A través de los once años de existencia de Alianza Civil, hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance por ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes viven en nuestra región.
A nivel masivo, realizamos múltiples campañas, proyectos y programas con el objetivo de promover la participación social para una mayor seguridad pública y ciudadana; así también, para la salud, educación, deporte, cultura, hábitat y otros importantes rubros, incluyendo el apoyo a los Organismos de la Sociedad Civil -e incluso a instituciones públicas- a través de la capacitación y otros esfuerzos.
Pero la ayuda comunitaria no nos ha detenido de auxiliar también a familias o a ciudadanos que requieren un apoyo especial.
En la actualidad, nos encontramos brindando ayuda a personas e instituciones privadas con grandes necesidades; y aunque nos esforzamos en apoyarlos en todo lo posible, su situación requiere el respaldo de la población.
Uno de los casos es el de la señora Olga Lilia Figueroa, quien vive junto con su esposo y sus tres niñas en la Colonia Lagunitas, en una casa prestada.
Olga ha venido padeciendo cáncer desde hace varios años. Es un terrible mal que la mantiene en gran dolor, a pesar de los paliativos que le han aplicado (que obviamente son insuficientes).
El cáncer, mal recurrente, está localizado en el cérvix, justo en el cuello de la matriz; comprime el útero y afecta la función del riñón derecho.
El diagnóstico implica un tratamiento urgente, primero, para intentar rescatar el riñón derecho con la colocación de un catéter; una vez resuelto lo del riñón, se tiene que valorar la posibilidad de -por tercera vez, la tortura- de aplicar radioterapia a la pelvis y al retroperitoneo, todo dependiendo de la evolución tras el tratamiento.
La principal esperanza es el Imss. Pero si, desafortunadamente, no se logra la atención requerida, la otra opción -prácticamente inalcanzable- es una clínica privada.
Mientras tanto, el drama también está en el hogar. Olga y su familia deben entregar la casa prestada, y a pesar de que con muchos sacrificios lograron obtener un préstamo para dar el enganche de un terreno (en la ladera de un cerro, en la subdelegación de La Gloria, donde personas de buen corazón les construyeron una casita), urge construir una fosa séptica para poder hacer y conectar un sanitario y una regadera.
Aunque les conseguimos varillas y otros materiales, necesitan 200 bloques, 15 sacos de cemento, un metro de arena y uno de grava, así como una retroexcavadora, puesto que con picos, barras y palas, entre seis personas no pudimos avanzar más de un pie de profundidad, dada la dureza del terreno.
Hay otras necesidades, como alimentos, agua embotellada, ropa, muebles, etc., pero lo anterior es la prioridad.
Otro caso impresionante es el del señor Kelly, quien vive en el Cerro Colorado, Cuarta Sección; él enfrenta un drama múltiple, puesto que recientemente enviudó y tiene una hija con una severa discapacidad intelectual que la tiene postrada en cama de forma permanente; su otra hija también está en una situación delicada.
Además, a Kelly lo despidieron porque, al tener un elevado nivel de azúcar en la sangre, no dura en los trabajos. Su enfermedad le impide subirse al techo a reparar las inacabables goteras que dañan el endeble techo de hojas de petatillo (el material más barato), que implacable moja la única cama -o más bien, colchón en el suelo-.
A nivel institución privada, hay múltiples ejemplos de organismos, como los que ya hemos difundido en diversas ocasiones (Carita de Dios, Orfanatorio Esperanza, Asilo El Tesoro de Vivir, Casa De Día Para Abuelitos Por Amor) y muchos organismos de la sociedad civil que hacen una labor extraordinaria y prácticamente milagrosa, pero que harían mucho mejor su noble misión si contaran con más apoyo.
Todo es cuestión de dar ayuda.
Alberto Sandoval es comisionado del ITAIPBC y fundador de Alianza Civil, A.C. Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: www.AlianzaCivil.Org Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval