Durante seis temporadas, los seguidores de esta serie británica gozaron las peripecias de una familia aristócrata mientras trataba de mantener todo en orden en su mansión, con una servidumbre que funcionaba como un ensayo perfecto, cada quien sabía su ocupación y hacía lo que le correspondía, aunque de vez en cuando había faltas a la etiqueta o destellos de resentimiento social.
Habrá sido la nostalgia o tal vez esa sensación crítica a la aristocracia lo que hizo popular esta serie, lo cierto es que Julian Fellowes supo exactamente lo que debía hacer para que la fórmula funcionara de nuevo en la gran pantalla, donde los Crawley ahora tuvieron más posibilidades de manifestar una cara más amable.
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Así nos encontramos con Lady Mary (Michelle Dockery), la Condesa de Dowager (Maggie Smith), Lord Grantham (Hugh Bonneville), Lady Grantham (Elizabeth McGovern), Lady Edith (Laura Carmichael) y Tom (Allen Leech) por el lado noble; y la señorita Hughes (Phyllis Logan), Carson (Jim Carter), Anna (Joanne Froggatt), el señor Barrow (Robert James-Collier) y el señor Bates (Brendan Coyle) a la cabeza de la servidumbre.
Como era de suponerse, nadie le gana a la carismática Smith, pero en general tenemos un elenco estupendo, igual que en la serie, con la misma dinámica y las hazañas cotidianas que, al final, todos terminan elaborando para mantener a flote la residencia de Yorkshire.
El mayor mérito de este largometraje es hacer hincapié en los exageradísimos detalles de la visita del Rey Jorge V (Simon Jones) y la Reina María (Geraldine James), casi obsesivos y hasta cierto punto divertidos, precisamente por lo meticuloso del ejercicio.
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Pero eso es “Dowton Abbey”, la serie y ahora la película que seguramente cumple las expectativas de los fanáticos y también permite que los neófitos se engranen en la historia, gracias al estupendo trabajo del elenco y una dirección que, al igual que los Crawley, jamás pierde el control. ***
Punto final.- Ya viene el “Guasón” de Joaquin Phoenix.
