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lunes, febrero 19, 2024
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Pólvora en infiernitos

Al General Felipe Ángeles, a sus 100 años

 


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Las familias del mundo han sido sacudidas por la presencia de las drogas, no solo del alcohol y el tabaquismo -un verdadero suicidio-, sino por el agravamiento del volumen de drogas naturales y un desarrollo de veneno químico sintético.

No enfrentar con responsabilidad y efectividad este cáncer de la humanidad es criminal de parte de los políticos, sus partidos y sus eventuales programas de gobierno temporal. No existe aún la construcción de sistemas de ideas internacionales serias -proporcional a la magnitud del problema- para enfrentar la producción, distribución y consumo de  enervantes; tampoco existen programas permanentes globales, y esta desarticulación de esfuerzos no es casual, su ausencia es parte del plan de las fuerzas siniestras que lucran con la muerte de millones…

Las cifras internacionales de daños a millones de familias, cuya gravedad no se difunde, ni analiza, y menos se estudia su amenaza potencial. En cambio, se tolera esta aberración de policías locales de proteger el narcomenudeo.


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El narcotráfico no solo es un planteamiento de grave problema de salud pública, ha atemperado las contradicciones y crisis de reproducción de capitales con el contrapeso: una masa creciente de pobres que consumen poco, nada o de la basura. El capital en el narco tiene crecimiento geométrico e infame; por eso su poder dominante, extraordinario y la captura de la economía, del Estado y de las instituciones, incluidas las iglesias y aparato de justicia.

Esa vitalidad de hacer dinero inimaginable tiene un costo de destrucción del tejido social, de muerte en gran escala, generalizado, y ataca la vida, la salud y el desarrollo de jóvenes, niños, mujeres a tal grado que ha creado violencia y un dolor incontenible que vivimos a diario.

El plan contra las cabezas del narcotráfico no aborda los nervios del crimen. No por falta de tecnología, de información y capacidad de profesionales, sino por una ecuación formulada desde las élites dominantes y su filosofía de la perversidad, la complicidad, la falta de voluntad internacional, la infiltración del soborno macro e institucionalizado, la corrupción de mafias en las filas del Estado (dígase sistema financiero, justicia, ejército, policías, aduanas, iglesias o lo gubernamental) y la complicidad de elementos nacionales e internacionales. Las iglesias, universidades, y alcaldes, con su silencio lucrativo son cómplices.

En México existe la corrupción, doble moral y doble discurso; también en Europa, Canadá, y esencialmente en Estados Unidos, el gran consumidor de estupefacientes. Se suman a esta alianza global los países exportadores de Sudamérica, donde las condiciones y experiencia de fabricación en gran escala de cocaína son intocables.

Este cuadro ha creado “la narco economía” y una narco sociedad de zombis, pero con gran peso en el Producto Interno de cada país y regiones. Es una de las cinco patas de la economía (sumándose a las remesas, exportaciones, turismo y petróleo) mientras el Estado mexicano y el resto de las naciones no creen planes estratégicos, que incluya la intervención eficaz y soberana.

¿Propuestas? Una autentica ética política constitucional en los partidos y organizaciones políticas que, al llegar al poder, son el brazo ejecutor de acciones efectivas contra este problema gravísimo de salud pública.

Y la intencionalidad y capacidad de desmantelar las columnas de inteligencia financiera, donde la red bancaria tiene en sus bóvedas, venas de dinero sucio y lucran con enormes ganancias al lavar capitales.

Necesariamente se debe limpiar a fondo de corrupción las estructuras del ejército, fiscalías, cuerpos policiacos, así como transparentar los sistemas de inteligencia de la información. Se sospecha, pero aún no existen datos ni conciencia pública sobre el soborno a los altos mandos del Estado, desde el Presidente para abajo. Estados Unidos, Honduras, Colombia y México… De este tema hubo chispazos sin investigar en el juicio al “Chapo”.

El narco controla la compra de armas con la complicidad del personal de aduanas y los rayos X. Entonces el lavado de enormes capitales que llegan al sistema financiero nacional e internacional, desdoblado en construcción de mega edificios, viviendas, industrias, financiamientos electorales, religiones y obras de caridad.

Insultan a la sociedad los gobiernos que, disponiendo de la tecnología y de inteligencia, se aplican para extorsionar delincuentes menores o contra la oposición crítica. La pólvora en infiernitos. La investigación científica aún no aplica para demostrar las pruebas necesarias en un juicio justo. Esas omisiones no son accidentales, prueban que el dinero sucio devora la vida y la salud pública.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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