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sábado, febrero 17, 2024
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Menos días, menos diputados

Lo que sucedió el miércoles 10 de junio de 2020 en el Congreso del Estado de Baja California no es cosa menor. Diputados de Movimiento Regeneración Nacional, en voz de quien dicen será el próximo titular de la Junta de Coordinación Política, Juan Manuel Molina, retiraron de la Orden del Día el dictamen número 47, que trata sobre la iniciativa de reforma a la Constitución para empatar las elecciones de gobernador del Estado con las de Presidente de la República, y por tanto, acortar el siguiente mandato a solo tres años.

Lo increíble no es que lo hayan retirado, sino el motivo por el cual decidieron sacarlo del Orden del Día: no habían asegurado 17 votos para aprobarlo, y no querían perder la votación.


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Es decir, el Congreso con mayoría de Morena y aliados, no pudo conseguir 17 votos, cuando sus diputados son 17. No es una cosa menor que por primera vez y en apenas ocho meses de funciones, ya la fracción del partido en el poder está dividida.

Aunque debido al posicionamiento de la diputada Rosina del Villar, de Morena, la impresión no es que estén divididos, sino que ya están actuando conforme a su ideología y pensamiento por encima de las órdenes desde la oficina del gobernador. Esto significa que ya Jaime Bonilla no las trae todas ni entre sus propios diputados. No es algo anormal, de hecho es lógico: el mandatario comenzó a perder poder de manera acelerada el 11 de mayo, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que su gestión sería de dos años y no de cinco, como tanto peleó e invirtió en ello.

Menos días, a Bonilla cada día que pasa le quedan menos días como titular del Poder Ejecutivo del Estado de Baja California. En términos reales y precisos, al viernes 12 de junio le restan 506 días como mandatario. Su poder, en la lógica política, va disminuyendo al mismo tiempo que se va acercando la fecha de designar a un candidato o candidata de Morena para sucederle en la elección de 2021.


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Y menos días significan menos diputados y menos aliados. Ya no es, pues, como se hacía ver hasta antes de la resolución de la Corte, el gobernador todopoderoso. El hecho de haber modificado el inicio del calendario electoral en Baja California, pasarlo del 20 de septiembre al 1 de diciembre, lo hizo evidentemente por dos razones. La primera, es que tenía más tiempo para hacer modificaciones previo al inicio de la elección, como el hecho de cambiar el mandato del próximo gobierno de seis años a tres, reformas que se deben hacer con 90 días de antelación al inicio del proceso electoral. Eso lo aprendió de su propio caso. Si la Ley Bonilla la hubiesen aprobado 90 días antes del inicio del calendario electoral de 2019, y no 36 días después de efectuada la elección, tendríamos ahora un gobernador de cinco años.

La otra consideración para cambiar el inicio del calendario electoral es más política que otra cosa. Llevada hasta el 1 de diciembre la fecha de arranque, significa que los partidos políticos deberán retrasar sus procesos de selección de candidatos y precampañas, lo cual le da a Bonilla más días sin candidatos, ni candidato de Morena, y por lo tanto, más “poder” de decisión.

Es tradición en política que una vez que el partido en el poder designa candidato, el titular constitucional empieza una caída estrepitosa, pues las decisiones futuras ya no se las consultan a él, sino a quien creen de manera absoluta que gobernará después de las elecciones, o sea, su candidato y ningún otro.

Con Bonilla no puede ser la excepción, menos con el pasado priista que carga Morena, cuando su líder fundador se educó políticamente en el PRI y su modelo de gobierno es un reflejo de lo que ese partido fue hace décadas, antes del “neoliberalismo”, como refiere el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

El hecho que el 10 de junio Jaime Bonilla no hubiese sido capaz de reunir los votos de los 17 diputados que entraron por la vía directa al Congreso en una alianza que él encabezó, es solo el inicio de la caída de su liderazgo político. A la par que su administración se va depreciando conforme pasan los días y le quedan menos de ser el gobernador o el Primer Morenista del Estado, los aliados irán encontrando nuevos rumbos y los subalternos intentarán asegurar su permanencia en el futuro, donde ya Bonilla no será el mandatario estatal.
Los diputados de Morena hubieron de retirar la iniciativa de reforma constitucional para mejor ocasión, pero obligados por los tiempos y por el Ejecutivo estatal, convocaron al día siguiente a una sesión extraordinaria, para aprobar la denominada “Ley Venganza” (si Bonilla no tuvo cinco años, el que sigue no tendrá seis). Lo hicieron con el riesgo de no contar con los 17 votos.

Se sabe que desde Morena llamaron a la cúpula del Partido del Trabajo, para que estos obligaran a sus dos diputados locales en Baja California a votar a favor de la reducción de mandato. También, que amenazaron a los diputados: si no votaban a favor de la reducción, les correrían a todos los recomendados, familiares y amigos que tenían no solo en la nómina del Congreso del Estado, sino en el gobierno estatal o en la súper delegación.

Bonilla y los morenistas hicieron de todo para reunir 17 votos: transar, amenazar, negociar, pactar. Lo necesario, porque ya el poder no lo tiene el gobernador. A menos días, menos diputados, y menos aliados.

PD. A las 8:30 pm del jueves 11 de junio, al cierre de edición de ZETA y a pesar que la sesión estaba programada para las 5:00 pm, esta no había iniciado. De hecho consideraron cancelarla y convocarla para el viernes 12 de junio a las 9:00 am. Morena seguía sin los votos suficientes para la reforma constitucional.

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Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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