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viernes, febrero 16, 2024
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El suicidio no discrimina

Desde el 2013, cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y se intenta promover en el mundo una serie de compromisos y medidas específicas y puntuales para prevenir los suicidios. Hoy sabemos que cada día hay, en promedio, casi tres mil personas que ponen fin a su vida; al menos veinte personas intentan suicidarse, por cada una que lo consigue, según datos de la Organización Mundial de la Salud. También sabemos que cada cuarenta segundos una persona se suicida.

Y es por esas alarmantes cifras y las reveladas en el informe del relator especial Paul Hunt -sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental- que se vuelve indispensable colocar el tema en la agenda pública, por lo menos un día, para que se visibilice ese problema que aqueja a la humanidad y se asuma con sus orígenes multifactoriales; pues no es un tema exclusivo de la psiquiatría y la psicología, sino que incluye la cultura, el ambiente y el nivel de desarrollo de las comunidades.


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La adopción del Plan de Acción Integral de Salud Mental 2013-2020 por la Asamblea Mundial de la Salud, que comprometió a los 194 estados miembros a reducir sus tasas de suicidio en un 10% para 2020, parte de reconocer que durante mucho tiempo se ha abordado el tema de manera errónea, desde un paradigma biomédico-reduccionista y no uno de inclusión y de derechos humanos.

En los últimos días, con motivo del día mundial mencionado -y de muy lamentables sucesos ocurridos en la región-, diversos medios se dieron a la tarea de divulgar información sobre la importancia de la prevención del suicidio, dando a conocer algunas historias de vidas que ya no están. Las mismas nos llevan a corroborar que el suicidio no discrimina, pero que la discriminación sí empuja muchas veces al suicidio; que hay personas de diversos contextos que toman la decisión de terminar con sus vidas no sólo por discapacidad psicosocial. Aunque sean más las mujeres las que lo intentan, son más los hombres que lo logran.

El relator especial sobre Derecho a la Salud señaló: “Una de cada cuatro personas padecerá de un trastorno mental en alguna fase de su vida. Además, la incidencia de trastornos mentales va en aumento. Aproximadamente, 450 millones de personas en todo el mundo sufren trastornos mentales o neurológicos o tienen problemas de índole psicosocial. Muy pocas de ellas reciben tratamiento, asistencia y apoyo; cuando lo reciben, suele ser de manera sumamente inapropiada. La salud mental es uno de los componentes más descuidados del derecho a la salud”.


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Por mi parte, el 31 de mayo del presente año, como presidenta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, observé en la Recomendación General 3/2019 la necesidad de emitir a la brevedad posible la reglamentación necesaria para la implementación plena de la Ley de Salud Mental para el Estado de Baja California, y de realizar un Programa de Salud Mental en el que se incluyan: estrategias medibles, concretas y sostenibles en materia de prevención, terapia y rehabilitación; modelo de salud mental; atención a grupos en situación de vulnerabilidad; combate a las adicciones; consentimiento informado; prohibición efectiva de tratos crueles, inhumanos o degradantes, de la explotación sexual, laboral o de cualquier otra especie y de la discriminación.

Uno de los objetivos de la Recomendación fue incidir en el fortalecimiento y rediseño de una política pública bajacaliforniana para garantizar el derecho de protección de la salud mental, dejando evidente las graves omisiones en las que ha incurrido el Estado. Ojalá que el nuevo secretario de Salud asuma fuertemente el compromiso y logre mejorar las condiciones de la Secretaría y el Instituto de Psiquiatría del Estado, así como fortalezca su quehacer con una perspectiva interseccional y de género.

El 10 de septiembre pasado me encontraba impartiendo un taller frente a 10 mujeres con discapacidad, varias de las cuales ya habían pasado por el intento de suicidio. El suicidio no discrimina, pero la discriminación si puede empujar al suicidio.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California. Correo: melbaadriana@hotmail.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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