forzó, quizá para no tensar la cuerda con las autoridades mexicanas, y tampoco con las estadounidenses y su campaña contra el CJNG hasta en lo microscópico”, señala Jesús Pérez.

 

MEDALLAS DE OMAR

Desde antes del atentado, a Omar García Harfuch sus superiores le han catalogado como un “súper policía”, bien adiestrado, disciplinado y exitoso, pese a su cuestionado paso por el Estado de Guerrero, donde fue salpicado por su presunta acción u omisión en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos. O sus inicios en la vieja Secretaría de Seguridad Pública en tiempos del defenestrado Hugo García Luna.

Sin embargo, como titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la ahora Fiscalía General de la República participó en la aprehensión del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, ocurrida en Guatemala en abril de 2017. Ese año, en mayo, detuvo a Dámaso López Núñez “El Licenciado” en Ciudad de México, donde el capo del Cártel de Sinaloa pretendía establecer alianzas con otros grupos de la delincuencia organizada.

Luego del secuestro y muerte de dos agentes de investigación criminal a su cargo en el Estado de Nayarit en marzo de 2018, el funcionario consiguió la detención de una célula del CJNG encabezada por el colombiano Mauricio “N” y 17 personas más, incluidos dos policías de Bahía de Banderas que brindaban seguridad a los narcos. Tres meses después, anunció la captura de dos integrantes del mismo grupo criminal, uno de los cuales se dedicaba ente otras cosas al reclutamiento de nuevos elementos.

En junio de 2018, la AIC desarticuló cinco bandas delincuenciales dedicadas al secuestro y se detuvo a 28 personas en el Estado de México, liberando a dos de las víctimas. Los plagiarios operaban también en Ciudad de México, Tlaxcala, Guerrero y Michoacán. En otra detención relevante, se apresó a dos miembros del CJNG en julio de 2018, entre ellos uno de los responsables de la desaparición de tres ciudadanos italianos en el municipio de Tecalitlán.

Desde la AIC inició el combate de las organizaciones del crimen organizado en Ciudad de México, como en octubre de 2018, cuando detuvo a David García Ramírez “El Pistache”, líder en turno de la organización delictiva La Unión Tepito. Después, a principios de junio de 2019, García Harfuch dejó la Federación para irse como secretario de Seguridad de Ciudad de México.

En octubre de 2019 llevó a cabo un macro operativo policial (600 agentes y 147 elementos de la Marina) que culminó con la detención de 32 personas que participaban en el tráfico de drogas en el barrio de Tepito; sin embargo, 30 de los capturados fueron dejados en libertad por falta elementos para procesarlos. En febrero de 2020 tuvo que detener a nueve de sus elementos acusados de secuestro agravado.

Tal vez la intervención más valiosa de García Harfuch al frente de la Policía capitalina fue la captura de Carlos Fernando Huerta Núñez “El Viejón”, líder de una célula del CJNG que coordinó el homicidio de dos ciudadanos de origen israelí en Plaza Artz Pedregal en julio de 2019, hechos por los que ya hay varios detenidos y presuntamente pertenecen al mismo grupo que ahora atentó en su contra, bajo las órdenes de Julio César Moreno Pinzón “El Tarjetas”, operador de confianza de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”.

Jesús Pérez Caballero cierra su análisis cuestionando si el atentado “ha tenido algún tipo de éxito y, en caso afirmativo, ¿de qué naturaleza, logístico, estratégico, táctico, propagandístico?”. A su vez, cualquier análisis debe partir de que el éxito en un rubro puede entrar en contradicción con otro. Por ejemplo, logísticamente se realizó una acción exitosa, aunque falló en lo más importante: la consumación del asesinato. Es probable que también en el aspecto propagandístico se pueda hablar de éxito, aunque este dependerá mucho de la propaganda gratuita que se le dé a la organización criminal desde las instituciones oficiales.

“Por el contrario, estratégicamente esa osadía puede tener consecuencias muy graves a medio y largo plazo, por no hablar del hastío con que la población ve a un grupo que desafía tan abiertamente a un Gobierno Federal que goza de popularidad. Sin embargo, más acciones como la analizada podrían voltear esta consideración, y comenzar a diseminar entre la población la sensación de que la iniciativa la tiene la organización criminal, y no el Gobierno Federal. Entonces, se pasará -nunca súbitamente, pues este giro psicológico es de larga data al reproche, responsabilizando al Gobierno Federal de aspectos de los que solo la organización criminal es culpable”, finalizó el investigador español.

Autor(a)

Luis Carlos Sáinz
Luis Carlos Sáinz
Reportero desde 1989 en W Radio, Promomedios Radio, TV Azteca, Canal Ocho, Grupo ACIR, Ocho Columnas, Associated Press y ZETA; Consejero Editorial en Mural 2010-2011. Autor del libro Rejas Rotas.
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